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Por Raúl Kollmann Los adherentes de la Alianza no quieren que haya una negociación para determinar quién será el candidato presidencial. Esperan ser ellos mismos en la interna abierta de noviembre los que decidan si el puesto es para Fernando de la Rúa, que asoma hoy como favorito, o Graciela Fernández Meijide. A los adherentes no les gusta nada la idea de la "pata peronista". Y son prácticos: no aguardan espectaculares aportes programáticos sino, simplemente, que la Alianza le gane al justicialismo el año próximo. Las conclusiones surgen de un estudio nacional realizado por la consultora Sofrés-Ibope, que conduce Enrique Zuleta Puceiro. En total se encuestaron 1.350 personas en Capital Federal, Gran Buenos Aires, La Plata, Mar del Plata, Bahía Blanca, Santa Fe, Rosario, Córdoba, Mendoza, Salta, San Miguel de Tucumán, Corrientes, Catamarca, La Rioja, San Juan, Victoria (Entre Ríos), Bariloche, Villa Angela (Chaco), Venado Tuerto, Santa Rosa y Neuquén. Es decir, que se trata de una muestra representativa de grandes y pequeñas ciudades. El trabajo se realizó durante el fin de semana pasado y se respetaron las proporciones por edad, sexo y nivel socioeconómico. El sondeo revela que en los últimos tres meses la Alianza ha perdido algo del enamoramiento inicial que tenía con la sociedad. Hay menos gente que opina bien del frente UCR-Frepaso y menos gente que anuncia su compromiso de ir a votar en la interna abierta. No obstante, los datos siguen mostrando que la Alianza es claramente favorita para ganar en 1999. Su caída de imagen no se traduce de ninguna manera en un salto de votos hacia el PJ. Zuleta sostiene que "en principio, la gran coalición sigue avanzando hacia el '99. El hecho básico es que, unido, el voto opositor sigue primando, cualquiera sea el nivel de consistencia". Es decir que más allá de caídas, desencantos e incluso tensiones internas, la Alianza se impone nítidamente al oficialismo. "Uno de los errores de presentación al electorado --dice Zuleta-- es la idea de la Alianza como una nueva fuerza política argentina, que emerge sobre los restos de los viejos partidos. En realidad, la Alianza es una coalición exclusivamente electoral. Eso es lo mejor que le ve el electorado: que políticos absolutamente heterogéneos hayan podido articular una política mayor, capaz de enfrentar y derrotar al menemismo. Por eso, aunque haya sectores importantes de su electorado desencantados con lo que está haciendo o no la Alianza, ello todavía no afecta su eficiencia como alternativa. La hipótesis de que los desencantados voten al oficialismo parece por ahora descabellada." Los consultados se definen con mayor precisión en los métodos que en el programa de la Alianza. Por eso la gente se pronuncia por elegir el candidato presidencial sí o sí a través de las internas abiertas y no mediante un acuerdo entre los partidos; piensa en una fórmula abierta y sugiere, de hecho, que los dirigentes no se enfrasquen en una polémica programática. Zuleta sostiene que "el factor programático es riesgoso. Las diferencias de estilo y perspectiva son amplias y las ideas acerca de los problemas son diferentes. Hay discrepancia o ausencia de posturas claras en cuestiones como la desregulación telefónica, el déficit comercial externo, el futuro de los programas focalizados de ayuda social y lucha contra la pobreza". E insiste: "La Alianza es, ante todo, un instrumento de oposición al Gobierno y por esta vía se profundizará -piensa la gente-- la lucha contra la corrupción y la promoción de valores de ética y más equidad social". El estudio de Sofrés-Ibope muestra dos procesos que están en sus comienzos. Por un lado, parece haberse frenado la caída de la imagen del Gobierno y de la gestión económica. No es que Menem logre grandes índices de aceptación, pero en abril apenas el 12 por ciento opinaba bien del Presidente y ahora, en julio, ese porcentaje trepó al 20.5. Las opiniones sobre la gestión económica también registran un crecimiento parecido. El otro proceso en marcha es el debate interno de la Alianza. "Desaparecido el enemigo común -dice Zuleta-- resurgen las diferencias, se acentúa la crítica y se debilitan los factores de unidad. Esta va a ser la situación de ahora en más de la Alianza. Lo que unía era el antimenemismo. El debate interno será a fondo y es de esperar que sus efectos no enerven al proyecto general." El consultor piensa que los dirigentes intermedios jugarán un papel fundamental y serán la clave para evitar los riesgos. Hoy, prácticamente todas las encuestas señalan que si la elección de 1999 se realizara ahora, la Alianza tendría una ventaja de cerca de 20 puntos sobre el PJ. Algo así como un 55 por ciento de la intención de voto, contra un 35 por ciento del justicialismo. Sin embargo, el camino a los comicios presidenciales recién empieza y habrá que ver cómo reacciona el electorado frente al paso al costado que dio el Presidente y el nuevo menú de candidatos que presentará el partido de gobierno. Del lado de la Alianza queda por ver cómo sigue la coalición opositora, qué sucede con la elección interna y cómo se resuelve el problema de la designación del candidato presidencial. Puede darse un escenario de nuevo entusiasmo con la fuerza opositora, y también uno de mayor desencanto. Por ahora, sin embargo, la Alianza es ampliamente favorita. Siempre que cuide su ventaja.
