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Otras dos muertes se suman a la lista negra de las construcciones

Un derrumbe en Ingeniero Budge provocó la muerte de dos obreros, uno de ellos de 75 años. La obra no tenía habilitación.

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El accidente se produjo al ceder el encofrado de una loza de la obra, que se erigía sobre un local

 

t.gif (67 bytes)  La seguidilla de accidentes fatales en la construcción continuó ayer con la muerte de dos obreros en una obra de la localidad de Ingeniero Budge. Otras dos personas resultaron heridas, entre ellas, el contratista de la obra. Esta vez, la edificación no estaba a cargo de una empresa y los obreros no estaban afiliados a ninguna ART: se trató de una obra de un particular, que ni siquiera tenía habilitación ni permisos municipales.

El accidente ocurrió al ceder el encofrado de una loza de veinte metros por veinte, construida sobre el primer piso del local ubicado en Epecuén 665. En la planta baja, al frente, funciona una peluquería y en el fondo hay un gran tinglado, sede de un club social. Arriba, al parecer, iba a funcionar un local de bailantas. La obra estaba a cargo de Flavio Espinosa (38), propietario del lugar, que había contratado a seis hombres. Uno de ellos era su hermano, Fidel Espinosa (46), que murió en el accidente.

La otra víctima fatal es Gastón Guzmán, de 75 años, que al igual que los hermanos Espinosa era de nacionalidad boliviana. Lo mismo que Eliseo Encinas (43), el otro hombre que resultó herido. Los otros tres operarios que trabajaban en la obra circunstancialmente no estaban en el lugar.

Las primeras pericias realizadas por inspectores municipales de Lomas de Zamora conjeturaron que la causa de la tragedia pudo ser un error de cálculo de los materiales utilizados para construir la loza, en la planta alta. Las mismas fuentes revelaron que la obra no contaba con habilitación ni fiscalización municipal.

El accidente ocurrió a las 10.45 de la mañana. Los primeros en acudir en auxilio de los albañiles fueron sus vecinos, pero pronto llegaron dos dotaciones de bomberos. Flavio Espinosa, dueño de casa y contratista de la obra, sólo sufrió algunas contusiones, pero fue atendido en el hospital Oscar Alende de Budge, presa de una crisis de nervios. Eliseo Encinas fue internado en el Hospital Gandulfo, con "politraumatismos importantes", aunque fuera de peligro.

Entre los escombros, los bomberos hallaron los cuerpos sin vida de Fidel Espinosa y de Guzmán. Dos horas y media después del derrumbe, sus cuerpos fueron bajados por un grupo de paramédicos, desde la terraza de una farmacia lindera, donde estaban tendidos. Al principio se creyó que bajo los escombros podría haber más víctimas, pues nadie supo decir con certeza cuántas personas estaban trabajando en el lugar. Después de una búsqueda que duró varias horas, los socorristas se convencieron de que la lista de víctimas ya estaba cerrada y se retiraron del lugar.

Según el subcomisario Mario López Piñeiro, de la delegación Departamental de Banfield, las primeras pericias revelaron que el derrumbe podría haber ocurrido porque el contratista utilizó para la construcción de la loza hierros con un espesor menor al recomendado para esa carga. "Tampoco el encargado de la obra esperó el tiempo necesario para que los materiales sequen y continuó con el relleno de la loza, que cedió de golpe", agregó.

Aunque el accidente ocurrió en una obra particular y las víctimas no eran afiliados a la UOCRA, el titular del gremio, Gerardo Martínez, amenazó con "parar todas las obras donde no se resguarde la vida del trabajador y se detecte la falta de medidas preventivas, y los empresarios igual tendrán que hacerse cargo de los salarios de los obreros".

 


Los últimos accidentes


t.gif (862 bytes) Según las estadísticas de la Uocra, un obrero de la construcción muere en un accidente de trabajo cada tres días y medio. La muerte en los andamios no es un hecho nuevo, pero ganó la primera plana de los diarios a partir de la caída del montacargas en la Torre Alem Plaza, en Retiro, el 29 de mayo último, cuando seis operarios murieron al precipitarse desde el piso 24º.

No se había apagado el debate sobre la inseguridad en las condiciones de trabajo cuando el 21 de julio Romualdo Lasarte murió al caer de un andamio en las obras del Mercado del Abasto. El 28 de julio, en Villa Lugano, Enrique Lezcano murió sepultado por un derrumbe de tierra, mientras que cinco de sus compañeros resultaron heridos. El mismo día, Armando Flores Milla falleció al caer desde el piso 16º en las Torres del Abasto. Dos días después, José Corvalán murió en una obra de la localidad de Martínez.

 



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