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LOS CARENCIADOS ARGENTINOS TIENEN INGRESOS MENSUALES PEORES QUE LOS DE BANGLADESH Y NEPAL
Más pobres que los pobres del mundo

El 20 por ciento más pobre del país, más de siete millones de argentinos, gana 62 pesos al mes. En conglomerados como Formosa, Gran Resistencia y San Salvador de Jujuy, los sueldos más bajos son casi los peores del mundo.

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En la otra punta del rango social, los más pobres están peor que en Nepal.
Los piqueteros y las puebladas son una respuesta a la exclusión económica.

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El contraste social en la Argentina se ha acentuado en la última década.
Buenos Aires es la ciudad más cara del mundo para los que más tienen.


Por Diego Schurman

t.gif (67 bytes) Siete millones de argentinos disponen de apenas 62 pesos para afrontar los gastos de un mes. La cifra, que surge del promedio de ingresos del 20 por ciento de la población más pobre del país, revela cuán remota es para ese segmento la posibilidad de acceder a los bienes y servicios de una canasta familiar, que ronda los 1000 pesos. La crisis de ingresos es tan profunda que en algomerados como Formosa, Gran Resistencia, San Salvador de Jujuy y Salta, los sectores carenciados presentan un umbral de entrada per cápita por debajo de los de Bangladesh y Nepal, dos de las naciones más pobres del mundo.

Los datos surgen de un trabajo de la consultora Equis (Equipos de Investigación Social) sobre la base de la última Encuesta Permanente de Hogares del Indec sobre distribución nacional de ingresos.

Si bien los 62 pesos representan un promedio, en la desagregación ninguno de los 7.224.986 que integran el 20 por ciento de la población más pobre supera los 100 pesos de ingreso mensual. Esa mejor disponibilidad de dinero se observa en Río Gallegos. En la Patagonia los sueldos suelen ser más altos que en el resto del país, ya que es considerada "zona desfavorable". En el extremo opuesto del arco se ubica Salta, donde el segmento más pobre accede a unos escasos 33 pesos mensuales.

En el medio de la curva se encuentra el Gran Buenos Aires (Capital-Conurbano), el mayor aglomerado urbano nacional, que promedia entre los pobres un ingreso mensual de 70 pesos.

Eramos tan pobres

La Argentina y Bangladesh no tuvieron históricamente puntos de comparación en materia política, social y económica, ni siquiera en la común actividad de exportación de cueros. Pero el sostenido empobrecimiento de los sectores medios, que se suman a los denominados pobres estructurales, produjo un sorprendente acercamiento entre los países.

El Informe sobre Desarrollo Humano, publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), considera que una manera útil de comparar los ingresos en el plano internacional consiste en considerar el 20 por ciento más pobre de cada país.

Con ese criterio, la investigación aborda el caso argentino. Todos los aglomerados urbanos manifiestan un ingreso per cápita inferior al de Chile, mientras que 7 de cada diez de ellos reconocen a su población más pobre con ingresos inferiores a los de Bangladesh. El dato no es menor. Se trata de uno de los países más pobres del mundo, donde escasean los minerales y, aunque el suelo es muy productivo, las cosechas son afectadas por inundaciones, lluvias, ciclones y por períodos de sequías.

Hoy en día en esa nación asiática, que es sinónimo de hambruna e indigencia, los más pobres alcanzan a reunir 613 dólares al año.

La mayor intensidad de la crisis de ingresos impacta especialmente en Formosa, Gran Resistencia, San Salvador de Jujuy y Salta, donde los segmentos más pobres --con entradas de 400 dólares anuales per cápita-- disponen de menos ingresos que la misma proporción de población pobre de Nepal, un país que ocupa el puesto 151 sobre un ranking de "satisfacción decreciente" de 174 países.

Camino a la indigencia

Artemio López y Martín Romeo, los investigadores de Equis, explicaron a Página/12 que el raro privilegio de compartir niveles de ingreso con Bangladesh se debe a un fenómeno socioeconómico nuevo. "Se produce una profundización del empobrecimiento por ingresos entre los pobres estructurales, más que por la expansión de la pobreza hacia otras franjas comunitarias aún no pobre".

Se trata de hogares impactados por la pobreza que ahora han declinado desde ella hacia la indigencia, como se encuadra a aquellos grupos familiares con ingresos inferiores a los 280 pesos mensuales. A este fenómeno no son ajenos el desempleo y los cambios de las condiciones laborales.

Los índices record de desocupación del último lustro fueron reducidos gradualmente a través de la proliferación de empleos transitorios, que promediaron una remuneración de 176 pesos. El Indec considera que el primer perceptor del hogar pobre aporta el 83,9 por ciento del ingreso familiar. Tomando esa cifra como el único ingreso y calculando la existencia de 4,5 personas por hogar pobre --según datos oficiales--, ese dinero representa un ingreso mensual de 39,11 pesos mensuales.

La torta

"Hace diez años la Argentina era una sociedad homogénea y mejor integrada, pero hoy sufre una gran dispersión del ingreso y de la distribución social", dice López para explicar la profundización de la brecha entre ricos y pobres, otra de las razones de la brusca caída de ingresos.

En la Argentina en 1974 el 30 por ciento más pobre se llevaba el 11,2 del promedio nacional y en 1996 el 8,2. En ese mismo período el 10 por ciento más rico se llevaba el 28,2 y el 37,1 por ciento respectivamente.

La magnitud de los desequilibrios en la distribución de ingresos también está expresada en el plano internacional. "Hoy en día, el activo de las 358 personas más ricas, es decir, de los multimillonarios en dólares, es igual al ingreso combinado del 45 por ciento pobre de la población mundial, 2300 millones de personas".

Los números son elocuentes. En la Argentina el más rico recibe en la actualidad 23 veces el ingreso del más pobre. En 1991 ganaba 15 veces.

En ese proceso se generaron los puestos de trabajo precarios: se forzó así una baja de salarios nominales para salir de la recesión, lo que se traduce en un empeoramiento en la distribución del ingreso.

La torta está concentrada cada vez en menos manos y los pobres ven prácticamente como un milagro la posibilidad de acceder a la canasta familiar. En la Argentina ésta varía de acuerdo con la región. Es más alta en la Patagonia y más baja en las provincias del noroeste (NOA). Pero el promedio ronda los 1000 pesos.

 

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