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EL MUNDO DE LOS ILUSIONISTAS EN PELIGRO POR UN PROGRAMA DE TV
El gran deschave mágico

La cadena Fox emitió en EE.UU. varios programas en los que se deschavan los trucos más famosos, por lo que la gente dejó de ir a los shows. Los perjudicados iniciaron demandas millonarias. Aquí, Canal 13 pasó algunos fragmentos.

na17fo01.jpg (4249 bytes)La gente primero se burló de los magos al conocer sus trucos y luego optó por no ir a los espectáculos sobre ilusionismo.
En la Argentina, el programa fue emitido por Fernando Bravo en su fallido programa "BTV", que duró dos semanas en Canal 13.


t.gif (67 bytes)  Una serie de magos de Virginia presentaron una demanda contra la cadena de televisión Fox por haber emitido unos programas de televisión que han acabado con buena parte del negocio en el sector: millones de norteamericanos han visto en la pequeña pantalla cómo un mago traidor explicaba con detalle los trucos que se esconden detrás de las ilusiones ópticas empleadas en las actuaciones habituales. Todo el mundo sabe ya cómo se hace desaparecer un elefante de una jaula (con espejos) o cómo se parte en dos a una mujer sin que luego le quede ninguna marca (porque no está sola en la caja). En la Argentina, algunos episodios de esos documentales fueron emitidos días atrás por el malogrado programa de Fernando Bravo en Canal 13, "BTV", que también recibió una andanada de quejas y protestas de las asociaciones de magos locales.

La Fox ha consolidado su posición como el cuarto canal de Estados Unidos gracias a tres series de audiencia garantizada: "Los Simpsons", "Expediente X" y una nueva serie de animación, "King of the hill" (El rey de la colina). Sin embargo, la Fox logró su mayor éxito en la temporada pasada con un programa especial que dejó con la boca abierta a 15 millones de espectadores: "Breaking the magician's code: magic's greatest secrets revealed" ("Rompemos el código de los magos: develamos los mayores secretos de la magia").

Tal fue el éxito de la emisión que la Fox ofreció a las pocas semanas una segunda y una tercera parte, y prepara la cuarta entrega para dentro de dos meses. Ahora empiezan a llover las demandas de magos que se han quedado sin trabajo porque los espectadores conocen los trucos con los que se ganaban el pan de cada día.

Aquí, quien se sumó al deschave fue Fernando Bravo. El conductor decidió emitir el programa de la Fox en partes: un truco cada día. Los magos argentinos pusieron el grito en el cielo. Finalmente el programa fue levantado por falta de rating (ver aparte).

En Estados Unidos, Kevin y Cindy Spencer, dos magos de relativo éxito con un espectáculo que recorría ese país, han demandado a la Fox, al mago soplón y a los productores del programa por haber terminado con su carrera artística. Nadie paga por ir a ver una actuación cuando se sabe cuál es el truco para que las espadas nunca atraviesen a la mujer que está metida en la caja, dónde tenía Houdini el cerrojo secreto que le permitía salir de la jaula debajo del agua, e incluso, con gran daño para el gremio, cómo se saca un conejo de una chistera. O cómo se mete, para ser más exactos. Los Spencer aseguran que el poco público que ahora va a verlos se mofa de algunos de los momentos estelares de su actuación.

Según el diario The Washington Post, la demanda que han presentado los Spencer en Virginia solicita una indemnización de 20 millones de dólares por daños presentes y futuros. Es la mayor demanda contra los autores del programa, pero no la única: dos más siguen su trámite en los tribunales de Ohio y California. Los abogados de los Spencer quieren que la Justicia castigue a los responsables de la cadena Fox, a la productora Nash Entertainment, que realizó los programas, y al mago que cometió la tropelía.

A lo largo de los últimos meses, el único secreto que faltaba por develar era precisamente la identidad del mago traidor que violó el código ético al descubrir las interioridades de los trucos delante de una cámara de televisión. El mago en cuestión aparecía en pantalla cubierto siempre con una máscara (se le conoce como El Mago Enmascarado), guantes y lentillas de colores, para que ni siquiera por el color de sus ojos pudieran identificarle sus compañeros de profesión o sus ayudantes. Los programas se grababan de noche en un hangar abandonado; el halo de misterio lo completaba a la perfección el actor que ejercía de presentador, Mitch Pileggi, el siniestro agente Skinner de la serie "Expediente X".

Ahora se especula con que el delator sea un tal Leonardo Montano, mago de larga carrera y pocos escrúpulos al que sus compañeros odiarán de por vida. Según la demanda, Montano robó secretos empresariales y violó el derecho a la propiedad intelectual: los creadores de algunos de los trucos "rotos" por Montano aseguran que este mago --igual que todos-- firmó un contrato con los creadores de cada truco en el que se comprometía a no develar el secreto que forjaba la ilusión.

Otra de las demandas por violación de la propiedad intelectual viene firmada por Andre Kole, que ideó hace 45 años una ingeniosa manera de hacer creer al público que se puede partir en dos a una persona sin que ello repercuta en su salud o su aspecto. El abogado que defiende a Kole es el mismo que representa a David Copperfield, el mago más famoso del momento y al mismo tiempo el más envidiado por su relación con Claudia Schiffer.

Según este letrado, David Baram, no son los magos famosos los que más van a sufrir las consecuencias de la traición, sino los pequeños artistas con espectáculos itinerantes basados en trucos viejos pero eficaces. Ahora nadie puede pretender que un espectador se sorprenda en Estados Unidos sacando pañuelos de la boca o convirtiendo un conejo en paloma: todos saben que la metamorfosis nada tiene que ver con Kafka, sino con un doble fondo y unos animales extremadamente maleables.

 

La revelación de Bravo

El programa de Fernando Bravo en Canal 13 duró sólo dos semanas. Los escasos puntos en la tabla de rating sellaron la vida efímera de BTV. Pero los magos argentinos lo recordarán para siempre: en ese espacio fue difundido parte del material de la Fox sobre los trucos revelados. Después de la primera emisión, tres entidades vinculadas a la magia se lanzaron a parar el deschave. Pero desde la producción del programa recibieron una respuesta poco esperanzadora: los capítulos del mago traidor contando los secretos no dejarían de salir al aire. De hecho, ése fue el gancho principal de más de un programa: a lo largo de la emisión se mostraba un acto determinado de magia --un tanque de guerra que desaparece, el escape de Houdini-- tras lo cual Bravo prometía el deschave del truco como frutilla del postre al final del programa. La Entidad Mágica Argentina, el Círculo Mágico y el Círculo Mágico Platense embistieron contra los responsables del programa y sus auspiciantes. De todos modos, la fórmula de Bravo no funcionó: luego de diez emisiones, el programa fue levantado por falta de rating.


El enigma de Copperfield

David Copperfield, el mago más famoso del momento, tuvo también algunos problemas vinculados al deschave de sus trucos. Un colega, Herbert Becker, amenazó con revelar todo en un libro de indiscreciones mágicas. Hubo juicios cruzados, y finalmente el libro incluyó revelaciones sobre trucos menores. Quedó afuera el gran misterio de Copperfield: cómo hace para volar delante de la gente. Ese enigma y el resto de los que utiliza en sus shows son parte de un secreto sellado por contrato: todos los empleados que trabajan en sus espectáculos firman el compromiso de no abrir la boca sobre lo que ven y conocen. La ruptura del pacto de silencio les puede significar nada menos que 800.000 dólares. Lo que le costó a Copperfield diseñar el sistema que lo convierte en pájaro.

 

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