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SOLO PALITO Y DUHALDE COMPITEN POR LA FORMULA PRESIDENCIAL DEL PJ
Lole lo lamenta, pero los deja

Reutemann anunció que no competirá para el '99 en ninguno de los términos de la fórmula, es decir ni para Presidente candidateado por Menem ni para vice acompañando a Duhalde. Los verdaderos motivos de una decisión.

Reutemann apresuró su decisión porque Menem no lo contempló.
"Creo que la relación con el Presidente no ha terminado bien."

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Por Pablo Feldman  desde Rosario

t.gif (862 bytes) Los dos movileros de las radios y el cronista del vespertino de la ciudad de Santa Fe, esperaban que la puerta de la casa de Carlos Reutemann se abriera para escuchar el anuncio que el ex-piloto de Fórmula Uno había prometido una semana atrás cuando sistemáticamente rechazaba los pedidos de entrevistas. Pero después de las 7 y luego de hablar por una radio de su ciudad, el Lole salió y en la vereda les dijo a los periodistas: "No voy a competir por la candidatura presidencial ni tampoco voy a integrar ninguna fórmula". De este modo rompía el silencio que se había impuesto, y cobraba cuerpo lo que anticipaba ayer en Página/12 un dirigente del PJ santafesino: "Si el Lole habla ahora tiene que decir que no va a ser candidato a Presidente". Y así fue. Ahora en el PJ quedan solo Palito Ortega y Eduardo Duhalde.

El Lole habló y dijo más o menos eso, que su "renunciamiento" es a "competir" por la candidatura presidencial, lo que en el contexto de la interna desatada entre Duhalde y Ortega hoy equivale a dar un paso al costado. Sin embargo y a pesar de las desmentidas que vendrán y el retorno del senador a la arena provincial, tanto en sus filas como en las del menemismo hay quienes piensan que la alternativa de Reutemann "candidato de unidad" --que hoy parece remota, casi imposible-- no debe descartarse definitivamente. Las insistentes llamadas de Antonio Cafiero y Eduardo Menem, entre otros dirigentes de relevancia, no fueron suficientes para evitar que Reutemann se autoexcluyera de la disputa por la candidatura. "Al Lole lo llamó casi todo el peronismo, menos uno...", dijo el viejo dirigente santafesino que había anticipado el día anterior que Reutemann "se bajaba". El "uno" --número que obsesiona al ex corredor-- sigue siendo Carlos Menem.

"De la manera en que se han hecho las declaraciones en la última semana creo que la relación con el Presidente no terminado bien. Insisto, se mezclaron las cosas: me da la impresión de que la reelección de Menem no se cae por la actitud de nuestros congresales... Se han equivocado una vez más en el análisis político. Los hechos demuestran que en Santa Fe el menemismo se ha manejado siempre mal", dijo Reutemann al ser consultado acerca de su relación con el Presidente. Pero más allá de esto, sus cálculos fueron precisos y contundentes: no hay posibilidad de superar exitosamente una interna contra Duhalde y Menem a la vez. La única alternativa viable era transformándose en el candidato que Menem apoyara para evitar que Duhalde se quedara con el PJ. Pero la expectativas del Lole chocaban con los intereses de los ultramenemistas --Corach, Kohan y cía-- con los que mantiene una vieja enemistad.

"El Presidente aprecia al Lole pesar de lo que le dice la claque del palacio, pero también le pediría que juegue con los colores menemistas que nunca terminó de ponerse", sostiene un diputado santafesino, que explica por qué ahora Reutemann se bajo de la interna presidencial: "Hay mucho en juego, en todo sentido; hay gente que tiene miedo de ir en cana y para colmo salen desde la Alianza dándole el 'abrazo del oso' cuando dicen que es el único transparente y honesto. Te imaginás cómo resuena eso al lado de Menem, que es donde están los tipos que pueden terminar pegados".

Reutemann no dijo que hará en el futuro, pero en Santa Fe el efecto "retorno" ya se hizo sentir. Dentro del PJ los dirigentes que a nivel nacional ya se habían enrolado con Ortega --entre ellos el diputado Luis Rubeo y referentes locales-- han saludado el regreso del "mejor candidato a Gobernador". En la oposición, Horacio Usandizaga dijo que prefiere ser "candidato a Intendente de Rosario" después de haber perdido contra Reutemann cuando era el favorito en 1991 y contra Jorge Obeid en 1995. Por su parte, el jefe de estado santafesino ratificaba por una radio santafesina su apoyo "irrestricto" a la candidatura de Reutemann al mismo tiempo que por la otra emisora el Lole anunciaba que se bajaba. "Después de la carta a Menem y de esto con el Lole habrá que pedirle a Obeid que le mande una nota a De la Rúa y otra a Fernández Meijide", bromeaba un reutemista que a pesar del anuncio de su jefe no perdió el buen humor.

