Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Los varones ahora también sufren la depresión después de un parto

Siempre fue considerada patrimonio femenino. Pero un estudio reveló que ahora la depresión posparto también vale para los hombres. Los motivos son antiguos conflictos que se renuevan.

Tener un hijo pone al sujeto del otro lado en la relación paterno-filial y eso reactualiza conflictos.

na20fo01.jpg (9086 bytes)


t.gif (67 bytes)  Ese señor que vuelve a la oficina con cara radiante, a quien todos felicitan y que se enternece mostrando la foto de su bebé, en realidad está hecho un estropajo. Un reciente estudio sobre 7000 varones cuyas esposas habían dado a luz indicó que el 10 por ciento mostraba notorios síntomas depresivos. Los papás no tienen la excusa de los desajustes hormonales que se vinculan con la ya clásica depresión posparto en la mujer. Para saber por qué papi está triste, Página/12 consultó a diversos especialistas cuyas respuestas fueron dibujando la precaria condición del varón contemporáneo: si no superó los celos con el hermanito o quedó entrampado en el vínculo con el propio padre, se deprimirá o angustiará, pero, si logró armar una moderna pareja con una mujer activa, también tendrá --paradójicos-- motivos para sufrir. Y los especialistas registran un "antidepresivo" típicamente argentino: las relaciones extraconyugales.

La investigación fue realizada en Gran Bretaña por Kirby Deater-Deckard y se publicó en el American Journal of Psychiatry. Mediante cuestionarios se procuró detectar síntomas depresivos en 7018 hombres: "La prevalecencia de la depresión fue del 10 por ciento en las seis semanas posteriores al parto y del 5 por ciento a los seis meses. Los síntomas depresivos tuvieron prevalecencia entre los hombres cuyas parejas eran a su vez mujeres deprimidas". También hay evidencia de que en algunos hombres "la salud física y psíquica declina luego del nacimiento de un hijo, en especial si son inexpertos en el cuidado de niños". Las tasas de depresión fueron mayores en hombres desempleados, con relaciones de pareja más conflictivas y que contaban con menos sostén emocional de familia y amigos.

Otro estudio reciente verificó que el 13 por ciento de las mujeres experimentan depresión en el período posnatal, y que esta tasa se mantiene en variedad de grupos étnicos y culturales. Los especialistas no están de acuerdo sobre la depresión posparto en las mujeres. Muchos opinan como Hugo Marietán, de la comisión directiva de la Asociación Argentina de Psiquiatras: "La depresión posparto en la mujer tiene origen hormonal: los estrógenos, la progesterona y otras hormonas decrecen dramáticamente después del parto y en personas predispuestas esto puede generar un estado de depresión". Así, esta desdicha tendría "fuerte raigambre orgánica".

En cambio, Jorge Basile, terapeuta del Centro de Estudios y Familia y Parejas, vincula la depresión con que "la mujer, en el embarazo entabló una relación estrecha con el bebé y el nacimiento le produce un trastorno que puede llegar a una depresión" en la cual "podrían influir ciertos cambios hormonales". La psicoanalista Estela Gurman, de la entidad Agrupo, la vincula con "la separación de lo que formó parte de su propio cuerpo".

En el caso del varón, los psiquiatras admiten una depresión "de tipo situacional: el hombre debe ubicarse en una nueva situación y compartir el tiempo de la mujer con otro ser; se deprimirán aquellos que tengan cierta sensibilidad con el tema del abandono o el desplazamiento", dice Marietán, para quien la paternidad es "una situación de estrés: una presión externa que se agrega a la presión estándar": como "hay individuos que soportan menos presión social que otros, se produce una reacción desadaptada que puede llegar a trastornos fisiológicos puros, como los problemas cardíacos". Son casos poco frecuentes, de todos modos, y en la mayoría de los casos la paternidad conduce a "cierta perplejidad moderada".

Según Diana Rizzatto, coordinadora del área asistencial de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar, "si bien no es común encontrar en los hombres, por el parto, síntomas típicos de la depresión, como tristeza, insomnio, dificultades en la alimentación o falta de ganas de hacer cosas, existen las llamadas depresiones enmascaradas: actuaciones que pueden encubrir una depresión". Por ejemplo, una gran dedicación al trabajo: "Recuerdo un médico que, cuando nació su primer hijo, dedicó todas sus energías a redecorar su consultorio; al decano de una facultad su tarea se le había vuelto absorbente justo durante el embarazo de la esposa".