Tome de aquí el motivo que más le (dis) guste Interna sí: la gente tiene que sentir que elige. Interna no: cristaliza posiciones partidarias. Sí para que el candidato sea fuerte. No porque el consenso funcionó bien en Italia. Cuatro investigadores opinaron cómo debe definirse la fórmula presidencial de la Alianza. Argumentos a favor y en contra de la interna. * Fortunato Mallimaci (decano de la Facultad de Ciencias Sociales) Creo que el candidato presidencial de la Alianza debe definirse a través de una interna. La gente tiene que sentir que elige, que tiene una participación activa, porque si no la Alianza va a ser más de lo mismo. Si realmente quiere aparecer como una coalición distinta tiene que diferenciarse en sus métodos, evitar el dedo, porque no es mejor el dedo progresista que el dedo conservador. La gente busca participar. Da la espalda a la política cuando le plantean propuestas de militancia que la toman de objeto, pero dice que sí cuando se la tiene en cuenta. El método que utilice la Alianza para elegir su candidato a Presidente va a definir un camino, ahí se va a notar en qué clase de fuerza se va a constituir. * Franco Castiglioni (director de la carrera de Ciencia Política) Cuando una Alianza está naciendo lo mejor es llegar a consenso para definir las candidaturas. De esa forma se evita que en una interna se cristalicen las posiciones de cada partido y que cada votante vaya a defender su propia camiseta. La gente cree que es mejor una interna porque los pactos están muy mal vistos en este país: no se han respetado o han dado lugar a acuerdos poco beneficiosos. Pero una alianza es algo distinto: la elección por consenso puede dar muy buenos resultados. Al iniciar coaliciones de este tipo países como Chile o Italia definieron sus candidaturas por consenso y luego hicieron internas. * Daniel Arroyo (sociólogo, investigador de Flacso) La Alianza tiene que hacer una interna para definir su candidato. Cualquiera que sea elegido por consenso va a resultar debilitado, va a perder parte de la fuerza que le daría una interna. Si Fernando de la Rúa es elegido por consenso, a priori va a perder una parte de los votantes de centro izquierda. Si la que resulta favorecida es Graciela Fernández Meijide, va a perder una parte de la estructura radical tradicional, sobre todo en las provincias del norte. La gente quiere que se haga la interna porque presiente que la definición por consenso va a acarrear arreglos políticos non sanctos. * Luis Alberto Quevedo (sociólogo) Sería bueno que haya interna. Me da la impresión de que en la Argentina siempre existió la tradición del reparto de cargos y se atendió poco a la lógica de la participación popular. Lo que la gente reclama ahora es que la Alianza no opere con la misma lógica que el Partido Justicialista, que históricamente definió las listas por acuerdo. Aunque yo creo que hay que eliminar las listas sábana, dentro de un partido esta modalidad puede ser más entendible, pero no debería ser así en una coalición de fuerzas como es la Alianza: tienen más obligación de transparentar si es que quieren romper con determinadas formas de hacer política. * Atilio Borón (profesor de Teoría Política de la UBA) Tiene que haber internas, sobre la base de que una fuerza política que aspira a gobernar en democracia y perfeccionarla no puede utilizar una alternativa no democrática. Los acuerdos, los pactos, son la quintaescencia de la política oligárquica. La gente quiere superar cualquier acuerdo político de cúpula. Y si hay interna, va a ir a votar si percibe que hay algo detrás de la elección de un candidato, que la Alianza opera como una alternativa y no como la mera resolución de una alternancia.
