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LA CONTAMINACION PORTEÑA BATE LOS RECORDS
Humos del vecino

Desde 1992, cuando empezaron los registros de la contaminación ambiental en la ciudad de Buenos Aires, los valores se triplicaron. Este año el calor y la humedad se sumaron para llevar las cifras a niveles extremos, muy por encima de lo que recomienda la OMS. Ayer el gobierno porteño lanzó un plan de monitoreo para hacer un diagnóstico de la contaminación, pero aún se hace poco por reducirla.

Una de las unidades que mide la contaminación, esta vez en Belgrano.
El principal contaminador de la ciudad es el transporte automotor.

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t.gif (67 bytes)  La contaminación ambiental en la ciudad de Buenos Aires es la más alta de la historia. Desde 1992, cuando empezaron los registros, sus valores se triplicaron, y, este año, factores climáticos como el calor y la humedad contribuyeron a llevar las cifras a niveles extremos, muy superiores a los que la Organización Mundial de la Salud (OMS) considera aceptables. El origen del problema está en las emanaciones de autos, colectivos y camiones: a falta de controles sobre la emisión de gases de estos vehículos, el aumento del parque automotor en los últimos años llevó como por un tubo (de escape) a la grave situación actual. El Gobierno de la Ciudad puso en marcha un plan de monitoreo ambiental que todavía no reducirá la contaminación pero, por lo menos, medirá con exactitud qué sustancias tóxicas predominan en distintos puntos de la ciudad.

Supongamos que el canillita de la parada de Corrientes y Talcahuano va al médico: "Doctor, últimamente me canso mucho, no duermo bien, cualquier cosa me pone nervioso..., ¿qué tengo, doctor?". Si el doctor se precipita a la respuesta más probable, "Usted tiene estrés", se equivocará. Porque los síntomas del canillita son algunos de los que corresponden a la intoxicación crónica por monóxido de carbono, y su trabajo lo obliga a permanecer muchas horas expuesto a los gases de escape de autos y colectivos.

Desde 1992, en Talcahuano entre Corrientes y Lavalle funciona un sensor instalado por la Fundación Argentina Siglo XXI para medir los niveles de monóxido de carbono. En junio pasado, el aparato dictaminó que, en 17 de los 20 días laborables, los valores de ese tóxico fueron superiores a los tolerados por la OMS. La entidad internacional admite un máximo de 9 ppm (partes por millón) de este gas en la atmósfera, aunque solicita, como valor ideal, no más de 0,1 ppm.

"En 1992, cuando comenzaron las mediciones, los valores oscilaban entre 4 y 5 ppm; sólo los viernes a la noche había un pico de 8 o 9 ppm, en relación con la mayor cantidad de vehículos. Pero los valores fueron subiendo sin cesar --admite Norma Cadoppi, coordinadora general de la nueva red de monitoreo automático de calidad del aire de la Ciudad--. En 1995, cuando una disposición restringió la entrada de automotores al centro de la ciudad según su número de patente, la contaminación dejó de subir por unos meses, aunque no llegó a bajar. Después, el ascenso no cesó." Los valores máximos de los últimos años fueron: 16,1 en 1994; 17,4 en 1995, 19,2 en 1996 y 26,5 en 1997. La cifra máxima del año pasado corresponde al 26 de octubre, fecha de las elecciones.

Este año, los valores promedio fueron aún mayores "debido a las temperaturas cálidas y las abundantes lluvias, que agudizan el problema al formarse sobre la ciudad una especie de casquete que impide la dispersión de los contaminantes hacia las capas altas de la atmósfera".

En los últimos días, "luego de la reducción que acompañó a las vacaciones de invierno y la feria judicial, desde el 3 de agosto los valores empezaron a estar por encima de 9 ppm, llegando a 15. El lunes de esta semana hubo más de 14 y el martes 12", agregó Cadoppi.

En realidad el monóxido de carbono es sólo uno de los muchos contaminantes que producen los vehículos. Otros son: "Los óxidos de nitrógeno y el ozono (necesario en la alta atmósfera pero tóxico si se lo respira), que provocan bronquitis y otros cuadros respiratorios crónicos; el dióxido de azufre, que pueden producir afecciones coronarias en pacientes con cuadros cardíacos previos; y las partículas en suspensión, que son cancerígenas", detalló Cadoppi, que a su vez es médica.

"El principal contaminador es el transporte automotor", precisó la funcionaria. La solución a la que se llegó en otros países fue "reducir el uso de la energía contaminante, tratando de reemplazarla por energía más 'limpia': cambiar la fórmula de las naftas o recurrir a combustibles alternativos como el gas natural comprimido y el biodiésel, que se obtiene a partir de productos naturales renovables como el aceite de soja". La Argentina es un país "potencialmente más gasífero que petrolero", y la soja es su principal cultivo.