 


 

TANTAS VECES GANADOR COMO ESCOLTA
En auto, gran conductor

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La mitología lo recuerda siempre segundo.

Pero su historia en F-1 fue impresionante.

Por Pablo Vignone

t.gif (862 bytes) Una aclaración es imprescindible antes de empezar a contar: Carlos Alberto Reutemann se graduó en la mitología argentina como el Eterno Segundo siendo que, de sus 146 carreras en Fórmula 1, ganó 12 Grands Prix y fue escolta en 13, es decir, fue tan vencedor como escolta. Pero sus dos grandes derrotas --perder el Grand Prix de la Argentina de 1974 cuando se quedó sin nafta en la última vuelta, y perder por un punto el Campeonato Mundial de 1981 después de puntearlo durante 13 de las 15 carreras-- fueron las que signaron una historia, si no fantástica, al menos impresionante.

Es irrespetuoso pretender que Reutemann fue un mal corredor de autos porque nunca salió campeón. Nadie es mal corredor si vive durante diez años a 300 km/h y sobrevive en una década en la que la seguridad de autos y pistas distaba de ser la apropiada y en la que, según reconoce el propio santafesino, murieron nueve pilotos en Fórmula 1.

"La política es casi tan peligrosa como lo que era la F-1 en los '70 --le dijo Reutemann al periodista inglés Jeremy Hart en Autosport de julio de 1997--, ser político en Argentina es un riesgo". Revelaba entonces algo que, 365 días más tarde, suena cristalino: "Quiero ver si tengo suficiente apoyo. Una campaña presidencial es una operación costosa, si la respuesta es buena voy a competir por la candidatura dentro del partido y luego por la presidencia de la Nación".

A 16 años de su última carrera, la sensación que la Fórmula 1 guarda de Reutemann es la de un corredor temible cuando estaba de humor, pero abúlico e inofensivo cuando los dioses le daban la espalda. No es un recuerdo aislado, sino el de periodistas que lo vieron correr y pilotos que compartieron sus días de vértigo.

Sus virtudes eran obvias: rápido cuando estaban dadas las condiciones, de enormes conocimientos técnicos, prolijo y rendidor. Casi las mismas que caratulan su gobernación santafesina de 1991-1995. Las carencias se advierten más sutilmente: Reutemann no tuvo siempre la suficiente fuerza psíquica para sobreponerse en condiciones inadecuadas o apremiantes.

Un seguimiento puntilloso de las 12 victorias de Reutemann en F-1 revela que la mayoría fueron victorias de punta a punta, las que muestran cómo era de imbatible el ánimo que lo embargaba en las grandes jornadas. Pero sólo una se recuerda por su carácter combativo: la de Inglaterra en 1978, cuando pasó al puntero Niki Lauda mientras éste se entretenía con el rezagado Bruno Giacomelli. No quiere decir más que eso: que Reutemann valoraba una especial manera de correr, válida como cualquier otra, pero sólo en circunstancias muy especiales.

Sid Watkins, médico de la Fórmula 1 desde 1978, lo define así en su libro Vida al límite: "Siempre encontré a Carlos un enigma difícil de poder conocer. Siempre parecía remoto y autocontenido".

Cuando Reutemann llegó a Ferrari y le dieron el status de Nº 1 para castigar a Niki Lauda, el austríaco comenzó a despreciarlo. En la biografía de Enzo Ferrari, el periodista norteamericano Brock Yates cuenta que Lauda, preguntado si consideraba a Reutemann un coequiper o un rival, contestó "ninguna de las dos cosas". Yates mismo lo cataloga como "nunca un hombre totalmente feliz a bordo de un auto de carrera". Enzo Ferrari escribió en sus memorias: "Es un hombre atormentado y tormentoso".

En su Meine Story, Lauda lo desdeña: "Un personaje frío e insípido. Cuando estuvimos en Ferrari, simplemente no nos soportábamos. Era imposible trabajar con él técnicamente porque siempre tenía una respuesta táctica que podía ser ventajosa para él. Un buen piloto, pero nada espectacular".

Sin embargo, en una entrevista personal con este periodista, en su oficina de Viena hace dos años, dijo: "Con Carlos nunca tuve inconvenientes, el problema era con Ferrari, no con él. Nuestra relación era buena, aunque ahora que se dedicó a la política en Santa no sé qué, no he estado en contacto tan próximo". Y terminó: "¿Qué te parece, podrá ser Presidente algún día?".

