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Por Verónica Abdala Domingo 4 am. Charly García besa el vidrio que lo separa de su público, después de tocar varios temas, acompañado sólo con su guitarra, a cambio de una botella de whisky, como única condición. Muchísimos lo elogian, pero uno lo insulta, en una escena calcada de otras de la historia. "¿Qué te pasa?", contesta Charly, y el golpe de su brazo derecho se estrella contra el cristal que separa la tribuna del estudio de radio que se ha convertido en la vedette de la muestra Buenos Aires No Duerme. La radio BAND, que transmite en frecuencia interna, todos los días, durante 24 horas, es sintonizada cada noche por 45 mil personas por Internet, en una afluencia que suele abarrotar la frecuencia, para sorpresa de los propios organizadores del espacio. Anoche, al cumplirse el cuarto día de los diez de la muestra, los organizadores informaron que la asistencia sobrepasaba las 380 mil personas. El vidrio del estudio, que anoche lucía recauchutado, resistió apenas el certero codazo del rockero. Los insomnes aplaudían, gritaban y coreaban el nombre de García, cuya presencia fue espontánea, muy a su estilo. Los fans se comportaron durante este lujo de la programación como si estuvieran en un recital, en lugar de en la "cocina" de uno de los tantos programas que conforman la grilla radial. Como si la acción no transcurriese entre las 4 y las 6 de la mañana. Pero nadie se sorprende, a esta altura. Porque en Buenos Aires No Duerme --donde conviven a toda hora los adolescentes con la cara pintada, las madres con hijos en brazos, los abuelos, las chicas de raros peinados nuevos y purpurina en la piel, los poetas, los pintores, los periodistas y hasta neohippies que se tiran sobre la alfombra a tocar la guitarra durante horas-- el visitante tiene la sensación de que puede ocurrir cualquier cosa a cualquier hora. Los organizadores disfrutan y sufren, a la vez, esa realidad imprevisible. El espacio en el que funciona BAND, al que llegan entre 250 y 300 personas por hora para la rareza de ver los programas de radio o, simplemente, para descansar sin tener la obligación de consumir, es un hervidero. Desde que la muestra abrió las puertas al público, el jueves, 9 mil personas concurrieron al estudio, y 45 mil (a un promedio de 44 personas por minuto) oyeron los programas y asistieron (virtualmente, claro) a los talleres y presentaciones de discos, en vivo, a través de Internet. Pocos insomnes se resisten a ver, desde las gradas dispuestas frente a la consola, eso que la radio siempre se resiste a mostrar: los gestos que intercambian los conductores con los operadores de la consola, las corridas apuradas de los productores y las caras de los invitados famosos. "Una de las cosas que más nos interesaban a los que organizamos esta actividad es que la gente pueda ver cómo se hace un programa de radio, que pueda aprender y al mismo tiempo entretenerse. En torno de ese criterio es que gira todo el proyecto. Hemos respetado hasta en los más mínimos detalles la `teatralidad de un estudio verdadero, y trabajamos con la misma responsabilidad con la que se trabaja en cualquier frecuencia real", relata Sebastián Grandi, encargado general de la radio de Buenos Aires No Duerme. Otro de los criterios que guiaron la selección de conductores y la organización general de este espacio fue "lograr que la gente común pueda ver a los periodistas, conductores e invitados a los que no tiene oportunidad de acceder por otros medios". En ese marco es que, estas primeras 86 horas, quienes desfilaron por el estudio fueron Miguel Bonasso, Rodrigo Fresán, Darío Lopérfido, Diego Bonadeo, Cecilia Felgueras, Eduardo De La Puente, Federica Pais, Antonio Birabent, María Gabriela Epumer, Los Prepu, Thelma Biral, el padre Hugo Mujica y los grupos Los Cafres, Turf y Tirador Láser, entre otros. Según los organizadores, de los diez programas diarios de Radio BAND, los que más aceptación tienen entre el público son "El ciudadano", conducido por Daniel Tognetti y Sergio Marchi todos los días a las 24; "Eramos tan progres", de Carlos Polimeni, entre las 21 y las 24; "Samana Matrana", el espacio matinal a cargo de Verónica Najmías (10 a 13) y "Buenos Aires no atorra", la versión radiofónica del programa del Pato Galván, que hace estragos entre los adolescentes a las dos de la madrugada. Algunos de los otros son "El gigante", el informativo de Jorge Casal, el Taller de Producción General a cargo de Alberto "Chino" Chinen, "Ciudad insomnio", a cargo de Diego Angeli, "El umbral", conducido por Conrado Geiger, la Rave Poética de Ezequiel Avalos, y "Quemen los bosques", conducido por Pablo Marchetti y Mariano Lucano. Este año, la programación es diaria, y los horarios de cada ciclo se mantienen fijos. Esa es una de las principales modificaciones que, tras la experiencia de 1997, los organizadores implementaron con el fin de que el público pudiera recordar con mayor facilidad el horario de cada emisión. "Lo que nos prueba que el sistema funciona es comprobar que cada programa ya tiene un público cautivo, que viene especialmente al predio a ver a determinados periodistas o conductores", explica Grandi.
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