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Por Luis Bruschtein desde Ushuaia Con una declaración política del Mercosur, Bolivia y Chile como zona de paz y la incorporación del Protocolo de Ushuaia sobre compromiso democrático en la región culminó ayer aquí la XIV Cumbre de Presidentes del bloque regional, que contó con la asistencia como "invitado especial" del presidente de Sudáfrica, Nelson Mandela. En la rueda abierta que celebraron ayer, luego de la deliberación a puertas cerradas, los mandatarios de Argentina, Carlos Menem; Brasil, Fernando Henrique Cardoso; Paraguay, Juan Carlos Wasmosy, y Uruguay, José María Sanguinetti, que integran el Mercosur, así como los presidentes de los estados asociados al bloque, Chile y Bolivia, Eduardo Frei, y Hugo Banzer, respectivamente, resaltaron los beneficios del acuerdo de integración regional, y coincidieron en destacar que el "crecimiento de las economías debe verificarse en el mejoramiento del nivel de vida de los pueblos". En la conferencia de prensa final, también hubo coincidencia en plantear un frente común ante la política de subsidios a la producción agrícola de los países europeos (ver aparte). La incorporación del Protocolo de Ushuaia sobre compromiso democrático, al Tratado de Asunción --que funciona como estatuto constituyente del Mercosur-- implica que toda ruptura del orden democrático en alguno de los países miembros dará lugar a una aplicación de medidas que abarcarían la suspensión de ese país como miembro del bloque regional. De esta manera, el país afectado perdería los beneficios que se desprenden de los distintos acuerdos de integración. La declaración había sido suscripta por los mandatarios en la reunión efectuada en San Juan, Argentina, en julio de 1996. La propuesta de un acuerdo político de ese tipo había surgido en ese momento del presidente paraguayo Juan Carlos Wasmosy, quien afrontaba la rebeldía de un sector militar liderado por el general Lino Oviedo. Pero más tarde, los términos de la declaración fueron usados para poner señales de advertencia al mismo Wasmosy por los altibajos del proceso electoral en ese país. La incorporación del Protocolo al Tratado de Asunción fue propuesta ayer por los mandatarios de Argentina y Uruguay. En el artículo primero, el protocolo establece que "la plena vigencia de las instituciones democráticas es condición esencial para el desarrollo de los procesos de integración entre los estados partes del Protocolo". Y en el artículo segundo se advierte que "este Protocolo se aplicará a las relaciones que resulten de los respectivos acuerdos de integración vigentes entre los estados partes, en caso de ruptura del orden democrático en alguno de ellos". De allí en adelante se describen las medidas que podrían adoptarse en caso de la ruptura democrática en alguno de los países que integran el Mercosur y sus dos asociados, pero se aclara que esas medidas dejarán de tener efecto cuando sea restablecido el orden democrático. La declaración del Mercosur, Chile y Bolivia, como zona de paz, más allá de su contenido, busca el efecto de mostrar una región estable y predecible, frente a conmociones como las provocadas por la carrera armamentista desatada entre Paquistán y la India. En su discurso de cierre Menem se encargó de mencionar este aspecto. El texto de diez puntos declara al Mercosur, Bolivia y Chile como Zona de Paz y libre de armas de destrucción en masa y manifiesta que "la paz constituye un elemento esencial para la continuidad y desarrollo del proceso de integración del Mercosur". En otros cinco puntos se plantean la realización de esfuerzos conjuntos en foros internacionales para la no proliferación de armas nucleares y otras de destrucción masiva, y fortalecer los mecanismos de cooperación en temas de seguridad y defensa. En ese contexto se suscitaron algunas desinteligencias con respecto del Tratado sobre Hielos Continentales entre Chile y Argentina (ver aparte). Los presidentes aceptaron la iniciativa presentada por Menem en cuanto a comenzar a discutir la posibilidad de un pasaporte único para los habitantes de los países del Mercosur, más Chile y Bolivia, así como la iniciación de un proceso que tienda a la equiparación de garantías, derechos y obligaciones de todos los ciudadanos de estos países para lo cual es necesario armonizar legislaciones internas y la adopción de nuevos instrumentos jurídicos. Resultó paradójico que la Cumbre se realizara en Ushuaia, que en su carácter de "área portuaria especial" no es abarcada por los acuerdos y beneficios comerciales que produce el bloque regional. La próxima Cumbre se realizará dentro de seis meses en Río de Janeiro, cuando culmine el período de la presidencia pro tempore de Brasil, que comenzó ayer.