James Hunt, campeón del mundo en 1976, decía en 1974 de Reutemann: "Tiene una tendencia a rendirse y no pelear". En su biografía, escrita magníficamente por el biógrafo de Gilles y Jacques Villeneuve, el canadiense Gerald Donaldson, Hunt argumenta: "Bastaba ponerme atrás de Reutemann y mostrarle el auto una o dos veces en los espejos, para que me dejara pasar sin ofrecer resistencia".

En Williams, el negocio del Grand Prix, del periodista Alan Henry, Frank Williams --para quien Reutemann casi gana el Mundial de 1981-- dio una visión idílica del santafesino: "Carlos es un hombre encantador. En perspectiva, creo que no le dimos el apoyo suficiente, debimos hacerle sentir más a menudo cuánto lo estimábamos. Tenía un terrible talento". Williams todavía cree (lo dijo a la revista italiana Autosprint) que, de haberlo apoyado más, el argentino habría ganado el campeonato. Y piensa

hoy que Reutemann dejó la F-1 en marzo de 1982 porque de alguna manera sabía de la inminente invasión a Malvinas "y su posición como número 1 en un equipo británico habría sido insostenible".

Reutemann sigue poseyendo un record en Fórmula 1 nunca batido desde 1981: el de mayor número de carreras consecutivas entre los seis primeros clasificados, es decir, sumando puntos. Fueron 15 entre Bélgica '80 y Bélgica '81. Tal vez de eso se trata ahora: de seguir sumando puntos... O como le dijo a Hart: "Ganar en política precisa la misma estrategia que en Fórmula 1. Un buen piloto, un buen auto, buenos mecánicos. Si uno solo comete un error, no podés ganar". ¿Quién lo habrá cometido esta vez?

 


 

Desafío de Menem contra Duhalde

Propone adelantar la interna, como parte de su estrategia para retener la conducción del PJ y castigar a "los traidores".

El presidente Carlos Menem busca recuperar la iniciativa.
Reutemann se bajó, Cavallo está cercado, ahora va por Duhalde.

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Por Diego Schurman

t.gif (862 bytes) Carlos Menem desafió ayer a Eduardo Duhalde a disputar dentro de este año la titularidad del justicialismo, pese a que esa elección está programada para abril próximo. El Presidente blandió el reto como parte de su estrategia para retener la conducción del PJ y castigar a los "traidores" que no le permitieron una nueva reelección. La ambiciosa apuesta del mandatario tiene un doble objetivo: derrotar al gobernador en las urnas, lo que posicionaría a su candidato, Ramón Ortega, y mantener la presidencia del PJ hasta el 2003, un título que, ante un eventual triunfo de la Alianza, le aseguraría la jefatura de la oposición y el encolumnamiento del partido detrás de su figura.

Menem habló de extender su actual mandato --que vence en el 2000- ante un grupo de sindicalistas que le llevaron su apoyo a la Casa Rosada.

--No quiero prolongar demasiado en el tiempo la interna partidaria, la quiero hacer antes de fin de año --les confió en la reunión.

Si bien Duhalde nunca ocultó sus deseos de adueñarse de la conducción del PJ, sus voceros consideraron "inconveniente" adelantar la disputa, sobre todo en momentos en que las aguas están movidas. Según su razonamiento:

* La elección por la titularidad del PJ debe hacerse el año que viene.

* De adelantarse una elección debería ser la que define al competidor de Graciela Fernández Meijide o Fernando de la Rúa.

* A lo sumo, debe adelantarse para noviembre tanto la elección del jefe del partido como la del candidato a presidente, para no dar ventaja a la Alianza, que en ese mes elige a su candidato.

El reto de Menem traerá, de todos modos, cola en el plano jurídico. La fecha de los comicios internos la debe decidir la junta electoral. El menemismo eligió una en el último congreso de Parque Norte. Pero existen decenas de impugnaciones de esa cumbre presentadas por el duhaldismo, que recién tendrán dictamen a partir de la próxima semana, cuando concluya la feria judicial.

El Presidente sabe que su pelea trasciende la discusión leguleya. Su fuerte es el terreno político y está decidido a todo o nada. La decisión de Carlos Reutemann de resignar una virtual candidatura no fue ajena a la ofensiva del mandatario.

