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SIGUE EL CASTIGO A LAS ACCIONES. PIERDEN 17,6% EN EL AÑO.
Otro día de furia en los mercados

La bolsa local cayó por cuarto día consecutivo, para ubicarse en niveles de noviembre de 1995. La crisis va para largo.

La sensación de angustia, duda y nerviosismo se apoderó de los operadores bursátiles.
Sobre el cierre, se recuperó parcialmente, reduciendo la caída del 2,5 al 0,9 por ciento.

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t.gif (67 bytes)  La angustia y los nervios dominan a los inversores de la city. Las acciones parecen no encontrar su piso. Con la baja del 0,9 por ciento de ayer, el cuarto declive consecutivo, el MerVal --el índice que reúne a los papeles empresarios líderes-- se encuentra en el mismo nivel que tenía en noviembre de 1995. El anuncio del gobierno ruso de que a partir de hoy limitará las operaciones en moneda extranjera despertó sospechas adicionales sobre la capacidad de Moscú por salir de la crisis y evitar una devaluación del rublo. La ola de desconfianza no tardó en extenderse al resto de los países emergentes.

Hasta media tarde, el ánimo de los operadores era uno de los mejores de las últimas tres semanas. Las acciones subían en promedio casi el 2 por ciento, recuperando parte del 4,4 que habían cedido el martes, en línea con el rebote mostrado en Wall Street. Pero la tendencia positiva se quebró cuando, pasadas las 15, el banco central de Rusia anunció que desde hoy pondrá un límite a las compras de dólares que efectúan las entidades comerciales. De esa manera, el Ejecutivo ruso quiere impedir que continúe el drenaje de sus reservas internacionales. Durante esta semana, el gobierno de Boris Yeltsin debió salir en varias oportunidades a vender dólares en el mercado para quitar presión a la paridad cambiaria.

La determinación, anunciada cuando en Moscú ya era de noche, fue evaluada negativamente por el mercado. "Es como el último manotazo de ahogado. La medida, si bien se tomó para respaldar al rublo, no hace más que crear más incertidumbre sobre el futuro inmediato de la economía rusa", analizó ante este diario un economista de un banco europeo. No bien apareció en los monitores de las agencias internacionales, la novedad impactó en el recinto. En pocos minutos, el MerVal dejó el terreno ganador y pasó a tener un claro signo negativo. A media hora del final de la sesión, las acciones retrocedían en promedio un 2,5 por ciento. La baja se apaciguó al final, hasta cerrar 0,9 por ciento abajo.

"Fue una reacción netamente especulativa. Nada que indique que las próximas ruedas serán positivas. La Bolsa sigue íntimamente ligada a lo que sucede en el exterior", comentó a Página/12 Maximiliano Ruprecht, de Caspian Securities. Lo mismo sucede en los demás recintos latinoamericanos. La bolsa de San Pablo fue la que más sufrió en la región: bajó 4,4 por ciento. Y hubo rumores de que el banco central brasileño se vio obligado a desprenderse de dólares --tanto ayer como el martes-- para frenar una corriente especulativa en contra del real. "No se descarta otro ataque en contra de la moneda", dijo en un informe la Fundación Getulio Vargas, un centro de investigación económico carioca.

En lo que va del mes, las acciones líderes acumulan una pérdida del 17,6 por ciento; un 30 por ciento en lo que va del año, y un 43,7 por ciento desde octubre del año pasado, cuando la crisis asiática golpeó por primera vez en Buenos Aires. "Las acciones exhiben una burbuja al revés. Por ahora no nos podemos despegar de lo que sucede en Asia, a pesar del alza en Wall Street. Pero en 15 o 20 días los precios podrían mejorar", se esperanzó Miguel Carril, el tesorero de la Bolsa de Comercio. Ayer hubo 17 alzas y 21 caídas. El retroceso del 15 por ciento en la acción de Alpargatas fue el más espectacular.

Los títulos de deuda, por su parte, una de las claves para monitorear los efectos de la crisis, cerraron ayer en los mismos niveles que anteayer, en línea con lo sucedido en las bolsas europeas y de Nueva York. Luego del fuerte derrape, esos mercados reaccionaron al alza ante la revalorización del yen frente al dólar, ante la posibilidad de que Tokio intervenga en las próximas horas en defensa de su moneda. Esto alentó a Wall Street, que avanzó el 1,1 por ciento. La clave, en estos días, para que los mercados se tranquilicen la tienen Japón y Rusia.

 

La crisis es de los otros

El viceministro de Economía, Pablo Guidotti, reiteró ayer que la Argentina se encuentra "bastante aislada" de la crisis internacional y negó que esa cartera estudie medidas para prevenir eventuales efectos del derrumbe de los mercados. "En este momento tenemos preocupaciones más urgentes. Las charlas sobre las caídas bursátiles no deben haber insumido más de diez minutos", exageró el funcionario.

El secretario de Programación Económica y Regional, Rogelio Frigerio, comentó a este diario que en lugar de pensarse en algún plan anticrisis, el equipo económico continúa batallando por la sanción de la reforma tributaria. "Necesitamos tener aprobado el proyecto en quince días. Sería una señal clave hacia los inversores para diferenciar a la Argentina del resto de los países emergentes", remarcó el funcionario. En Economía quieren aprovechar el agravamiento de la crisis para presionar en favor del proyecto impositivo, que se encuentra empantanado en el Congreso.

"En ningún momento se pensó en lanzar un bono patriótico (a ser suscripto por inversores locales). Esa medida se instrumentó durante el efecto tequila, pero no creo que se repita", puntualizó Guidotti. No obstante, no descartó que en algún momento el Gobierno recurra a un préstamo sindicado con un grupo de bancos. Pero, añadió, por el momento no se analiza esa posibilidad, pues las necesidades de financiamiento de este año están prácticamente cubiertas. "Si me hace falta plata, y el mundo está en crisis, voy a tener que solicitar a los inversores que pongan el hombro", dijo, en cambio, el jefe del Gabinete de asesores, Miguel Kiguel, abriendo una puerta a aquella posibilidad.


"La sacamos baratísima"

Los densos nubarrones que llegan desde Asia empiezan a hacer sombra en el ánimo de empresarios y economistas locales. Cistiano Ratazzi, presidente de Fiat Auto, señaló que frente a la crisis financiera internacional, "hasta ahora la Argentina la sacó baratísima". Advirtió que a su juicio el panorama "está muy difícil", y que si bien otros indicadores de la economía local "son buenos", "el déficit fiscal está bastante alto, en relación a un nivel como para estar seguros". Subrayó que si la situación persiste, "en el futuro la Argentina podría perder la confianza del mundo y tener de golpe una recesión". El economista de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas Abel Viglione vaticinó, por su parte, que "vienen épocas malas" para el país. "Ayer me reuní con mi mujer y le dije que hay que empezar a bajar el gasto", graficó, y recomendó igualmente al "ciudadano promedio" que trate de "ahorrar lo máximo posible".

 

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