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Los muertos por el atentado contra las embajadas norteamericanas en Kenia y Tanzania subieron ayer a 200 y los heridos, a más de 5000, mientras la secretaria de Estado norteamericana, Madelaine Albright, recordaba que Estados Unidos tiene "buena memoria" y el "brazo largo", y el presidente Bill Clinton prometía que "no habrá olvido ni perdón". Una hipótesis de base de la prensa es que el método de los atentados coordinados en las capitales de Kenia y Tanzania no difiere del que en Buenos Aires se empleó contra los edificios de la embajada de Israel y de la AMIA: un vehículo bomba con un chofer suicida. Hasta ahora, el gobierno de Clinton se ha abstenido de señalar posibles culpables por los ataques, mientras que los expertos recogen datos en los sitios de las explosiones. Una fuente diplomática estadounidense indicó que en Dar es Salaam, Tanzania, una cámara de televisión del circuito cerrado que es parte del sistema de seguridad de la embajada pudo registrar los acontecimientos previos al estallido. El presidente keniano Daniel Arap Moi recorrió el sitio del atentado en Nairobi y dijo que los investigadores ya tienen varias pistas que están analizando. Por su parte, el secretario de Defensa norteamericano, William Cohen, habló de hechos "bien coordinados" que demuestran "esfuerzos de organización". Y manifestó su confianza de que el Congreso norteamericano vote los recursos suplementarios necesarios para garantizar el máximo de seguridad a las embajadas norteamericanas en el mundo. La prensa israelí destacó ayer en sus primeras páginas que las sospechas sobre la autoría de los atentados recae sobre el fundamentalismo islámico, y señalan que los servicios secretos israelíes están convencidos de la verdad de esta hipótesis. Grupos terroristas integristas de Egipto y Arabia Saudita encabezan la lista de sospechosos. De acuerdo con la primera página del Jerusalem Post de hoy lunes, para los servicios norteamericanos e israelíes el sospechoso preferido como autor intelectual y financista sigue siendo el millonario saudí en el exilio en Afganistán, Osama bin Laden. Los mismos servicios secretos israelíes habrían declarado que el uso de cientos de kilogramos de explosivos demuestra que los atentados fueron proyectados hace mucho tiempo, y no son la respuesta a un hecho en concreto. Pero hasta ayer no se habían realizado detenciones en Kenia ni en Tanzania, países con importantes comunidades musulmanas. El presidente Bill Clinton envió ayer un mensaje de agradecimiento por el avión que Israel despachó a Nairobi con médicos y personal del Ejército especializado en rescates. Según los expertos norteamericanos en lucha antiterrorista, que cuentan con el apoyo de profesionales israelíes, la aparición anónima de personas que dicen hablar en nombre de grupos integristas conocidos o ignotos es habitual tras este tipo de atentados terroristas. Pese a la pista islámica, observadores en la zona no descartan implicaciones complejas, debido a la inestabilidad crónica que caracteriza a la región de los Grandes Lagos de Africa Central y que llegó ahora a un clímax con la guerra declarada en la República Democrática del Congo (RDC). Desde el inicio el lunes de la rebelión contra su régimen, el presidente congoleño Laurent Kabila acusó reiterada y violentamente a los principales aliados norteamericanos del Africa subsahariana de querer derrocarlo, al mismo tiempo que estrechó los lazos con Libia, país al que realizó visitas oficiales en los últimos meses. En Tanzania, los investigadores se concentraban ayer en un camión cisterna para entrega de agua potable que se acercó a la embajada poco antes de la explosión. "No estamos seguros de si fue un coche bomba, o un camión cisterna bomba", dijo un diplomático norteamericano en rueda de prensa. En las inmediaciones del perímetro de la embajada, había un cráter en el sitio donde se supone que fue el centro de la explosión. El camión había sido arrojado por la fuerza de la explosión hasta la pared de la misión diplomática. Tanto el conductor del vehículo cisterna como su asistente murieron en la explosión, dijo el diplomático. En Nairobi, los equipos de rescate, con expertos enviados de Estados Unidos, Israel,
Sudáfrica, Francia, Gran Bretaña y Alemania, han concentrado sus esfuerzos en la
búsqueda de sobrevivientes, aun cuando disminuyen rápidamente las esperanzas de
encontrar a alguien aún con vida, más de 60 horas después de las detonaciones. |