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"SI YO NO ESTOY INCÓMODO,
LO QUE HAGO NO FUNCIONA"

Luego de haber sido periodista, conductor televisivo y actor en ascenso, Antonio Birabent se volcó de lleno a la música y editó por su propio sello independiente "Azar", su tercer y elogiado CD.

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Birabent ama tanto la música como la actuación pero, dice, "me di cuenta que no puedo llevar adelante las dos cosas".
Su nuevo disco, en el que cambia guitarras por máquinas, es el primero de su sello independiente.


Por Martín Pérez

t.gif (67 bytes)  Cuando llegó el momento de presentar su nuevo disco, la primera producción de su sello Sitios Laterales, Antonio Birabent decidió abrir de par en par las puertas de su casa. Después de todo fue allí que su álbum Azar había tomado forma. Al lado de sus aliados en la movida (tan diversos como su padre Moris, el videasta Andrés Fogwill, el escritor Marcelo Cohen o el ex Soda Gustavo Cerati), Birabent se siente cómodo en su papel de responsable de su propia carrera musical. "Yo hablo directamente con Musimundo, y apruebo el presupuesto de mi video. Es un lugar maravilloso", confiesa a Página/12. "No me está yendo nada mal. Antes ganaba 50 centavos por disco, y ahora gano 5 cada vez que vendo uno. Con 500 discos vendidos recupero lo invertido, y estoy cerca. Y lo bueno es que esta movida invita a que otros la imiten. Charly Alberti va a armar su propio sello, y el otro día Emmanuel Horvilleur me llamó para que le cuente qué es lo que hace falta."

El hijo de Moris disfruta del pequeño ruido que está generando Azar, su último disco, un tardío descendiente de aquel Amor amarillo de Cerati, cuya mujer --Cecilia Amenábar-- va a ser la directora del primer video, Libélula. Los proyectos de Sitios Laterales no se terminan ahí: "Quiero hacer un disco instrumental llamado Desliz, grabar otro con mi viejo, hacer canciones con Cerati, y así seguir con un proyecto lateral que, más que pirata, es bucanero".

 

--Azar es un disco que lo pone en un lugar bastante lejano al rocker que encarnó en sus dos primeros discos. ¿Cómo se explica esta transformación repentina al credo trip hop?

--No me parece que haya sido tan repentino. Lo que pasa es que los indicios de la transformación están fuera de la discografía oficial, en temas que por lo general la gente no conoce. En la versión de "Across the universe" que cierra Morir y matar. En el "Waiting for the man" de Lou Reed que hice el año pasado. O en "Ojos de terciopelo", mi contribución para el disco de covers de Sumo. No es algo de ahora: yo desde siempre adoré al David Bowie y al Lou Reed más electrónicos. Lo que pasa es que hasta hace tres años la exposición pública por momentos me sobrepasaba. Y entonces me enganchaba en una vorágine que me llevaba a un lugar en el cual no quería estar. Además, para ser sincero, creo que antes no tenía un dominio musical para hacer lo que hago ahora. Hace cinco años yo no sabía hacer esto. No sabía cómo lograr texturas musicales con poco, no sabía transmitir mi necesidad de intimidad ambiental.

 

--Siempre pareció, además, que cargaba con la necesidad de estar a la altura de la obra de tu padre.

--Puede ser ... Yo nunca lo viví así. Porque viví en España, y allá Moris era tratado como uno más. En España no hay mitos. La gente pasa y dice "tú estás muerto". Me acuerdo que cuando vivía en Madrid era una mala época para Miguel Ríos, una leyenda del rock español a la que nadie le guardaba respeto. "Eres un cadáver", le decían. Acá hay como una cuestión de mitos y leyendas, algo que a mi viejo le rompe las pelotas. Pero, volviendo a la pregunta, tengo que admitir que en mi carrera siempre hubo al menos una inevitable referencialidad, con respeto al trabajo de mi viejo.

 

--Su carrera musical comenzó cantando tu propia versión de "El oso", el tema más conocido de Moris. Y la actoral, encarnando en Tango feroz a un personaje que bien podría haber sido Moris.

--Mirándolo a siete años de distancia, salió bastante bien. Podría haber sido una carga mucho más pesada. Pero yo creo que siempre es más una carga para los demás. Además, después de "Verdad/Consecuencia", eso mismo le empezó a pasar a él conmigo. De tener que escuchar que soy el hijo de, después le tocó a mi viejo: empezó a ser el padre de. Lo que demuestra que esas cuestiones no tienen ningún sentido ...

 

--¿Qué piensa hoy de Tango feroz?

--Me parece que tuvo la virtud de existir. Que no es poco. Y creo que a la distancia ni es tan buena ni es tan mala. Tuvo sus virtudes y fue una película que a mí me sirvió.

 

--¿Y la actuación? Porque habla de lugares que no eran "su" lugar. Pero la actuación también es su lugar.

