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DENUNCIA CONTRA EL GOBIERNO PORTEÑO POR LA MUERTE DE UN OBRERO
Los andamios están fuera de control

El ombudsman inició una demanda penal contra la comuna por la falta de control en obras civiles. Réplica del gobierno.

Armando Flores Milla murió al caer desde el piso 16, en el Abasto.
Hace tres meses los vecinos habían denunciado fallas en la seguridad.

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t.gif (67 bytes)  El ombudsman porteño, Antonio Cartañá, presentó ayer una denuncia penal contra las autoridades del gobierno comunal por su presunta responsabilidad en la muerte de un obrero de la construcción, ocurrida el martes último en una de las Torres del Abasto. El defensor del pueblo sostiene que es atribución del Gobierno de la Ciudad, a través de la Dirección de Fiscalización de Obras y Catastro, el control de la seguridad en los edificios en construcción. Y asegura que hace cuatro meses le advirtió a ese organismo sobre posibles riesgos, precisamente, en la obra donde el albañil Armando Flores Milla cayó desde un 16º piso. También le reprocha al jefe de Gobierno, Fernando de la Rúa, no haber asumido la competencia en materia de policía del trabajo, como lo establece el artículo 44 de la Constitución de la Ciudad.

El subsecretario general del Gobierno porteño, Ricardo Ostuni, respondió de inmediato que "la ciudad no tiene competencia en el control de la seguridad e higiene en el trabajo, que corresponde al Ministerio de Trabajo de la Nación. También afirmó que uno de los reclamos del Gobierno de la Ciudad a las autoridades nacionales es, precisamente, el control de la seguridad laboral.

Mientras tanto, la obra en la torre donde ocurrió el accidente quedó paralizada a raíz del "día de duelo" dispuesto por los trabajadores por la muerte de su compañero. El caso es investigado por el juez de instrucción Julio Lucini, quien ayer le ordenó a la Policía Federal que avance en la recolección de datos para establecer la causa de la muerte del operario. Una decisión similar adoptó el juez Ricardo Warley, a cargo de la causa por el accidente que le costó la vida a Ramón Lazcano, quien murió sepultado por un desmoronamiento de tierra en la obra de Eva Perón al 4700, en Villa Lugano, el mismo martes.

Cartaña presentó ayer una denuncia por "presunto homicidio culposo e incumplimiento de los deberes de funcionario público" contra los responsables del área de fiscalización de obras. El ombudsman recordó que el 16 de marzo último envió a la Dirección de Contralor de Obras un pedido de verificación en las construcciones de Guardia Vieja y Gallo, donde tres meses después ocurrió el accidente. "No hubo ninguna respuesta a esa nota ni a otras dos que se hicieron posteriormente", se quejó Cartañá, en diálogo con Página/12.

El pedido del ombudsman surgió a partir de un petitorio de los vecinos de esas torres, con cerca de cuarenta firmas, donde se denuncia "la falta de medidas de seguridad, la constante violación a las normas de tránsito por parte de las grúas y los ruidos molestos durante las 24 horas del día". La nota de los vecinos fue remitida, además, a De la Rúa, al ombudsman nacional Jorge Maiorano y a todos los bloques de la Legislatura.

Cartaña rechazó los argumentos de los funcionarios del Ejecutivo porteño, al asegurar que la Dirección de Fiscalización de Obras "no sólo debe controlar el cumplimiento del código de edificación, sino la obra misma y sus condiciones de seguridad, para prevenir riesgos no sólo de los trabajadores sino de los vecinos y transeúntes". Pero además le recriminó a De la Rúa la "falta de iniciativa para asumir el poder de policía en materia laboral, como dispone la Constitución de la Ciudad".

La Dirección cuestionada no contestó las acusaciones. El encargado de dar la cara fue Ostuni, pese a que la dependencia no está en su órbita. El funcionario argumentó que Fiscalización de Obras y Catastro "sólo se ocupa de verificar si se respeta la zonificación y el código de usos". "La responsabilidad en la construcción es del director de obra de la empresa, y el poder de policía lo tiene el Ministerio de Trabajo", concluyó.

 

Aumenta pero disminuye

La Superintendencia de Riesgos del Trabajo (SRT) admitió que las muertes por accidentes laborales se incrementaron en 1998 con respecto al año anterior pero, en una curiosa interpretación, al considerar que aumentó también la masa de trabajadores asegurados, concluyó que "la siniestralidad se encuentra en disminución".

A través de un comunicado, el organismo que tiene a su cargo el control de las aseguradoras de riesgos del trabajo y de la seguridad laboral en las empresas, sostiene que "si comparamos los 387 casos mortales en 1997 contra los 460 del mismo lapso en 1998, debemos considerar que el universo de trabajadores cubiertos creció en ese lapso de 3,6 a 4,8 millones, lo que significa que, al contrario de lo que se sostiene, la siniestralidad se encuentra en disminución".

El comunicado está firmado por el gerente general de la SRT, Eduardo Toribio, quien un día antes había admitido a Página/12 que la ley de riesgos del trabajo, en realidad, "desestimuló la prevención de accidentes".

 

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