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Por Mariana Carbajal Louise Brown, la primera bebé de probeta, cumple hoy 20 años. Desde su nacimiento, en 1978, la reproducción asistida se ha difundido a tal punto que se estima en 300.000 la cantidad de niños concebidos hasta el momento fuera del seno materno a través de técnicas de fertilización in vitro en todo el mundo. Según datos de la Sociedad Argentina de Esterilidad y Fertilidad (SAEF), en el país sumarían más de 4000 los nacimientos. En estas dos décadas, los avances científicos han permitido resolver con creces los casos más severos de infertilidad masculina. La gran asignatura pendiente es la mujer: cómo mejorar la calidad de los óvulos, perfeccionar el congelamiento los mismos y posibilitar su maduración in vitro, son actualmente los principales temas de investigación. El primer nacimiento de un bebé concebido in vitro en Argentina se produjo en 1986 y fue conseguido por el equipo encabezado por el prestigioso médico Roberto Nicholson, recordó ayer a Página/12 Ester Polak de Fried, coordinadora del Capítulo de Fertilización Asistida de la SAEF. "Después de la fertilización in vitro, el segundo gran invento en materia de fecundación asistida fue el ICSI, la inyección de un único espermatozoide dentro del óvulo. Aquellos hombres que antes necesitaban donantes, les alcanza con tener sólo un espermatozoide en el eyaculado. Y si no lo tienen ahí se lo puede buscar directamente en el testículo", describió Polak, directora del CER Instituto Médico. El primer bebé concebido a través de esta técnica en el mundo nació en el '92 en Bélgica. En la Argentina, el ICSI debutó con éxito en el '94. "Hoy la asignatura pendiente es la mujer. Muchos embarazos actualmente no son posibles por la mala calidad de los óvulos", apuntó Sergio Pasqualini, director médico de Halitus. Las técnicas de congelamiento de óvulos todavía están en pleno desarrollo. "Las chances de sobrevida ovocitaria son aún bajas. Pero se ha mejorado la fertilización de aquellos óvulos que sobreviven al congelamiento", explicó Polak. En diciembre del '97 nació en el país el primer bebé procreado con un óvulo descongelado y el método ICSI. Hace años que embriones y espermatozoides pueden criopreservarse sin problemas. La posibilidad de congelar óvulos permitirá preservar la fertilización futura de la mujer en los casos en que deba someterse a un tratamiento de quimioterapia o haya que extraerle los ovarios. "También posibilitará a una mujer que sabe que su tiempo biológico para concebir se puede terminar y está sola, guardar óvulos para cuando conforme una pareja estable", agregó Polak. Además se está intentando lograr la maduración de óvulos in vitro. Otro aspecto en investigación es la transferencia citoplasmática o nuclear del óvulo para mejorar su calidad. "En una mujer de 40 años, la información genética del óvulo, que está en el núcleo, suele ser correcta pero lo que puede estar mal es la calidad del citoplasma. Se podría trasplantar este núcleo sano a otra célula, con lo cual se mantienen los genes", detalló Pasqualini. La terapia genética es otro campo de investigación, todavía experimental. "Aquellos matrimonios que tienen problemas genéticos transmisibles a su descendencia, podrían concebir hijos sanos si se introduce en el núcleo de las células germinales un gen que produzca un cambio en esos cromosomas con problemas", indicó Gabriel Fiszbajn, director asociado del CEGYR. Paralelamente al avance de las técnicas, han ido disminuyendo los prejuicios en torno de la fertilización asistida. "Cuando fue la concepción del primer bebé de probeta, los dos médicos que desarrollaron el método in vitro fueron repudiados y segregados no sólo por la sociedad en general sino particularmente por la sociedad científica. Hoy la fertilización asistida es una técnica común, aceptada socialmente. Nadie esconde que está en un tratamiento de este tipo", describió Fiszbajn.
LOUISE BROWN, LA QUE INAUGURO LA TECNICA Louise Brown apagará hoy 20 velitas. La primera niña fecundada in vitro ya es adulta. Pero ella no se siente un milagro andante. Cuenta que le gusta que la traten como una "chica normal", tomar cerveza con sus amigos y divertirse por los suburbios de Bristol, en Inglaterra, donde vive junto a sus padres y su hermana Natalie, otra chica-probeta. Desde su gestación los médicos fecundaron miles con el mismo método de fertilización, pero su caso fue el primero en el mundo y quedó registrado en el libro Guinness. Ella prefiere el anonimato pero no puede evitar ocupar, como hace 20 años, el centro de la escena. Trece minutos antes de la medianoche del 25 de julio de 1978, Lesley Brown vio cumplir su sueño de ser madre. En el hospital de Oldham, al norte de Inglaterra, gestó la primera bebé probeta del mundo que pesó 2,607 kilos y nació en perfecto estado de salud luego de una operación cesárea. El experimento del doctor Patrick Steptoe había resultado exitoso. Un nuevo capítulo en la historia de la ciencia abría el paso a la polémica sobre la manipulación de óvulos. Un mes después de ser concebida, Louise fue presentada por televisión y esas imágenes recorrieron las cadenas de todo el mundo. Cuando cumplió cuatro años, sus padres le dijeron que era una niña-probeta. Pero entonces ella no entendió nada de lo que le contaron. Como el resto de los chicos de su edad, empezó a ir al jardín de infantes, fue a la escuela y terminó la secundaria en un colegio público de Witchur, en Bristol. Allí vive con sus padres y su hermana Leslie, también concebida por fertilización in vitro. Siempre se mantuvo ajena al interés que despertó en los demás. Nunca recibió atención psicológica especial, pero cada tanto reclama ser una "chica normal", como el resto de sus amigas. "Papá me reta cuando regreso demasiado tarde, pero me gusta tomar cerveza con los amigos", declaró cuando cumplió 17 y despuntaba como una adolescente más bien rolliza, de ojos celestes y mirada inquieta. Desde entonces dijo que le gustaría ocuparse de cuidar niños pequeños y se largó a estudiar enfermería. Louise no recuerda nada de aquel momento trascendente. Aún no sabe si desea tener hijos. Pero asegura que no va a interesarse de manera especial por las técnicas de reproducción asistida. A lo largo de su corta vida, muchos ya lo han hecho por ella.
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