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Para los jugueteros más que Día del Niño es el Día del Juguete. Para la fecha dispararon toda su artillería. Se esmeraron en la decoración de vidrieras, se agotaron en jornadas que se extienden 15 horas por día y duplicaron o triplicaron el personal del staff habitual. En la versión '98 del evento tal superproducción no augura sorpresas. La gente sigue comprando a último momento y las ventas repuntan en agosto, aunque no alcanzan los niveles de unos años atrás. La pendiente no parece detenerse: la Cámara Argentina de la Industria del Juguete pronostica que se venderán un 20 por ciento menos que el año pasado, y algunos jugueteros son más pesimistas cuando afirman que la caída rozará el 40 por ciento. Todas las jugueterías visitadas por Página/12 coincidieron en un tema: los clientes pagan con tarjeta de crédito, la mayoría en cómodas cuotas que trepan hasta los 24 meses, y sólo el 30 por ciento de las ventas son al contado. Miguel Faraoni, de la Cámara Argentina de la Industria del Juguete, guarda una explicación sobre el asunto: "El Día del Niño está muy cercano a la finalización de las vacaciones de invierno, cuando los chicos le hacen gastar toda la plata a sus padres. De este modo, con el crédito, cubren los gastos de una manera más liviana y pueden comprar el juguete". La financiación también ayuda a disimular la caída en las ventas. Aunque Faraoni reconoce que hubo un bajón importante en los meses anteriores a agosto y pronostica un 20 por ciento menos de ventas que el año pasado. Luz tiene 30 años y dos chicos. En la angosta pasarela que dejan los muñecos desparramados a lo largo, lo ancho y lo alto de una juguetería de la calle Florida, ella otea los stands, también repletos de mercadería. Su mamá, que ya pasó los 70, dice que todo se trata de una tradición. "Yo le sigo haciendo regalos a Luz, aunque sea un jabón, y ahora también compro para mis nietos", cuenta acerca de esa costumbre arraigada en su familia. Luz tampoco quiere abandonarla. Dice que hoy vaciará su billetera. El menor, Nicolás, pidió el muñeco de Godzilla que grita desconsolado y viene a control remoto. "Es que el domingo fuimos a ver la película al cine y quedó impactado", aclara su mamá. La mayor, Yanela, ya le saca las pinturas y ahora salió con que quiere un set de maquillaje. En otra cadena de jugueterías, Dixiland, Matías intenta un balance: "Hay poco movimiento, las ventas se mantienen casi como en agosto pasado, aunque venían cayendo desde mayo". Cuenta, además, que estos días pasan 1200 personas por el local en el que, también por estos días, atienden unos 15 empleados, el triple del staff habitual. Gastón es subencargado en la juguetería El Duende Azul, ubicada en la peatonal Florida. La observación que hace mientras reacomoda el stock de juguetes coincide con la de Faraoni, aunque predice que los números finales arrojarán "entre un 35 y 40 por ciento" menos que el año pasado. De todos modos --explica-- "las ventas en agosto serán un 40 por ciento mayores que las de los últimos tres meses". "La gente se tira más a las promociones", dice otro empleado. Es uno de los 13 convocados para "atender a la gente y no despacharla". Esta semana, a los 8 que trabajan en el lugar se sumaron, en total, unos 13 empleados. Entre ellos hay quienes atajan a los curiosos por las góndolas, empaquetan los regalos en la calle y hacen promociones de animales nadadores para baño en una cubeta gigante de plástico, que también está ubicada en la puerta del negocio, junto al gusanito que camina a control remoto en el hall de entrada.
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