¿Por qué ellos, ahora, se deprimen como si fueran ellas? Irene Meler, del Foro de Psicoanálisis y Género de la Asociación de Psicólogos, observa que sobre todo en los sectores medios más modernizados, hay modalidades de crianza más participativas y se comparte mucho más: hay más posibilidades de que el hombre se identifique con la mujer, con esa supuesta completud o felicidad de la mujer durante el embarazo, esa suposición de que las mujeres pueden ser ellas y su propia compañía a la vez: ese varón tendrá razones parecidas a las de ella para deprimirse después".

Otro motivo para conflictuarse es "la rivalidad --agrega Meler--: los padres con celos infantiles no resueltos con sus propios hermanos aspiran a reeditar en su pareja la relación exclusiva que anhelaron tener con la madre. En estos casos, la depresión manifestaría la angustia que le produce al hombre que se concrete, otra vez, la aparición de un pequeño rival, sobre todo porque la madre tiende a pasar por un período de profunda concentración emocional en el vínculo con el recién nacido". Basile precisa que "si el hombre no puede poner su energía en sostener a la madre y al hijo, puede ocurrir que caiga en depresión". Estela Gurman destaca como "fundamental" la relación que el hombre tenga con su propio padre: tener un hijo pone al sujeto del otro lado en esa relación, ahora estoy en el lugar que ocupaste vos, y reactualiza los conflictos.

"Desde antes de la Revolución Industrial el padre viene perdiendo poder, y hoy casi no tiene sustento legal: en países europeos, los padres de común acuerdo deciden si el hijo llevará el apellido paterno o el materno, lo cual refleja una gran alteración del sistema patrilineal --dice el psicólogo especialista en familias Juan Carlos Nocetti--: cada vez son más comunes las familias formadas sólo por la madre y sus hijos, y es posible que vuelva a suceder lo que pasaba en la Edad Media, donde el hermano de la madre tenía atribuciones parentales en relación con sus sobrinos".

 

Antidepresivo extraconyugal

Los estudios internacionales no lo mencionan pero ninguno de los especialistas argentinos consultados dejó de mencionar lo que uno de ellos definió como "una especie de actividad antidepresiva" muy frecuente: las relaciones extraconyugales. La infidelidad durante el embarazo es relativamente frecuente, en especial cuando el futuro padre se coloca en posición fraterna y siente celos como si fuese a nacer un hermanito. Y, a veces, son infieles de manera ostensible y humillante para la mujer. "Hay vínculos extraconyugales que son con dedicatoria", dice la psicoanalista Irene Meler. Su colega Juan Carlos Volnovich observa que "en la clase media es frecuente que los hombres pongan reparos en tener relaciones con sus mujeres embarazadas, sobre todo en los meses finales. Sin embargo, una asociación de prostitutas hizo una estadística que su presidenta resumió así: `Cuando estamos embarazadas trabajamos cada vez más, incluso en el noveno mes'. Quiere decir que el embarazo como tal no inhibe la atracción. Salvo que sea el de la propia esposa".


Paternidad posdivorcio

"Los hombres cuyos padres se divorciaron pueden angustiarse con la pregunta de si serán capaces de mantener la unidad de su propia familia. Esto se vincula con que los primeros divorcios fueron a menudo traumáticos: al ser innovadores, sin modelos previos, eran vividos como desgracia y fracaso, no como un avatar posible en la evolución de un matrimonio", observa la psicoanalista Irene Meler. "Ahora va creciendo la noción de que, de entre los que se casan, algunos seguirán juntos hasta el final de su vida y otros se divorciarán; se lo piensa como una de las cosas que pueden pasar. Pero los primeros divorcios fueron a menudo vividos como fracasos terribles, incrementando la hostilidad y la incomunicación entre los ex cónyuges. Ahora es más frecuente que los padres divorciados sigan ejerciendo la paternidad, hay más `cultura posdivorcio'", agrega Meler.

 

PRINCIPAL