Por D. C. desde Ushuaia La negativa de la Unión Europea a incluir en las negociaciones con el Mercosur la cuestión agrícola motivó una contundente respuesta por parte de los cuatro presidentes del bloque regional. Dijeron a coro que no se avanzará en las discusiones sobre la integración comercial si este tema no forma parte de la agenda. Más aún, advirtieron que como Estados Unidos cedió en el mismo conflicto, se privilegiará el Area de Libre Comercio para las Américas (Alca) para alcanzar más rápidamente convenios intrarregionales. El entuerto es definitivo. La UE pretende iniciar el diálogo tratando aspectos que generan menores rispideces. Pero en la Cumbre del Mercosur que ayer concluyó en Ushuaia, los mandatarios de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay sostuvieron, en una trascendente definición política, que es "todo o nada". En rigor, esa posición ya la habían adelantado en oportunidades anteriores. Pero la novedad fue que el miércoles pasado, el cuerpo técnico de asesores de la UE ignoró las advertencias y se pronunció en contra de incluir el tema agrícola. Los delegados de Francia y Bélgica fueron los que bloquearon esa alternativa. Es que en esos países, y en otros del viejo continente, existe un desarrollado mecanismo de subsidios para sus productores, que no están dispuestos a desmantelar. Otro aspecto conflictivo son las barreras paraarancelarias que aplican aquellas naciones para el ingreso de granos y carnes del Mercosur. Por lo tanto, son conscientes de que, si abren las deliberaciones sobre estos puntos, tendrán cosas que ceder. A su turno, cada uno de los presidentes del Mercosur dio una respuesta. Cuando fueron consultados en la conferencia de prensa final de la Cumbre, de inmediato dijeron "no, queremos que se trate todo". El primero en tomar la palabra, tras esa espontánea declaración conjunta, fue Carlos Menem. Aclaró que en la Unión Europea hay voces discordantes con la decisión que finalmente adoptó el órgano consultivo. "He tenido la oportunidad de ver por televisión el alegato del presidente de la Comunidad. Les dijo a los demás miembros del bloque que no era posible perder un mercado como el Mercosur a partir de este tipo de subsidios, que evidentemente descolocan a nuestra producción", subrayó. Y confió que en las reuniones privadas de ayer con Fernando Cardoso, Eduardo Frei y Julio María Sanguinetti les comunicó que "no es posible concretar ese acuerdo marco de establecer una zona de libre comercio con la Unión Europea, si los maestros del libre comercio ejercen todo aquello que es la negación de esta propuesta". Luego remarcó que en el Mercosur "se reflexionó" sobre aspectos similares a los que ahora debaten en la UE y se asumió una actitud "responsable". "Hemos establecido una economía de mercado y eliminamos un montón de controles que no nos daban la posibilidad de ofrecer una competencia sana y leal", aseguró. "Mantener subsidios --concluyó-- no hacen a la propuesta del Mercosur, porque eso es competir deslealmente, y no lo vamos a aceptar". Sanguinetti, el presidente de Uruguay, tomó la posta. Dijo que el Mercosur sostuvo la misma línea frente al Alca, es decir que la negociación debía ser global y "en consecuencia alcanzar todo el espectro de los productos de bienes y servicios". Esa fue la estrategia en las negociaciones del tratado de libre comercio de las Américas, que en definitiva tuvo éxito porque la postura del Mercosur fue aceptada. Al igual que Menem, señaló que los ministros de Agricultura europeos, que fueron quienes dieron su resolución el último miércoles, "adoptaron una actitud negativa, pero la decisión no es definitiva, porque esos funcionarios componen