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Por Raúl Kollmann La Cámara Federal consideró ayer como un homicidio la muerte de Sofía Fizman, la mujer aplastada en la puerta de la Escuela Nacional de Inteligencia, perteneciente a la Side, por darles de comer a unos gatos. El homicida es Ricardo Dátoli, un custodio de ese organismo que, aunque no entró ni salió ningún vehículo, accionó el portón hasta matar a la mujer. Incluso Dátoli vio todo lo que pasaba a través de los monitores del cuarto de guardia y pudo haber frenado el portón simplemente pulsando un botón. Anoche mismo se libró orden de captura contra Dátoli y se procedió a allanar su vivienda. A pesar de que en un principio las autoridades de la SIDE dijeron que habían suspendido al custodio, la realidad es que sólo lo cambiaron de destino y el hombre seguía trabajando en el organismo de inteligencia (ver aparte). La Cámara Federal aceptó la apelación presentada por el fiscal Pablo Lanusse y por Hugo Wortman Jofre, abogado del hijo de la señora Fizman, Marcelo Socolovsky. En primera instancia, el juez Vicente Cisneros calificó el hecho --ocurrido el 26 de febrero pasado-- como homicidio simple, no sólo porque Dátoli cerró el portón con el evidente objetivo de aprisionar a la mujer, sino porque también la había amenazado unos meses antes. La señora Fizman, una mujer de clase media que amaba los animales, concurría todas las noches a darles de comer a los gatos que vivían en el jardín de la Escuela Nacional de Inteligencia, el lugar donde entrenan a los agentes de la Side. "Te voy a matar a vos y a los gatos", le gritó Dátoli a la mujer a fines del año pasado. En forma asombrosa, el propio juez Cisneros cambió después de opinión y caratuló la causa como homicidio culposo, es decir un accidente. Es que Dátoli argumentó que andaba con los cordones de los zapatos desatados y se tropezó, pulsando sin querer el botón que mueve el inmenso y pesado portón. El magistrado le creyó a Dátoli, a pesar de que el fiscal Lanusse y Wortman Jofre --del estudio Moreno Ocampo-- demostraron que era imposible caerse y apretar un botón que no estaba a mano. Con esa decisión del juez, Dátoli recuperó la libertad. El custodio de la Side no es un neófito. Ingresó en la Secretaría de Inteligencia en 1976, es decir que pasó todo el Proceso en la Side. Como es obvio, el organismo fue pieza clave en la represión y hay datos que incriminan a Dátoli con un centro clandestino de detención. Su actitud en el caso de la señora Fizman fue justamente la de un matón que atemorizó a la mujer hasta matarla: sin que entrara ni saliera ningún vehículo, puso en movimiento la mole de metal aprisionando el brazo de la señora Fizman, que empezó a los gritos. Casualmente pasaba una pareja de turistas australianos que sostuvieron con todas sus fuerzas el portón durante casi un minuto para evitar que le aplastara la cabeza. Al mismo tiempo gritaban también para que el portón se detuviera. Sin embargo, Dátoli no se inmutó, a pesar de que veía todo por los monitores. Ayer, la Cámara desestimó los argumentos del custodio, no le creyó la versión de los cordones desatados y calificó el hecho como homicidio simple, un delito con condena mínima de ocho años de prisión. De inmediato se libró una orden de detención.
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