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Por A.M. El juez federal Adolfo Bagnasco, de simpatías por el peronismo, decidió abandonar la Justicia tras 25 años de permanencia en el Poder Judicial, y dejó la puerta abierta para futuros ofrecimientos a ocupar cargos o candidaturas por algún partido al manifestar que "aceptaría trabajar en política". El magistrado fue denunciado por enriquecimiento ilícito hace dos años y sobreseído por el juez Ismael Muratorio, pero apareció un nuevo aporte a la causa: un abogado dijo que el juez y su ex secretaria gastaron 17 mil dólares en un viaje a Tahití. Bagnasco reconoció haber viajado pero negó que ésa sea la cifra que gastó. Aunque dice que su preocupación por la imagen es una ficción, la denuncia afecta una despedida que imaginaba con gloria. --Doctor Bagnasco, usted anunció que renunciará el año próximo y que aceptaría trabajar en política. Se habla de una banca de diputado y hasta de la candidatura a jefe de gobierno para el 2000. ¿Le han ofrecido algún cargo? --No, para nada, ni yo aspiro a cargo alguno. Sólo dije que no me disgustaría trabajar en la política, para lo cual no necesito un cargo. --¿Cuál es el motivo de su alejamiento de la Justicia? --Y... son muchos años. Tengo ganas de hacer algo nuevo. Dicen que renovarse es vivir, ¿no? --Sin embargo, su decisión se conoce al mismo tiempo que la nueva denuncia sobre su viaje a Tahití. ¿Cuál es la relación entre los dos hechos? --Ninguna, yo venía pensando en irme. A veces lo decía en chiste y otras en forma más seria. Además la denuncia inicial en mi contra es anterior al viaje, así que cuando lo hice le avisé al juez Muratorio y me puse a su disposición los detalles, pero me explicó que no era necesario. Quienes conocen a Bagnasco aseguran hoy que muchas veces lo escucharon bromear sobre un futuro como político. Especulaba sobre quién lo iba a querer en su partido, o a quiénes había perjudicado más o menos. Ya había amagado con renunciar cuando recrudeció la embestida contra los jueces federales, denunciando una presunta campaña en contra de los doce magistrados. "Bagnasco tiene buena imagen, la imagen de un juez que va para adelante y resuelve", comentó anoche a este diario un funcionario judicial que pidió reserva de su nombre. Bagnasco buscó quedar como símbolo del magistrado serio, elegante y prolijo, no sólo en el cuidado de su barba recortada sino también en el de su intimidad. La causa que lleva adelante sobre la sustracción de los hijos de las desaparecidas durante la dictadura le valió cierta simpatía de los organismos de derechos humanos. En el caso IBM-Banco Nación procesó a parte del directorio de la multinacional y a ejecutivos del banco y pidió la captura internacional de cuatro altos ejecutivos de la casa matriz. Consiguió el levantamiento del secreto bancario en Suiza y Luxemburgo, lo cual marcó la ruta de la coima y permitiría hacer regresar el dinero a las arcas del Estado. En sus manos está ahora el destino de dos personajes involucrados en el escándalo informático, que pertenecen a dos universos enfrentados del gobierno: el secretario general de la Presidencia, Alberto Kohan, y el ex ministro de Economía, Domingo Cavallo. Pero el juez ha dicho en reiteradas ocasiones que no hay elementos como para imputarlos. Por su juzgado pasaron los retornos del PAMI y Bagnasco sobreseyó a su titular, Matilde Menéndez, por supuesta falta de pruebas. También empezó a investigar al presidente Carlos Menem por enriquecimiento ilícito, como consecuencia de la construcción de la pista de Anillaco, pero se declaró incompetente y pasó la causa a su colega de La Rioja. "Muchos de los que tienen imagen transparente fueron jueces de la dictadura, y yo soy un juez de la democracia", fue una de las definiciones con que en los últimos tiempos trató de amparar el prestigio de los jueces federales. "Hoy se vive con más libertad, más justicia y más confianza en las instituciones que en las últimas décadas", acostumbra decir este magistrado de 43 años, divorciado y sin hijos, hincha de Lanús, que no esconde ni su filiación peronista ni su conocimiento del jefe de la SIDE Hugo Anzorreguy. "Hay una tendencia al resultadismo, a pedir condenas inmediatas ante cualquier denuncia y a veces no se valora lo que se consigue durante las investigaciones. En el caso IBM logramos descabezar la organización e impedir el pago total de la coima, y en la causa sobre niños apropiados se han acercado a declarar personas involucradas y sobrevivientes de los campos de concentración". Sus interlocutores pueden confundirse y tomar esas definiciones como la posición de un juez incomprendido. No es así: en el fondo Bagnasco quiere dejar su despacho del cuarto piso de Comodoro Py 2002 con el prestigio de haber resuelto dos causas, la de IBM y la de los chicos robados.
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