EVALUACION DE LA ALIANZA Bien o muy bien 36.1 28.7 Fuente: Sofrés-Ibope. E. Zuleta y Asociados. Método de selección de la candidatura presidencial de la Alianza La imagen de la Alianza ha bajado sensiblemente en los últimos cuatro meses. Parece haberse perdido algo del impacto inicial y del triunfo de octubre del año pasado. De todas maneras, las cifras indican una cierta solidez, sobre todo porque el deterioro en el justicialismo es aún mayor. Además, los que sufren algún desencanto no se pasan --en cuanto voto-- al PJ. Internas abiertas 56.8 Esta respuesta es un clásico. La gente quiere votar, ser protagonista, y el método de internas abiertas es muy aceptado en la sociedad. Hace cuatro meses, el acuerdo entre los partidos era peor visto que ahora y los que se inclinaban por las internas abiertas superaban el 65 por ciento. El consenso es percibido como un arreglo entre cúpulas y por eso no gusta. *** Voto a presidente Fernández Meijide 19.1 Probabilidad de concurrencia a las internas de la Alianza La encuesta fue hecha antes del paso al costado de Carlos Menem, de manera que no se refleja ese fenómeno. Buena parte de los votos que acumulaba el Presidente seguramente irán a las candidaturas peronistas. Fernández Meijide es la más votada, aunque la diferencia es muy estrecha y tiende a achicarse. Seguro voy a votar 25.4 Fuente: Sofrés-Ibope. Coincidiendo con la baja en la imagen de la Alianza, la concurrencia a las internas también declina. Hace cuatro meses superaba, entre seguro, probablemente sí, el 60 por ciento. De todas maneras los porcentajes siguen siendo muy altos. Es difícil que más de la mitad de los ciudadanos participen de la interna, pero también hay que tener en cuenta que cuando se acerca la fecha tiende a crecer el entusiasmo.
Debería elegirse una fórmula cerrada 36.7 Fuente: Sofrés-Ibope. Evaluación de la eventual incorporación de "una pata peronista" en la Alianza En esta respuesta se evalúa uno de los debates de la Alianza. La UCR quiere que quien pierda la interna sea candidato a vicepresidente, o sea el método de la fórmula cerrada, en tanto que el Frepaso sostiene que el perdedor puede ser candidato a gobernador o a cualquier otro cargo electivo. Da la impresión de que la gente se inclina un poco más por la propuesta del Frepaso. De acuerdo 20.5 Fuente: Sofrés-Ibope Parece que la opinión del electorado de la Alianza es categóricamente opuesta a la inclusión de peronistas en el frente. La inmensa mayoría de los radicales sustenta esta posición y buena parte del componente de centroizquierda del Frepaso también sostiene algo similar. Algunos hablan del "gorilismo" de los votantes de la Alianza, pero la gente parece decir "estamos bien así". En el caso de que prosperara la idea de la pata peronista, ¿quién cree usted que complementaría mejor a la Alianza? Reutemann 18.4 Fuente: Sofrés-Ibope. Ya está dicho que, por ahora, "la pata peronista" no es una estrategia que guste a los votantes de la Alianza. De todas maneras, éste es un listado de los candidatos potables para los consultados, empezando por Reutemann, el peronista que tiene mejor imagen en la población. Aunque Beliz tiene peso en Capital y Gran Buenos Aires, igual aparece segundo.
"Un sistema transparente" "En la próxima etapa vamos a necesitar un sistema democrático transparente y creíble en el cual la gente confíe." La frase, dicha por la precandidata frepasista Graciela Fernández Meijide, hubiese sonado naïf de no ser que antes había recordado que en su partido hay una comisión encargada de investigar la corrupción, presidida por Eugenio Zaffaroni. La precandidata había empezado ayer el día evaluando que su relación con Fernando de la Rúa alcanzaba a 6,5 puntos, y que podría llegar a 10 sólo si los partidos de la Alianza acuerdan "rápidamente las reglas para la campaña preelectoral". La diputada realizó ayer un acto relámpago en Coronel Díaz y Santa Fe pero, debido a la llovizna persistente, decidió hacer una caminata por el shopping Alto Palermo, que se encuentra a metros de esa esquina. No obstante su evaluación matinal, Fernández Meijide trató de suavizar las rispideces de la interna saltando hacia adelante: "De ahora en más se abre una competencia política intensa por la presidencia. Debemos encararla con sensatez y sentido común. Dejar de lado las peleas triviales y la lógica amigo-enemigo, para competir en torno a programas de gobierno". La precandidata intenta quitar el cuerpo a la discusión que mantiene con De la Rúa por el polémico spot televisivo del jefe porteño --en el que invitaba a las mujeres a hacerse el papanicolaou--. "Sólo voy a hacer propuestas por la positiva", dijo.
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