un cuerpo asesor, que no es el que define los asuntos", indicó. "Ellos reflejan la presión de los intereses agrarios. Pero están preocupados porque sienten que hay una corriente muy fuerte en la opinión pública europea que considera que estamos en un mundo de competitividad y no pueden existir más esos privilegios", manifestó. Por último, Cardoso, mandatario de Brasil, fue el que dejó picando la mayor advertencia. Dijo que el Mercosur no negocia sólo con la UE, sino que también tiene interés en firmar otros acuerdos de integración, especialmente con el Alca. "No estamos en una posición de apuro. Tenemos espacio para negociar. Creo que nos interesa tanto a nosotros como a los europeos mantener una relación correcta en la negociación". Y comentó que "habrá una competencia entre el Alca y la UE por el Mercosur. Por eso, debemos mirar esto con toda tranquilidad, sin ceder en nuestros intereses".
ARGENTINA Y BRASIL SIN ACUERDO Por D.C. Fue la crónica de una muerte anunciada. Desde hace tres semanas se sabía que la Cumbre de Presidentes del Mercosur no arrojaría grandes novedades en los aspectos económicos. El punto que concitaba mayor atención era el avance que pudiera haber en las negociaciones del nuevo régimen automotor. Pero los jefes de Estado y ministros de Economía no pudieron torcer una historia de escaso éxito que había comenzado a tejerse veinte días atrás en Buenos Aires, cuando los ministros y secretarios de Industria del bloque fracasaron en destrabar los conflictos entre las propuestas de Argentina y Brasil. Sin embargo, los representantes de uno y otro país vieron el tema con diferentes cristales sobre los avances logrados. El ministro de Industria brasileño, José Botafogo Gonçalves, aseguró ante este diario que en esta Cumbre "hubo definiciones importantes" y pronosticó con un alto grado de certeza que "en el próximo encuentro se firmará el acuerdo por el nuevo régimen". Ese cónclave se desarrollará en diciembre en Río de Janeiro. En cambio, Roque Fernández opinó que "es mejor no sacar un convenio contra viento y marea", y puntualizó que hay tiempo hasta el 2000 para cerrar las negociaciones. Las diferencias son por los subsidios que otorga Brasil a las terminales radicadas en su territorio, un tema espinoso, según reconoció el ministro de Economía en diálogo con Página/12 (ver aparte). El otro conflicto pasa porque Argentina reclama que se fije un mínimo de autopartes nacionales para la fabricación de los vehículos. Con ello se pretende defender a las industrias de piezas nacionales, frente a las poderosas brasileñas. En otro orden, comenzaron las negociaciones para establecer una moneda única para el bloque regional. Esa propuesta es impulsada por Carlos Menem, pero genera fuertes opiniones en contrario de economistas privados de los cuatro países. Y los presidentes de Brasil, Uruguay y Paraguay no están tan convencidos de que sea una buena idea. Por lo tanto, en la declaración final de la Cumbre se firmó un protocolo en el que se destaca su tono diplomático. Se sostiene que comenzará a analizarse esa posibilidad, pero no se establecen plazos concretos para la definición del tema. Finalmente, el otro punto de la agenda económica era la negociación por el azúcar. Como en el caso de los autos, Brasil otorga subsidios, aunque en este caso no reconoce esa posición Los representantes del país vecino hicieron una propuesta en la Cumbre para destrabar el tema, pidiendo que se haga un estudio serio sobre si existen o no subsidios. Argentina y Paraguay no quedaron conformes, y pretenden que el mayor integrante del Mercosur reconozca que efectivamente los otorga.
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