--Es que a mí me gusta mucho actuar. Mis dos actividades son cantar y actuar. Pero no puedo llevar las dos cosas adelante. Igual, no dejé "Verdad/Consecuencia" por eso. Lo dejé porque ya había cumplido. Hice un buen papel, con el que crecí muchísimo como actor y gracias al cual hice tres películas: El impostor, Pequeños milagros y ¿Sabés nadar? Y eso que entre las cosas que dejé de lado está el dinero. Yo ganaba 12 mil pesos por mes, que para mí es mucha plata. Con tres meses de sueldo me pagué este disco. Pero ... ¿qué hubiera pasado si yo me hubiera quedado en Clarín, Telefé, BMG o Pol-Ka? Hubiera hecho las cosas mal. Porque donde yo estoy muy cómodo, o no lo suficientemente incómodo, lo mío no funciona.

--¿Qué encuentra hoy en la música que no encuentre en la actuación?

--La música me da inmediatez. Me da la posibilidad de acceso directo, es como Internet con uno mismo, conectarse con el web propio. Algo que la actuación no me da. Y más a mí, que no me gusta el teatro. Definitivamente soy como un antiteatrista. Es la declaración más lejana posible al actor que dice que "el teatro argentino es la verdad, carajo".

 

--Antes de ser cantante de Los Piojos, Andrés Ciro era actor del under. Y alguna vez dijo que lo dejó para subir a escena con el grupo porque se sentía más libre. Decía que al teatro lo mataba la imposibilidad de comunicarse más directamente con el público.

--Es verdad. Y aunque el gran arte del teatro es el arte de la repetición, a mí no me interesa. Me parece que en los shows, a pesar que uno canta las mismas canciones, hay vías de escape desconocidas, que pueden surgir en cualquier momento. Eso es lo que a mí me da la música: la sensación de riesgo. Siento que estoy cerca de la realización. Una realización mundanal, austera, pero que llena un lugar privado.

 

--Sin embargo, mientras que como actor lo han terminado aceptando, su música siempre ha cosechado escépticos ...

--Me gusta pensar que esa contradicción que despierta mi persona pública es parte del juego, y no está mal. Además, los tipos que admiro despiertan contradicciones.

 

--Tal vez esa contradicción radique en que alguna vez fue un producto de una discográfica ...

--No creo que haya sido así. Después de todo, yo grabé todo lo que quise y nunca me dijeron lo que tenía que hacer ... Bueno, sí, me lo dijeron. En el primer disco querían que grabara "Ayer nomás", que siguiera la línea de "El oso". Pero yo hice lo mío: grabé sólo mis temas, nunca compusieron para mí. Y tuve dos grandes productores ...

 

--Pero tanto Carlos Narea, productor de Todo este tiempo, como Cachorro López, responsable de Morir y matar, estaban más cerca de la discográfica que de su música.

--Es verdad. La pregunta que se hacían conmigo era: ¿Qué hacemos con este pibe? Tuve peleas muy duras en BMG. Los tipos no sabían con qué tenedor había que pincharme. Ellos acuñaron la frase "hemos creado un monstruo". Frase que yo adopté, y ahora siento que con Azar he terminado de crear mi monstruo personal. De aquí en más, pase lo que pase, yo puedo ir a tocar a cualquier lado. Porque sé que estoy presentando algo auténtico.

 

--Pero cinco años atrás su interés auténtico era rockear ...

--Era lo que me salía naturalmente entonces. Y hoy es esto. Azar es un disco interno, de la Argentina doméstica. Un disco muy personal, que no responde a ningún calculado maquillaje. En todo caso, la jugada más estándar sería copiar lo que pasan por radio. Y este disco, si se impone, es por seducción artística. Porque prácticamente no suena en la radio. Es un disco difícil, complicado y personal. Esas eran las tres palabras que me repetían en todos lados cuando nadie quería editarlo. Hasta que una noche llegué a casa y me di cuenta de que lo que me estaban diciendo eran tres halagos. Así que mandé todo a la mierda.

 

EL DÍA DEL SACO AZUL

--Una constante en su vida parece ser la costumbre de aburrirse rápidamente de sus actividades. Periodista en el suplemento joven de Clarín, conductor televisivo en Telefé ...

--Yo me fui de Clarín porque no era lo mío. Y en Telefé lo mismo. Mi carrera de conductor televisivo duró hasta que tuve que ponerme un traje azul. Estábamos haciendo "La Cueva", y fui convocado a hacer el institucional de fin de año del canal. Todos teníamos que presentarnos de riguroso saco azul. Y yo sentí que no podía ir. Nunca en mi vida me había puesto un saco azul. Fui a explicárselo a Yankelevich, que me escuchó y respondió: "Me parece muy bien, no lo hagas". Yo ya tenía la idea de dejar todo para dedicarme a la música, pero él me ganó de mano. Y decidió que ese mismo día era el último programa de "La Cueva".



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