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Por Maximiliano Montenegro ¿Cuánto tiempo debe trabajar un empleado industrial para poder comprar un asadito dominguero con la familia? Si el empleado es argentino deberá trabajar 10 horas y 23 minutos. En cambio, un asalariado con la misma calificación en Inglaterra sólo 2 horas y 37 minutos. Más allá de las impactantes cifras de crecimiento de la Convertibilidad, ésa es la distancia al Primer Mundo. No hay mejor forma de medir el bienestar económico de la gente entre países que comparando el poder de compra de su trabajo sobre una canasta de productos básicos. En Argentina hay que trabajar mucho más tiempo, incluso para adquirir alimentos que el país exporta y los países desarrollados no producen. En algunos casos, la capacidad de compra de los salarios argentinos es inferior también a la de países más atrasados. La Universidad Argentina de la Empresa (UADE) suele medir la evolución del poder de compra salarial tomando en cuenta el tiempo de trabajo necesario para adquirir determinados productos. Recientemente, los técnicos de la UADE hicieron el ejercicio de medir la capacidad de compra de un empleado calificado de la industria no solo en Argentina sino también en un grupo de países, tanto desarrollados como subdesarrollados. Los resultados son sorprendentes. Para comprar un kilo de asado en Argentina un obrero tiene que trabajar 2 horas y 26 minutos (ver cuadro). Es más del doble del tiempo que debe trabajar un obrero de similares calificaciones en Hong Kong (1 hora y 32 minutos), donde, que se sepa, nadie se dedica a la explotación pecuaria. En Inglaterra, sólo bastan 43 minutos laborales. Para llegar a la conclusión del tiempo de trabajo necesario para costear un almuerzo familiar de fin de semana, basta realizar la combinación deseada. Un argentino probablemente armaría el "festín" para cuatro personas, como mínimo, de la siguiente manera: 2 kilos de asado (4 horas y 52 minutos de trabajo); 1 kilo de pan (54 minutos); 1 litro de vino (54 minutos); una ensalada compuesta de 1 kilo de papa y tres huevos (26 minutos en total). De postre, 1 kg de manzana (53 minutos) y otro de naranjas (24 minutos). En total, 10 horas y 23 minutos de trabajo para poder disfrutar de una reunión familiar sin sidra, café o masas. En Inglaterra, exactamente la misma combinación le insumiría a un empleado industrial con la misma calificación apenas 2 horas y 37 minutos. Comprar una lata de cerveza le significa al empleado argentino siete veces más tiempo de trabajo que a uno italiano y un litro de leche cuatro veces más que a uno austríaco. Las diferencias se explican, en parte, por una cuestión de ingresos: los salarios en el Primer Mundo son mucho más altos, aunque trabajen menos y tengan más días de vacaciones (ver nota aparte). Pero también es un problema de precios. Por ejemplo, Argentina cuenta con una producción arrocera excedentaria. Sin embargo, el arroz es "caro" en términos del trabajo necesario para comprarlo, aun contabilizando el "costo de transporte" que debe pagar el consumidor de otros países. Para acceder a un kilogramo de arroz en Argentina debe destinarse más de 50 minutos de trabajo, mientras que la mitad o menos de ese tiempo se requiere en Italia (21 minutos), en Inglaterra (13 minutos), en Austria (10 minutos). E incluso en Chipre (5 minutos) y Mauritania (14 minutos) que, si bien se abastece de productores cercanos, presenta niveles de ingresos paupérrimos. Igual de sorprendente es el caso del pan fresco o la harina de trigo. Aunque Argentina presenta ventajas naturales en la producción de esos bienes y hasta es un importante exportador son más "baratos", en términos del trabajo, en otras latitudes. Un kilo de harina de trigo en Bahrein, un país petrolero lindante a Arabia Saudita, cuesta 10 minutos de trabajo, en Mauritania, en la pobre Africa del Norte, 13 minutos y en Barbados, en el Caribe, 17 minutos. Algo similar ocurre con las cebollas, manzanas, naranjas, leche y huevos, productos elaborados a gran escala en Argentina. La imagen del argentino comiendo churrasco pronto será nada más que un mito. En el último año, según la UADE, el producto de la canasta de consumo que más encareció para los asalariados fue el asado. Para comprar un kilo un operario industrial hoy debe trabajar un 25 por ciento más de tiempo que hace un año.
Trabajos asiáticos en Buenos Aires, se consigue En Buenos Aires se trabaja 53 días más al año que en Berlín y 37 días más que en Madrid y los sueldos son muy inferiores. ¿Explotación o falta de productividad? Por M. M. El FMI no podría reclamar mayor flexibilidad. Tal vez como contracara del deteriorado el poder adquisitivo de los salarios, y en procura de mantener niveles mínimos de consumo, en los últimos años los argentinos se han visto forzados a estirar su horario laboral hasta límites impensados. Según un estudio que publicado por FIDE, sobre una muestra de treinta centros urbanos, Buenos Aires figura en el sexto puesto entre las ciudades donde más horas se trabajan al año. También se ubica entre las ciudades con menor cantidad de días de vacaciones pagos. El estudio fue realizado con datos del año pasado en base a once ocupaciones diferentes, excluidos los maestros. Sólo en Hong Kong, México, Seúl, Bangkok y Bogotá, se trabajan más horas durante el año que en Buenos Aires. Y en ciudades no menos famosas que las anteriores por los altos niveles de explotación laboral, como Shanghai, Singapur o Tokio, se trabaja menos (ver cuadro). A su vez, Buenos Aires está entre las lugares con menor cantidad de vacaciones pagas al año: alrededor de 13 días. Un nivel similar al de Hong Kong, Seúl, Bogotá o Singapur. Y ostensiblemente superior a la mayoría de las ciudades del Primer Mundo. La única excepción de Chicago, pero allí se trabajan unas 206 horas menos al año, es decir, 25 días menos suponiendo jornadas de ocho horas. Haciendo el mismo cálculo en Berlín se trabajarían 53 días menos y en Madrid, por donde se supone ya pasó por la flexibilización laboral, 37 días menos al año. En relación a Tokio en Buenos Aires se trabajan alrededor de 37 días más al año con 7 días menos de vacaciones pagas. El estudio de FIDE también demuestra que los salarios en Argentina son bastante menores, a los de los países más desarrollados. Más precisamente, para las once profesiones en cuestión, son --en promedio-- menos de un tercio que en Zurich. Pero también son inferiores a los que se pagan en Singapur y San Pablo. Sólo en China, por razones obvias y en México, después de la maxidevaluación del 95, los salarios son notablemente menores. Muchos economistas suelen explicar las diferencias en la cantidad de horas trabajadas y las remuneraciones por una cuestión de productividad. El argumento sería que, como en los países desarrollados, "el trabajo rinde mucho más" (porque hay mejores maquinarias y tecnologías de gestión) es lógico que los empleados trabajen menos horas y se les pague más. Sin embargo, semejantes diferencias puede tener dos explicaciones. O bien Argentina está a años luz del Primer Mundo en términos de productividad. O bien el modelo asiático de explotación laboral está haciendo furor en el país.
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