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Por Juan Sasturain 1. El campeonato. Una buena razón para ir a la cancha o para abstenerse de hacerlo es la disputa misma del campeonato Apertura. Este torneo, como se sabe, es medio torneo: un invento argentino de una sola rueda. Difícil de sostener, como todas las cosas con una sola rueda, si no es yendo a toda velocidad. Y así se hace: corriendo. Para la segunda fecha ya se le suele preguntar a los que ganaron dos partidos si se ven para campeones. Los interrogados suelen contestar que es apresurado, que hay que ir de a poco. Un buen motivo para (no) ir a la cancha es que cada partido es un octavo, un cuarto, una semifinal. Y todo (nada) vale mucho. Hay que (no) ir ahora porque enseguida hay equipo que "no juegan por nada". 2. Lo cordobeses. Han vuelto Talleres y Belgrano a primera y ésa puede ser una buena razón para (no) ir a la cancha. Sobre todo, para los mismísimos cordobeses, que vienen de una larga abstinencia de fútbol "grande", perdonando la palabra. Lo bueno de jugar el ascenso es que uno gana más seguido y celebra campeonatos --que lo diga Racing-- en cambio, en Primera... Una buena razón para (no) ir a ver a los ilusionados ascendidos. Después de un torneo en que hubo más Gimnasias que nunca y proliferaron los provinciales Lobos desdentados, el regreso de estos dos ex grandes del interior, muy devaluados, puede ser un pretexto para (no) ir a la cancha, ya que el recuerdo de pasadas glorias puede resultar tan estimulante como depresivo. 3. Javier Castrilli. En este Apertura volverá a dirigir Javier Castrilli después de su paso fantasmal por el Mundial. Tenerlo otra vez cada domingo sobre la verde gramilla es siempre una buen argumento para (no) ir a la cancha. El ecológico sheriff cuida las piernas y sobre todo el césped, evitando en cuanto puede que un número creciente --excesivo-- de jugadores lo pisotee: "Veintidós son demasiados" se lo ha oído decir. El espectáculo, con él, está asegurado. Un buenísimo motivo para (no) ir a la cancha. 4. Las mujeres. Siguiendo una tendencia creciente en los últimos tiempos, en este campeonato habrá más mujeres en los estadios y, consecuentemente, menos fuera de ella. Un buen motivo para (no) ir a la cancha y (no) quedarse en casa. La presencia de las mujeres en las tribunas coincide con la domesticación de las raleadas barras bravas, la restricción de las banderas y sus portadores vociferantes y la obligación de dejar el culo pegado a los asientitos durante el partido. Una razón de más o de menos para mirarlas. Si la mujer de uno va (o no va) a la cancha, el motivo para (no) ir es mayor. 5. Racing. En este campeonato jugará una vez más Racing. Y Racing es la Argentina (lleva puesta incluso la bandera). Inevitable, atractivo como un abismo seductor, como el ejercicio del parapente, como ver una vez más una película entrañable que siempre termina mal pero uno espera que termine bien y tal vez esta vez... Ir a ver a Racing es como acostarse con la seguridad de tener una pesadilla pero no poder evitarlo. Una buena, buenísima razón para (no) ir a la cancha. 6. Aimar. Pablito Aimar está en el plantel y la simple posibilidad de que figure entre los dieciséis de River en cada partido --y que Ramón Díaz lo ponga o no-- es una buena razón para (no) ir a la cancha. Porque la sensación de plenitud que procura el pibe al simple espectador, no necesariamente gallina, justifica tanto el hecho de ir bajo sol o lluvia como la decepción y enojo que provoca su marginación arbitraria por parte del entrenador riojano. Que juegue o no Pablito Aimar es una buena razón para ir o no ir a la cancha. 7. El frío. La temperatura ambiente en Buenos Aires durante estas semanas del corazón del invierno es una buena razón para (no) ir a la cancha. Si uno arruga y no va, y se queda en casa, no por eso se salva de la dosis de pelota en el aire que la adicción le pide cada domingo o fiesta futbolera de guardar. Así que la compulsión lo engrillará ante la radio y la pantalla de catorce a dos de la mañana, con las terribles consecuencias del caso: lo que se arruga es el alma. El frío --como el calor-- es una buenísima razón para (no) ir a la cancha. 8. Boca. Una vez más juega Boca el torneo y pretenderá ser campeón porque es su equívoca "obligación", según dicen. Una muy buena razón para (no) ir a la cancha, ya que no hay nada más apasionante o patético que ese forcejeo eterno entre el deseo renovado y el fantasma de la frustración, el interruptus coitus de Boca. Un espectáculo al que el morbo hace tan atractivo como insoportable. 9. Las barras bravas. Su presencia temible y reiterada las convirtió hasta ayer en ingrediente insoslayable de crónica policial y folklore populista. La versión "ligth" que se propone es una buena razón para (no) ir a la cancha. Ya no serán bravas ni siquiera irán en barra. Las banderas kilométricas se venderán cortadas como porciones de fainá, en la entrada de las canchas para uso de civilizados espectadores que las enarbolarán --pero no mucho-- sólo si se sienten motivados por el buen accionar de su equipo... Una razón valedera para alegrarse o aburrirse yendo o no a la cancha. 10. Palermo. Entre ir a ver a Palermo en la Bombonera --que no siempre es un programa de satisfacción garantizada-- o ir a Palermo en salida dominguera y familiar con chicos y abuela al tono --que casi nunca es un programa con placer incluido-- la opción no es fácil. Una buena razón, tal vez la más clara, para (no) ir a la cancha.
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