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El desequilibrio de la balanza comercial continuó ensanchándose en junio pasado. Según la información difundida ayer por el INdEC, el déficit comercial en ese período fue de 332 millones de dólares, 139 millones más que en igual mes del año pasado. El rojo acumulado durante los primeros seis meses del año alcanzó los 2261 millones de dólares frente a los 1030 millones del mismo período del '97. En junio las exportaciones repuntaron considerablemente, pero el ritmo de crecimiento acumulado en lo que va del año continúa siendo muy pobre. Además, también volvieron a crecer fuerte las importaciones. Las exportaciones en junio alcanzaron los 2583 millones, un 13 por ciento más que en el mismo mes del año pasado. Sin embargo, todavía parece prematuro considerarlo un síntoma inequívoco de recuperación de las exportaciones que, en lo que va del año, acumulan una suba de apenas el 4 por ciento. En parte, el pálido desempeño se explica por la abrupta baja del precio de los productos básicos de exportaciones argentinos. Durante el segundo trimestre de este año los precios del trigo argentino cayeron un 31 por ciento, los del maíz un 14 por ciento, los de la soja un 26,6 por ciento, los de los pellets de soja y girasol alrededor de un 45 por ciento, los del petróleo crudo un 25 por ciento y los del aluminio un 14 por ciento. Las importaciones, en tanto, contra lo que se preveía, se aceleraron: crecieron en junio un 17 por ciento, muy por encima de los niveles de abril (10 por ciento) y mayo (1 por ciento). De esta forma, en el acumulado de los primeros seis meses del año, las compras del exterior aumentaron un 12 por ciento. El comportamiento de las importaciones llama la atención ya que en los últimos meses los indicadores del nivel de actividad económico revelan cierta desaceleración, lo cual era esperable que se reflejara también en la demanda de importaciones. Visto por rubros, en el primer semestre las exportaciones que más aumentaron fueron las manufacturas de origen industrial (17 por ciento), seguidas por los productos primarios (13 por ciento), en tanto cayeron las ventas de manufacturas de origen agropecuario (1 por ciento) y las de combustibles (8 por ciento). Esta es, según los analistas, una de las consecuencias visibles de la crisis asiática. La otro se nota claramente en el comercio bilateral de la Argentina con el sudeste asiático: las exportaciones a esa región se derrumbaron un 41 por ciento (llegan apenas a 228 millones) y las importaciones crecieron un 34 por ciento, alcanzando los 323 millones de pesos. Las importaciones que más aumentaron fueron las de bienes de capital (25 por ciento), los bienes de consumo y los vehículos automotores de pasajeros (15 por ciento cada ítem), mientras que crecieron debajo del promedio las compras de bienes intermedios (9 por ciento) y los accesorios de bienes de capital (2 por ciento). Mirado por socio comercial, las exportaciones argentinas al Mercosur se mantuvieron constantes en el primer semestre, pero aún así acaparan nada menos que el 32 por ciento del total. En las ventas al Mercosur siguen predominando las manufacturas industriales que representan el 56 por ciento del total, frente al 30 por ciento en el total de exportaciones. En tanto, las compras del Mercosur crecieron en un 19 por ciento. Así, el saldo superavitario con la región disminuyó de 962 millones el año pasado a 338 millones durante el corriente año. Con el Nafta, en tanto, se registró un déficit de 2395 millones.
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