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Página/12 en EE.UU. Por Mónica Flores Correa desde Nueva York A la vera del gran comercio con Viagra, está floreciendo otro prometedor negocio, el de los juicios al laboratorio Pfizer por ataques cardíacos y eventuales muertes presuntamente ocasionados por la píldora contra la impotencia. En el fin de semana pasado, un hombre de 63 años demandó a la compañía creadora de la droga por la impactante suma de 85 millones de dólares alegando que el medicamento lo había enfermado del corazón. Y el lunes, tres señores más se reunieron en una demanda conjunta por 255 millones de dólares con reclamos parecidos. Pfizer se limitó a contestar con un comunicado en el que reiteró que la droga había sido ampliamente probada en la etapa de investigación. Dijo también que por la forma en que el abogado que representa los cuatro casos había manejado el tema, las demandas parecían "estar más dentro de la naturaleza de la propaganda de un abogado que dentro de la buena fe de un litigio". La Food and Drug Adminstration confirmó que había habido 39 muertes de hombres que usaron la droga. Pero la agencia sostuvo que seguía convencida de que Viagra es segura para aquellos pacientes que no tienen los problemas apuntados por las contraindicaciones. Inclusive, dijo la FDA, en los 39 casos no se puede afirmar contundemente que estas muertes hayan sido atribuibles a la droga más popular de este año. Junto con el comunicado, donde plantea que la intención del abogado y las demandas son dudosas, Pfizer distribuye el aviso que el abogado Ronald Benjamin, que representa a los presuntos damnificados, ha puesto en los diarios. "Veintitrés muertes se vinculan al uso del Viagra", dice el comercial que ha quedado desactualizado con respecto de la cifra que maneja la FDA. Entre otros considerandos, el anuncio informa que "la oficina de Ronald R. Benjamin acepta ahora casos de clientes perjudicados por Viagra. Ofrecemos nuestra experiencia sustancial para perseguir litigios contra compañías farmacéuticas por dolencias causadas por sus drogas". En el aviso, Benjamin da un número 0800 para que clientes potenciales llamen gratis. La FDA ha advertido que el repentino esfuerzo que implica retomar la actividad sexual puede poner a los hombres en peligro de enfermarse del corazón. La agencia insta a los médicos a que establezcan el estado cardíaco de sus pacientes antes de recetar la droga. Desde abril, Viagra ha sido recetada aproximadamente unas dos millones setecientas mil veces. La píldora tiene contraindicaciones explícitas. No puede ser recetada a hombres que toman medicinas que contienen nitratos, porque la combinación con este tipo de sustancias químicas puede ser letal. Ochenta y cinco por ciento de las muertes se produjeron en hombres que tenían por lo menos un factor de riesgo de enfermedad cardíaca. Catorce muertes ocurrieron en las dos horas siguientes a la actividad sexual. Consultado por Página/12, el abogado Benjamin acusó a la FDA de favorecer a la industria farmacéutica. "No es la primera vez que esta agencia prueba drogas que son perjudiciales. Sin remontarnos demasiado lejos, el año pasado hubo varios casos fatales debido a las drogas Fen Phen y Redux (medicamentos para adelgazar)", dijo. Como ejemplo de esta presunta complicidad, Benjamin argumentó que Viagra había sido aprobada por un camino muy rápido (fast track) que sólo se usa para drogas que se recetan en casos de vida o muerte. "Que yo sepa, esto no tiene que ver con Viagra. Esta droga teóricamente sirve para mejorar la calidad de vida", señaló. Benjamin descalificó el argumento dado por Pfizer de que las demandas eran una treta publicitaria con una mera motivación económica. "Pfizer no ha investigado exhaustivamente esta droga. Cuando al jurado le presentemos las pruebas, se darán cuenta de que se ha jugado con la gente. Pfizer y la FDA están jugando la ruleta rusa con la vida de la gente", afirmo. Para ganar los juicios, Benjamin tendrá que probar que Pfizer ocultó información clave acerca de los riesgos que entrañaría la ingestión de la píldora. En la primera demanda presentada por el abogado, la de Diego Padro, un hombre de 63 años descendiente de españoles y portorriqueños que reside en Queens, se sostiene que Viagra "es un producto irrazonablemente peligroso". Después de sufrir un ataque cardíaco en mayo, tras cinco días de tomar la medicación antiimpotencia, Padro afirma que todavía sufre dolores y ansiedad. Los otros tres demandantes, los que reclaman a Pfizer un paquete de 255 millones de dólares por daños y perjuicios, también atribuyen sus males de corazón a la píldora. Las esposas de Robert Selig, de 59 años, Jerald Sossner, de 58 años, y Charles Worrel, de 42 años, son codemandantes. Lógicamente: tantos millones de dólares pueden compensar y consolar a una mujer de cualquier disfunción eréctil conyugal.
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