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Luego de protagonizar un escándalo minutos antes de ingresar a la última reunión de Gabinete, el ministro del Interior, Carlos Corach, y la secretaria de la Función Pública, Claudia Bello, firmaron una tregua y acordaron apoyar la lista que postula al titular de la cartera de Justicia, Raúl Granillo Ocampo, como presidente del PJ porteño, aunque ambos mantienen el mismo objetivo: ocupar la banca de senador que le corresponde al peronismo de la Capital Federal. Los deseos de Corach y Bello de ser los reemplazantes de Mario "Pacho" O'Donnell en la banca que debería dejar en diciembre de 1998 y así obtener fueros que los protejan de eventuales investigaciones, venía generando chispazos. El jueves, en la Quinta de Olivos, Bello señaló a Corach como el generador de las versiones que la vinculaban como titular de una de las cuentas abiertas en un banco neoyorquino en la cual habría sido depositada parte de la coima por el affaire IBM-Banco Nación. "Mándenle una foto mía", dijo ante los fotógrafos que cubrían la reunión de gabinete. "Ella sabe que soy un buen amigo", contestó el ministro el otro día para minimizar la pelea. En una carrera contra reloj, y ante el inminente cierre de listas --que se producirá esta noche-- los dos mantuvieron contactos telefónicos el fin de semana y pactaron una tregua. Curiosamente, el juez federal Adolfo Bagnasco, quien anunció que en el 2000 dejará la Justicia para ingresar en la vida política, se vio involucrado en la interna partidaria. Dirigentes del justicialismo consultados por Página/12 admitieron como posible la incorporación del magistrado a las filas del PJ e inclusive algunos lo consideraron como un "candidato potable" para jefe de Gobierno porteño, en las elecciones que se celebrarán en dos años (ver páginas 4 y 5). Pero Bello y Corach no son los únicos que ansían el ingreso al Senado. Los ministros, de Trabajo, Erman González; de Justicia, Raúl Granillo Ocampo y el mismo O`Donnell figuran entre los postulantes. Aunque ante la posibilidad de que se sume Erman, muchos temen sobre la ferocidad que tendría la interna de los tres, que son de la máxima confianza del presidente Carlos Menem. Los tres chocarían por un tesoro que se tornaría invalorable en caso de que el justicialismo fuera derrotado en el '99: los fueros parlamentarios. La banca le garantizaría protección a quien el justicialismo elija hasta el 10 de diciembre del 2001, fecha en la juraran los senadores electos por voto popular. El sillón que ocupa O'Donnell le corresponde al PJ, ya que por unos pocos votos, es la minoría. Ante lo imposibilidad de lograr una lista de unidad, encolumnada detrás de la figura de Granillo Ocampo --al menos hasta el cierre de esta edición--, Corach resolvió tomar el toro por las astas y secundará al ministro de Justicia en la nómina, que incluiría a Bello y algunos de sus colaboradores. Hasta el momento, la lista bendecida por Menem, postularía a Granillo como presidente del PJ porteño, Corach como vice, Daniel Scioli como vice 2º. Pero como Corach no quiere perder la apuesta, colocó al frente de la lista opositora a un hombre de su riñón, Javier Mouriño, quien será secundado por el ex asesor de la jefatura de Gabinete, Jorge Rottemberg; la legisladora Juliana Mariño, que responde a Roberto García; un hombre que deberá ser designado por el diputado Eduardo Rollano, y por último a un adherente del sector que lidera el secretario de Seguridad Interior, Miguel Angel Toma. En esta lista los candidatos a congresales nacionales serán Mouriño, Rottemberg, García, Rollano y Toma. Estos cinco hombres fueron quienes desquiciaron a Corach, que el viernes pasado al mediodía los reunió en su despacho para tratar de lograr la lista de unidad, pero tanto Rollano como Rottemberg se negaron. Uno de los presentes en ese encuentro relató a Página/12 que el ministro del Interior les propuso cenar esa noche en Olivos con Menem. "¿Les dije a ustedes de la reunión esta noche en la Quinta, no?", le preguntó Corach a Toma y Mouriño, quien minutos después y en la explanada de la Casa Rosada debieron soportar los insultos de García, que los acusó de ser cómplices del ministro. Finalmente, Rottemberg impuso su criterio de no asistir a Olivos, luego de chequear que el Presidente ya había partido hacia Anillaco. Uno de los convencidos por Rottemberg, le dijo a Página/12: "Corach estaba invocando el nombre del Presidente para acostarnos a todos y conseguir la banca".
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