Otra medida sería "desalentar el uso del auto particular, no prohibiéndolo sino propiciando un transporte público de pasajeros eficiente y seguro, de modo que el automovilista pueda dejar el coche en centros de transferencia y seguir en subte, tren u ómnibus hacia el centro".

"También hay que implementar los sistemas de revisión técnica obligatoria para los motores, lo cual permitirá controlar las emisiones tóxicas de los gases de escape; esto ya se está haciendo eficazmente en otros países", dijo Cadoppi.

Por el momento, el Gobierno de la Ciudad puso en marcha la Red de Monitoreo Automático de Calidad del Aire, formada por diez estaciones fijas en distintos barrios y una unidad móvil que recorrerá permanentemente las zonas más críticas para detectar los diversos contaminantes. Se prevé que síntomas similares a los de su colega de Corrientes y Talcahuano padecen los canillitas de Rivadavia y Nazca, José Hernández y Cabildo, Esmeralda y Lavalle, Plaza Constitución y Terminal de Omnibus de Retiro, puntos donde parará inicialmente la camioneta de control.

 

Lo que falta es control

De los tres millones de autos que, según se estima, circulan por día en la Ciudad de Buenos Aires, el gobierno porteño controló en promedio a cinco unidades diarias, según se desprende de las últimas estadísticas de la Dirección de Política y Control Ambiental porteña, que datan de 1997. Pese a que los autos particulares son la inmensa mayoría del parque automotor y que --de acuerdo con los resultados de las inspecciones-- son los que más contaminan, fueron los menos controlados: apenas 1455 sobre un total de 32.570 inspecciones. Es decir, cinco por día.

Las estadísticas indican que uno de cada cinco vehículos particulares (el 21 por ciento) fueron sancionados por contaminar el medio ambiente con emisión de gases por encima de los límites tolerados.

Los controles apuntaron en su mayoría a los vehículos de carga. En ese rubro se hicieron 19.420 inspecciones sobre camiones, de los cuales el 10 por ciento resultó sancionado por emisión de humo. También fueron inspeccionados 7538 colectivos, de los cuales el 9 por ciento fueron multadas por contaminar. Las multas van de los 160 a los 1600 pesos.

A la pobreza en el control de la contaminación vehicular contribuye la demora en la aplicación en territorio porteño del control técnico obligatorio a los autos particulares, que sí se implementa para los vehículos de carga y de transporte público de pasajeros.

 


 

ASMA Y ALERGIAS, EFECTOS DE LA CONTAMINACION
Problemas de vivir entre malos aires

t.gif (862 bytes) Asma, diversas alergias, cáncer de pulmón, dolencias cardíacas y distintos problemas vinculados con la falta de oxígeno en los tejidos son algunas posibles consecuencias de la contaminación ambiental por causa de los vehículos, según los especialistas consultados por este diario: "Hace años que la OMS llama la atención sobre estos riesgos".

"La contaminación callejera tiene efectos nocivos, sobre todo en el aparato respiratorio --dijo a este diario Carlos Baena-Cagnani, responsable en América del Sur de la Iniciativa para Tratamiento y Prevención del Asma, de la OMS--: las chimeneas de la industria tradicional tienden a causar bronquitis e infecciones respiratorias, mientras que las emanaciones de vehículos contribuyen al asma y alergias."na18fo02.jpg (9242 bytes)

Carlos Luna, jefe de neumonología crítica del Hospital de Clínicas, destacó que "el monóxido de carbono se une a la hemoglobina de la sangre impidiéndole transportar oxígeno; las exposiciones crónicas propician enfermedades vasculares, problemas neurológicos y todas las patologías causadas por mala oxigenación de los tejidos". La médica Norma Cadoppi, del Gobierno de la Ciudad, señaló que "la contaminación por monóxido de carbono provoca dolores de cabeza, alergias, sensación de cansancio, irritabilidad y hasta insuficiencia coronaria".

Para Abel Canónico, presidente de la Asociación Argentina de Cáncer, "no hay duda de los efectos cancerígenos de la contaminación: se verificó incremento de tumores respiratorios en personas que vivían o trabajaban bajo aire contaminado por monóxido de carbono, alquitranes o benzopirenos, producidos por la combustión en autos y aviones. Hace años que la Organización Mundial de la Salud llamó la atención sobre este riesgo". Maximiliano Van Kooten, especialista en cáncer pulmonar del Hospital María Ferrer, observó que "es probable que, en personas con susceptibilidad, esta contaminación aumente el riesgo de tumores malignos".

 

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