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Por Nora Veira El renunciante secretario de Culto, Angel Centeno, empezó ayer a correr el velo de las razones reales que lo obligaron a dar un paso al costado ante el acoso del embajador en el Vaticano, Esteban Caselli. Confesó que las diferencias con Caselli eran insalvables y puso como ejemplo que su premisa es "no mezclar y no dar interpretaciones políticas a un acto religioso ni religiosas a un acto político y eso se está dando y en estos días ha habido muchos episodios de esta naturaleza". Centeno también se quejó porque desde "la Secretaría de Presidencia se manejan fondos" que, en realidad, deberían centralizarse en Culto. Desde la Iglesia, el obispo emérito de Viedma, Miguel Hesayne, calificó la gestión de Caselli ante la Santa Sede como "peligrosa, trasnochada y ridícula" y reveló que el papa Juan Pablo II "quedó estupefacto" cuando él personalmente le mostró los datos de la pobreza en la Argentina. El obispo de Morón, Justo Laguna, a quien Caselli intentó descalificar diciendo que "habla de la pobreza pero no dialoga con los pobres", prefirió no entrar en la polémica porque "desde hace tiempo no contesto nada que el Gobierno diga de mí". En un reportaje con Página/12, Caselli había dejado entrever que su relación con Centeno ni siquiera era mala, sino que él directamente eludía al secretario de Culto porque se remitía al presidente Carlos Menem y al canciller Guido Di Tella. Caselli defendió el ofrecimiento del ministro del Interior, Carlos Corach, al titular de Caritas, Rafael Rey, porque "es normal" que el Gobierno otorgue 300 mil pesos de subsidio para ayudar a los más necesitados. Con el desplazamiento de Centeno, el único funcionario menemista que permanecía en su cargo desde 1989, y el pase de la Secretaría de Culto de la Cancillería a la órbita presidencial, quedó en claro que Caselli, el hábil operador del Gobierno entre los obispos y el Vaticano quedó fortalecido. Sin embargo, entre los purpurados lucubraban que "en realidad, esto en lugar de beneficiar puede enturbiar las relaciones entre el Gobierno y la Iglesia". En diálogo con Radio Diez, Centeno coincidió con los reparos que expresó Rey a la oferta realizada por Corach pocos días después de que Caselli lo llamara desde el Vaticano para pedirle que "bajara el tono" de sus críticas al Gobierno. "En la Secretaría de Culto yo tengo cerca de 10 millones de pesos por año que se dan a la Iglesia pero que todo el mundo sabe cómo, y al que quiera venir se le explica cómo. Pero tengo entendido que hay otros aportes a diversos sectores de la Iglesia que nunca han pasado por mí, de modo que no los conozco. Creo que esto molesta especialmente a la Iglesia. Pero bueno, si alguno lo ha solicitado y lo ha recibido, bueno, que lo emplee lo mejor que pueda." --¿Usted sabe por dónde pasan los otros subsidios? --le preguntó el periodista. --No, no, no. Bueno, sí, hay una fuente: una es el Ministerio del Interior por los Aportes del Tesoro Nacional, y otra de la Secretaría de la Presidencia, que dispone de un fondo, que creo que este año es poco en relación a años anteriores, pero que creo que es de un millón y pico. Yo he pedido que se pase a la Secretaría de Culto, los obispos desean que todo ese dinero sea encauzado por la Secretaría de Culto para que todo el mundo lo conozca, en el presupuesto de que la Constitución, en el artículo 2, obliga al sostenimiento del culto. Mientras no se reforme la Constitución, hay obligación de hacerlo. Pero esas partidas yo no las conozco, he pedido conocerlas, pero he recibido noticias de que no se me va a informar. Hesayne, uno de los obispos más críticos al Gobierno, consideró que el inocente pase de Cancillería a Presidencia "tiene malas intenciones" y remarcó que el estilo de Caselli en el Vaticano "es medieval, pretende que el Papa y los obispos unjan al gobierno actual". Laguna esta vez eligió ser más elíptico y dijo simplemente que el cambio de manos "simplemente no nos conviene".
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