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MAURICIO WAINROT, NUEVO DIRECTOR DEL BALLET DEL SAN MARTIN
"Quiero actualizar esta compañía"

El coreógrafo permanente del Royal Ballet de Flandes (Bélgica), que aceptó el puesto vacante desde el alejamiento de Oscar Araiz, explica a Página/12 cuál es su plan de trabajo, que incluye solucionar el problema del avanzado promedio de edad del elenco.

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Wainrot ya condujo la compañía del San Martin, entre 1982 y 1985.
"Aquí hay bailarines que ya han cumplido su ciclo", diagnostica.


Por Hilda Cabrera

t.gif (67 bytes) "Me interesa formar una compañía que tenga presencia nacional e internacional, armar un repertorio nuevo y tener coreógrafos invitados". Este es, sintéticamente, el plan de trabajo inmediato del coreógrafo Mauricio Wainrot, convocado por Kive Staiff --director del Teatro San Martín desde mayo de este año-- para conducir el Ballet Contemporáneo. El cargo estaba vacante desde que, en diciembre del '97, se produjo el alejamiento del coreógrafo Oscar Araiz, a quien el ex titular del Teatro Ernesto Schóó, no le renovó el contrato. A diferencia de la propuesta hecha a Wainrot en febrero de 1982, año en que asumió la conducción de la compañía hasta 1985, este segundo ofrecimiento no fue una sorpresa. Se lo mencionaba como a uno de los candidatos de mayor peso.

Coreógrafo permanente del Royal Ballet de Flandes (Bélgica), y artista invitado a trabajar en importantes compañías de Estados Unidos, Canadá, Israel y países de Europa, Wainrot --de regreso de Montreal-- expuso a Página/12 algunos de los lineamientos que impondrá a su gestión. En principio, aclaró que su contrato es por dos años y que, si bien ha comenzado a organizarse para la temporada '99, lo que resta de la programación del '98 no cae bajo su responsabilidad. Precisó además que la bailarina Andrea Chinetti --quien venía desempeñándose como coordinadora artística-- participa en calidad de adjunta.

Aspira también a "agrandar la compañía" (veinte bailarines en total) y aceitar la relación entre la escuela (así llama al Taller) y el Ballet. En su opinión, el traspaso de una a otro debe ser más fluido. Respecto de las invitaciones a coreógrafos extranjeros, mostró inclinación por las técnicas de Jiri Kylian y Nacho Duato, que de todos modos descartó, porque --dijo-- la compañía no está preparada para ese nivel de exigencia. En cuanto a los posibles, prefirió no dar nombres, "porque lo estoy tramitando --según respondió a una de las preguntas de Página/12--, y no sé si el presupuesto me permitirá traer a todos o algunos de ellos".

--¿Tiene idea del presupuesto destinado a Ballet?

--No, pero pasé una lista de nombres de coreógrafos que, en principio, están aprobados. Ahora hay que negociar, y no solamente con ellos. Tenemos que pensar en las producciones. Me interesa mostrar un repertorio nuevo y actualizar algunos conceptos dentro de la compañía.

Entre los cambios, propone otros tiempos para la función del maestro. En su opinión, éste debería tener cierta permanencia. "Acá hay un número enorme de maestros. Cada dos meses aparece otro. Siento que esto es más para entretener a los bailarines que para formarlos. Es un error mayúsculo, aquí y en cualquier otra compañía del mundo. No quiero maestros que vengan a la mañana, den su clasecita y se vayan." También objetó que el San Martín no tenga más de una sala de ensayo, y "bastante mala, porque le falta altura". Así sólo podría invitar un coreógrafo por vez, pero siempre "alguien que pueda dejar una huella en la compañía". Respecto del elenco dice haberse llevado sorpresas. Una es la escasa movilidad en el traspaso de los bailarines del Taller al Ballet, y otra, "la elevada edad promedio de los integrantes del cuerpo de baile (que tienen entre 32 y 43 años): "No hubo recambio y hay bailarines que, creo, ya han cumplido su ciclo."

--¿Qué lo decidió a aceptar este cargo?

--El deseo de volver. También porque mi mamá es muy mayor, y quería estar cerca. Además, trabajar con Kive es garantía de logro. Esto me hizo picar. Hace años que estoy trabajando con montones de compañías, y sentí que necesitaba hacer un seguimiento de mis obras. Esto no quiere decir que vaya a poner todas mis coreografías (para el '99 proyecta dos). Me atrae también la parte organizativa. Tengo muchos contactos afuera, y me pareció interesante aunar todo eso. Si por razones de presupuesto no se puede hacer nada, o el Teatro no queda contento conmigo, me voy a otro lugar. Sigo manteniendo mi casa en Canadá. Adoro el San Martín, porque me formé aquí, pero soy consciente de que no soy el Teatro sino Wainrot, el mismo en todas partes. Siento que en este momento el mundo de la danza está aquí algo escéptico. Por eso creo que necesitamos aplicarnos seriamente al trabajo y apoyarnos en la utopía de los sentimientos. El artista no puede pasarse la vida hablando de contratos, dinero y horas extra.

 

Staiff y la burocracia

La aplicación del sistema de cuenta única a la administración de los recursos de las salas teatrales dependientes del Gobierno de la ciudad ha generado injusticia. Lo señala a Página/12 Kive Staiff, el director del San Martín, que junto al complejo Presidente Alvear fue intervenido administrativamente en 1997, por sospechas de manejos incorrectos. En diálogo con Página/12, Staiff ofrece ejemplos contundentes del engorro que produce el modelo de cuenta única. "En este momento estoy cruzado con el actor Antonio Ugo, que reemplazó con una enorme entrega a Danilo Devizia en Seis personajes... y que todavía (la obra baja de cartel este fin de semana) no ha podido cobrar un peso."

--En síntesis, el Teatro perdió autonomía.

--En realidad nunca la tuvo. Es lo que se llama un organismo descentralizado, menos que autárquico, pero con recursos liberados para pagar a sus contratados, proveedores y administrar la recaudación. El sistema de cuenta única crea situaciones complejas. Por ejemplo, en los espectáculos de coparticipación, como el de la pianista Martha Noguera, que debería cobrar al terminar cada concierto. Pero eso no ocurre, porque en lugar de pagarle debemos girar su dinero para que ella, después del trámite burocrático, se encuentre con lo que le corresponde.

--¿Y qué responde Cultura?

--Cultura nos ha ayudado muchísimo, pero a veces tampoco los funcionarios tienen posibilidades de intervenir en el circuito burocrático que finaliza recién cuando el trámite lleva la firma del jefe de Gobierno.

 

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