Menem se juramentó vengarse de aquellos enemigos que le restaron apoyo para una nueva reelección. El senador santafesino fue uno de ellos. No sólo por pegar un faltazo al congreso re-reeleccionista, sino también por ordenar a su tropa que se retire masivamente de la cumbre. Reutemann acusó recibo del enojo de Menem, quien no le habla desde hace varias semanas. "Me dejaron sin apoyo, sin equipo y sin fondos", se quejó ayer.

Con la zancadilla al Lole, el menemismo comienza a cerrar el círculo de su venganza a los "traidores y desleales". La embestida comenzó la semana pasada y la víctima fue Carlos Ruckauf. El vicepresidente de la Nación, otro de los confesos duhalistas que faltó a la cumbre partidaria, terminó desplazado de las reuniones de gabinete.

Los legisladores justicialistas continuaron la cruzada en dirección a Domingo Cavallo, uno de los "traidores máximos" según el diccionario de la Casa Rosada. Es probable que el 5 de agosto el ex ministro de Economía pierda los fueros parlamentarios y afronte causas judiciales como un ciudadano común (ver páginas 6 y 7).

Después de Ruckauf, Cavallo y Reutemann, ahora Menem va en busca de Eduardo Duhalde, el principal responsable de su "cansancio moral", según palabras que utilizó en su discurso del miércoles pasado.

La idea de desafiarlo en la interna pone en aprietos a los gobernadores.

Es que su apoyo al Presidente les asegurará dinero fresco del Tesoro Nacional para sus provincias --lo que se torna imprescindible para las pretensiones reeleccionistas de algunos mandatarios--, pero les significará un seguro desprecio de Duhalde.

Menem intentará presionar en ese sentido durante el encuentro de gobernadores justicialistas que hoy convocó en Olivos. Como hace dos semanas, aspira a contar con el apoyo "incondicional" de todos los mandatarios provinciales, con las previsibles excepciones de Duhalde y el santacruceño Néstor Kirchner.

 


 

RESPONSABILIZO A "LAS TERCERAS LINEAS" DE MENEM
Un misil contra el entorno

Por Juan Carlos Tizziani  desde Santa Fe

t.gif (862 bytes) En su diálogo con la prensa en la puerta de su casa, en el coqueto barrio Guadalupe, Carlos Reutemann criticó a "terceras líneas" del Presidente, pero se cuidó de hablar mal del propio Carlos Menem.

--¿Esta autoexclusión de la carrera presidencial significa que puede ser candidato a gobernador?

--No es momento para decir algo. Tengo tiempo para decidir, pero ahora no es un tema de preocupación.

--¿Se sintió aludido cuando Menem habló de traiciones en Santa Fe?

--No, para nada. Creo que se confunden las cosas. Se mezcla el buen trato institucional que tuvimos cuando yo era gobernador y mientras fui presidente del PJ. Durante la presidencia de Menem se hicieron cosas importantes en la provincia que se han reconocido, como el dragado (del río Paraná), (la radicación de) General Motors y (el cruce) Rosario-Victoria. Entonces no se puede confundir eso con una situación política en la que Santa Fe fue muy maltratada, no diría por Menem, pero sí por otros funcionarios cercanos a Menem. El trato político (del menemismo) a la provincia siempre dejó mucho que desear. Y hay muchos casos que lo demuestran, como las elecciones del '95 y el último congreso del PJ. No participé (en Parque Norte), pero me dijeron que el trato fue exactamente el mismo. Santa Fe no es una provincia cualquiera, es tremendamente importante, siempre le respondió al gobierno nacional con victorias electorales, pero siempre las terceras líneas de Menem le erraron al trato político que le dieron a Santa Fe.

--¿Piensa en qué candidato va a apoyar ahora?

--No, para nada. No lo podría decir todavía.

--¿Va a hablar con Menem o con Duhalde?

--El congreso (de Parque Norte) fue la enésima vez que las terceras líneas (de Menem) se equivocan en el trato con Santa Fe. Nuestros congresales ya tenían la experiencia de diciembre, observaron la situación, mantuvieron una reunión en la que recibieron un tratamiento de cuarta y decidieron irse. Eso fue lo que me dijeron, pero me da la impresión que la re-reelección no se puede haber caído por la ausencia de los congresales de Santa Fe. Sin embargo, creo que Menem sale muy favorecido, porque él tiene que haber evaluado que en los últimos meses en lugar de discutirse propuestas y soluciones se hablaba de la re-reelección, que era un argumento muy fuerte de la Alianza. No sé si el oficialismo hubiese podido sobrellevar una campaña tratando de lograr la re-reelección a cualquier precio. A mí, personalmente, me hubiera gustado que Menem tuviera su oportunidad.

 

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