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Con el objetivo inicial cumplido -quedar entre los ocho primeros del mundo- la selección argentina enfrentará mañana a las 13.45 nada menos que a Yugoslavia, en el que será seguramente el partido más difícil del campeonato. La cuenta es simple: Argentina entró cuarta (última plaza) detrás de sus vencedores -Estados Unidos, España y Lituania- en el grupo F y deberá, por lo tanto, enfrentar al primero del grupo E, los yugoslavos, que dejaron en puestos sucesivos a Rusia, Grecia e Italia. Como se sabe, el equipo de Julio Lamas accedió finalmente a esa cuarta plaza debido a que pese a igualar puntos con Australia, lo superó por haberlo vencido en la fase clasificatoria. Si Argentina da el batacazo y gana, será semifinalista; si pierde, disputará puestos del quinto al octavo. La cuestión es que el partido de mañana ante el principal candidato parece una empresa casi imposible. Postulantes habituales al título desde hace dos décadas, los yugoslavos han sobrellevado el resquebrajamiento político de su país, conservando una estructura que puede soportar, incluso, la ausencia de un hombre como Vlade Divac, el poderoso pivote de los Charlotte Hornets. Zelkjo Rebraca es el encargado de hacer menos costosa la falta de Divac bajo los tableros, el alero Dejan Bodiroga suele resultar incontenible y el armador base, Aleksandar Djordjevic, se ocupa de ordenar el quinteto. Sin embargo, los balcánicos tuvieron sus vacilaciones y traspiés en este Grecia '98. Una derrota llamativa ante Italia en la segunda fase y un triunfo angustioso en tiempo suplementario ante Rusia, eterno y recurrente rival, evidenciaron la existencia de lagunas en el rendimiento del equipo. Será necesario que Argentina juegue continuamente con el nivel que mostró en ciertos pasajes de este torneo para que aproveche posibles vacilaciones del rival y la hazaña sea posible. Deberá mostrar una actitud de marca similar a la mostrada en el partido inicial ante Australia, mucha mayor regularidad y, sobre todo --además de la concentración que no tuvo ante España y Lituania en momentos clave-- un crecimiento sustantivo de la eficacia en los lanzamientos de tres puntos y en tiros libres, ítem en que el déficit fue llamativo. El gran rendimiento de Oberto y el goleo de Nicola, más el trabajo de escolta de Sconochini y un Espil inspirado desde afuera pueden, siempre que Milanesio recupere el nivel que no tuvo ante Brasil, arañar la hazaña.
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