ASI LO VEN |
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Los debates (entre los integrantes de la Sala Segunda del Tribunal Supremo) no generaron un cambio de posición entre los dos bandos. Los cuatro magistrados de la minoría se mantuvieron contra la sentencia condenatoria de José Barrionuevo y Rafael Vera. Por su parte, los siete de la mayoría, aunque desde diversas ópticas que pudieran indicar una aparente falta de cohesión, se mantenían por condenar, aparte de los 10 autoinculpados, a Barrionuevo y Vera. La sentencia, pendiente de redactar, presentará un relato durísimo sobre los acontecimientos que jalonaron el secuestro de Segundo Marey, en diciembre de 1983, por los GAL.
Edinburgh Daily Standard * El fallo sobre el caso Marey provocó y seguirá provocando en las filas socialistas una mezcla de rencor, impotencia e inseguridad. En primer lugar, porque afecta al balance de sus trece años de gestión. En segundo término, porque la condena contra Barrionuevo y Rafael Vera puede frenar el proceso de recuperación del PSOE luego de la derrota de marzo de 1996 --en la cual, justamente, el tema de la guerra sucia contra la ETA cumplió un papel nada desdeñable--, y en particular puede cortarle las alas a la nueva esperanza socialista, José Borrell. Ahora es el momento para que el partido sepa responder con cordura y dejar a un lado las emociones y, sobre todo, evitar caer en una política revanchista. * (de una columna del periodista español Iñaki Azconzábal.)
El País Todo lo que ha rodeado a los GAL ha sido una catástrofe de la que seguramente nadie debería vanagloriarse. Sin que ello nos haga perder de vista que el origen de todo está en quienes decidieron en su día aplicar a los terroristas de ETA su propia medicina. Pero a partir de estos lamentables hechos se han encadenado los disparates: la incapacidad de los gobiernos socialistas de asumir a tiempo sus responsabilidades; los encubrimientos y las complicidades de los primeros momentos; el uso partidario de la guerra sucia por el principal partido de oposición; la utilización del asunto por un nutrido carrousel de chantajistas, inmorales, delatores y justicieros. (Editorial) [FrontPage Image Map Component] Las elecciones en Japón
The Economist
Newsweek Para Japón, los '90 han sido la Década Perdida. ¿Cuándo se vio en el último tiempo una país cayendo tan bajo, y tan rápido? Hacia el final de 1989 Japón era una economía que parecía estar en una trayectoria ascendente imparable. Sus compañías eran líderes mundiales que acumulaban de manera implacable superávits comerciales muy superiores al resto del mundo (y a Estados Unidos en particular). Japón se parecía demasiado a un fuerza irresistible que necesitaba "ser contenida" (...) Una década más tarde, Japón necesita ser contenido. Pero fundamentalmente por exportar su demoledor pánico deflacionario a todo el planeta. Ahora, sus enormes superávits comerciales son vistos como uno síntoma de enfermedad mortal.
[FrontPage Image Map Component] Rusia petrolera
Le Monde Apenas
unos días después de la adopción de por el FMI del plan anti-crisis concluido con
Rusia, las principales empresas petroleras hicieron estallar su descontento el miércoles.
La excusa es que según ellas la política de austeridad predicada por las autoridades
fondomonetaristas y el gobierno ruso las conducirá directamente a la "quiebra".
El sector petrolero ruso, una de las principales fuentes de divisas del país (y por lo
tanto uno de los mayores contribuyentes al presupuesto), recibió desde comienzos de año
los golpes de la baja del precio mundial del crudo. La violenta protesta debe
interpretarse como el fin de la tregua entre la oligarquía y el grupo de jóvenes
reformadores en el gobierno del presidente Boris Yeltsin. The Economist El caso de Rusia es uno donde se cruzan todo tipo de azares, como ahora el de la fuerza del lobby petrolero. El dinero extranjero llegó durante mucho tiempo a Moscú porque se pensó, básicamente, que Rusia era "demasiado grande para fracasar". Esto resultó cierto, aunque bien podría no haber sido así. Pero la alternativa era infinitamente peor: caos en un mercado emergente que podía infectar a los otros, inestabilidad en un país con miles de armas nucleares. Este tipo de elecciones desagradables deberían ser evitadas por las reglas del sistema financiero internacional. El Congreso de Estados Unidos tiene razón al pedir mayor transparencia al FMI, que obra bajo un secreto muchas veces pernicioso. Cualquier intento de quitarle capital al FMI es un error. Por más imperfecto que sea el sistema, es mejor que no tener ninguno.
El presidente ruso Boris Yeltsin tiene todos los motivos del mundo para sentirse amenazado (y no sólo por las empresas petroleras). No son pocos los políticos que quieren quitarle el trabajo. Alexander Lebed, el ex general que es uno de los candidatos con más chances de éxito para las elecciones presidenciales del año 2000, dijo a Newsweek que Yeltsin "es incapaz de unir a la sociedad" y que el país está al borde del colapso. Yeltsin busca siempre como premio un lugar en la historia. "Una vez que la actual crisis económica haya sido olvidada, Yeltsin será recordado por dos cosas: haber enterrado al comunismo y haber enterrado al zar Nicolás II", dijo Viktor Aksyuchits, un integrante de la comisión gubernamental que autenticó los restos del último zar, a cuyas exequias concurrió Yeltsin. [FrontPage Image Map Component]
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