"Ya estamos acostumbradas a las patadas"
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Por Luis Vívori Elizabeth Vernaci atrae. Su voz sobresale, pero no es más que un resultado, una muestra gratis de un estilo al que nunca renuncia. Seducción. Directa y sin red. No hay personaje, o sí, pero sin dobleces ni segundas lecturas. "Che, Gunda, ¿qué me pongo?", intercala el diálogo con su compañera y compinche Claudia Fontán mientras juega con el espejo. Es así, un prototipo barrial de la chica que hace como que quiere comerse a los chicos crudos. Un ejercicio de desenfado que la pone muy cerca de atrevimientos desmedidos y poco deseados: "Piensan que te pueden decir cualquier cosa, como si te conocieran de toda la vida". Pero La Negra Vernaci paga las consecuencias sin chistar, segura del intento. Añora la radio, su recinto sagrado, muestrario de almas improvisadas al que siempre vuelve o nunca se va. Por ahora acompaña a otro Negro --Dolina-- en la trasnoche del viernes. Sufre la TV, sitio de paso, de ventas rigurosamente guionadas, en el que ni sueña con dejar marca. Quizá tenga que ver su última experiencia, cuando el fútbol del Mundial se fagocitó todo y las "Infómanas" pagaron los platos rotos. El proyecto dejó de ser diario y pasó a los sábados a la madrugada. Un horario marginal con sospechas de censura o, en todo caso, una manera sutil de ir despidiéndolas del aire.
--¿Las corrió del horario el fútbol o la censura? --Ya venimos acostumbradas a las patadas. Comenzamos a las tres de la tarde, con muchas ganas y muy buenas críticas, pero nos pateó... supongo que la liga de amas de casa, la Iglesia o alguna institución de ese estilo. Ahora esto. No sé si nos persiguen por algo ideológico. Lo cierto es que el fútbol vendía más.
--Qué las hayan puesto los sábados a las 24, ¿no es una manera de sacarlas del aire? --En lo personal me gusta más el cambio, pero laboralmente es como la antesala de que te echen. Aunque es cierto que, si quisieran echarnos, ya lo habrían hecho, pero como es un horario que no tienen vendido se ve que no se hacen mucho problema. La verdad ni ofende ni teme.
--¿Cuánto midió el programa, teniendo en cuenta el cambio? --No entiendo mucho de esas cuestiones, pero me dijeron que 6.2. Es un muy buen puntaje, veníamos de 8 y pico así que parecen buenos números. Al no ser en vivo, una no tiene una noción de lo que pasa. De todas maneras el esquema del programa es el mismo, en esencia, del que hacíamos todos los días.
--Ustedes hacen básicamente humor, siendo todas mujeres en el elenco ¿tuvieron problemas con hombres al respecto? --No. A mí me gustaría que digan que soy una mina que hace humor, pero creo que no estoy a la altura de Niní Marshall, como tampoco creo que haya otra que lo esté. Por ahí se acerca Juana Molina o alguna otra, pero la verdad, si no está la mujer es porque todavía no debe haber aparecido, no está amasada la historia. No hago mucha teoría al respecto, pero seguro que no hay una genia como Niní.
--¿"Infómanas" fue el primer programa que puso al hombre como objeto del deseo? --Quisiera pensar que en realidad es una propuesta donde las mujeres nos cagamos de risa de los lugares comunes nuestros, eso de los talk shows, los programas femeninos con modelos conduciendo que son amantes del productor, lo que se dice un gato. La mujer parece tener sólo dos papeles en la vida, la puta o la ama de casa, y la verdad es que somos un montón de cosas más. Somos simplemente seres humanos. Al hombre se le permiten más cosas. Nunca me pondría hacer humor con ellos porque los necesito, pero sólo sexualmente. El tema es que no dependo de uno para tener mi lugar. Las que lo hacen es porque no tienen talento.
--Lo primero que sobresale del personaje-Vernaci es el juego de seducción. ¿Cuánto hay suyo en todo eso? --Yo creo que está todo. No estereotipadamente, ni al servicio de nada en especial. Lo de rea sale del barrio. Me crié en Flores, Floresta, estudié allí y tengo las típicas cosas de los barrios. Además me gusta la seducción de mi voz. De todo esa mezcla sale La Negra. No es lo único que soy, pero no es algo estudiado.
--A partir de su irrupción en la radio, ¿hay dos tipos de locutoras? --Por lo que se escucha ahora parece que hay una sola: FM 100. Yo vendría a ser la otra. Algunas me imitan y lo hacen mal porque el micrófono es para ponerse en bolas y eso es algo muy personal, no se puede imitar.
--¿Pagó algún costo por ser como es? --Sí, es como si los tipos te conocieran de acá a la vuelta. Pero empezó a suceder más en la televisión. Tienen tanta familiaridad conmigo que cuando salgo me gritan "¿Che, negra, así que te hiciste las lolas?". Ni los conozco, pero es la imagen pública que una crea. Es la cuestión ésta de la TV, no se puede manejar tu imagen porque no se es el dueño, como sí se consigue en la radio. En la tele eso se va de las manos.
--El mismo juego de seducción en la radio ¿le produjo desilusión a algunos oyentes? --Obvio. Me dijeron "Ay, yo pensé que eras linda" o "te imaginaba rubia". Pero como me la creo, puedo decir que se llevan algo de lo que esperan, siempre. Salvo cuando estoy de muy mal humor, entonces sí se desilusionan.
--¿Tiene mal carácter? --Sí. Por algo tengo la fama. Hija de italiano del sur... Pero tuve que cambiar, porque en la televisión hubo gente que les daba notas a otros canales por este tema, y como muchos viven del chusmerío barato no quedó más remedio. Por suerte soy ciclotímica, a los dos minutos se me pasa todo el raye.
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