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Una nueva versión de la maldita policía, en Santiago del Estero

Catorce casos judiciales que comprometen a policías están en la nebulosa judicial. La información del gobierno provincial está a cargo de un ex comisario denunciado en el "Nunca Más".

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Los familiares de las víctimas reclamaron frente a la Casa de la Provincia en Buenos Aires

Por Carlos Rodríguez

t.gif (67 bytes)  "Sufrimos la muerte de nuestros seres queridos y estamos acá para que se sepa que en Santiago del Estero no hay justicia." Bajo esa consigna, con una silenciosa concentración que se hizo frente a la casa de esa provincia en Buenos Aires, los familiares de 13 personas muertas en hechos de violencia y de un joven que sufrió heridas de gravedad acusaron "a la policía y a los jueces de Santiago del Estero" de poner "trabas, demoras y encubrimientos" que impiden el esclarecimiento de esos casos. Las causas van desde la muerte del adolescente Pablo Vidal, de 15 años --recibió un balazo en un hecho caratulado como "suicidio", aunque la familia cree que fue un crimen--, hasta el homicidio de José Luis González o el accidente de tránsito fatal sufrido por María Fernanda Mendieta, en los que aparecen involucrados en forma directa miembros de las fuerzas policiales.

Los manifestantes fueron acompañados, durante su permanencia frente al edificio de Florida 274, por el abogado Juan Carlos Storniolo, asesor de la Secretaría de Derechos Humanos del Obispado de Santiago del Estero, cuyo titular es monseñor Gerardo Sueldo. Storniolo opinó que "una de las causas principales de estos atropellos institucionales que se denuncian se debe a la presencia del coronel (Jorge Alberto) D'Amico y del comisario general (Antonio) Musa Azar" ocupando los cargos de secretario y de director de Informaciones del gobierno provincial.

D'Amico es un ex carapintada vinculado al coronel Mohamed Alí Seineldín y Musa Azar fue denunciado por haber participado en la represión durante la dictadura militar (ver aparte).

También se encontraba presente Juan Federico Saracco, de 16 años, quien todavía conserva secuelas de la herida de bala en la cabeza que recibió la noche del 2 de julio de 1997, en el mismo hecho en que se produjo la muerte de José Luis González. El acusado de realizar los disparos es el policía José Miguel Figueroa, quien se encuentra detenido. Saracco estuvo internado en estado de coma 4 y luego experimentó una paulatina recuperación, aunque todavía tiene secuelas de la hemiplejia que sufrió.

Su padre, Juan Demetrio Saracco, relató a Página/12 que en el hecho intervinieron otros policías "nunca acusados". La policía intervino luego de acusar a los jóvenes de "intentar robar unas chapas que estaban tiradas en la calle y con las que estaban jugando", aseguró Saracco padre. Pablo Alberto, el papá del joven González, sostuvo que el policía Figueroa goza de un régimen "muy especial" de detención, ya que "sale de la cárcel de Santiago para ir a trabajar a la casa de un oficial de la Policía".

Jorge Vidal, padre de Pablo, puntualizó que vinieron aquí "a hacer la denuncia ante la prensa, ya que en Santiago todos los medios pertenecen al gobernador (peronista Carlos Juárez) y estos casos nunca son difundidos". Los viernes, los familiares marchan por el centro de la capital provincial repartiendo panfletos para informar a la opinión pública.

El joven Vidal fue hallado muerto en el fondo de su casa, luego que estuviera allí con tres muchachos del mismo barrio. "La policía dice que fue un suicidio, pero la prueba de parafina fue negativa en ambas manos", lo que indicaría que la víctima nunca empuñó el arma empleada.

María Fernanda Mendieta, de 23 años, fue atropellada por un automóvil en diciembre de 1996. El vehículo era conducido por el policía Julio César Pérez, quien está en libertad porque la causa fue caratulada homicidio culposo. La joven había donado sus órganos, pero los mismos "se perdieron por demoras inadmisibles de los médicos". Diez meses después falleció Luis Caumo, primo de María Fernanda, quien iba a recibir el riñón.

 


Mano de obra ocupada


t.gif (862 bytes) El comisario general (R) Antonio Musa Azar figura en varias páginas del libro Nunca Más. La abogada Teresita Hazarun fue detenida en Santiago el 20 de noviembre de 1976. Fue llevada presa por el jefe de Policía de entonces y quien la interrogó en la sala de torturas fue el comisario Musa Azar, titular en esos años del Departamento de Informaciones Policiales. Hazarun denunció que primero le pegaron "trompadas en el estómago y en el rostro". Luego "la acostaron en una cama, donde le aplicaron la picana en diferentes lugares del cuerpo". Esa denuncia figura en las páginas 34 y 35 del libro publicado por la ex Conadep. En las páginas 419, 420 y 421 se hace una síntesis acerca de la desaparición del doctor Guillermo Augusto Miguel, ex diputado provincial durante el período 1973-1976 y asesor legal de la Municipalidad de Termas de Río Hondo. En el caso tuvo intervención directa la dependencia que estaba a cargo del comisario Musa Azar.


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