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Por Pablo Rodríguez La guerra civil en la República Democrática del Congo (ex Zaire) amenaza con alargarse y dejar un tendal de muertos. El jefe militar de las tropas rebeldes banyamulengues (tutsis congoleños de origen ruandés), Jean-Pierre Ondekane, dijo que 60.000 efectivos ya están avanzando hacia la capital Kinshasa, luego de haber ganado la costa atlántica del país. El presidente Laurent Desiré Kabila anunció que "se están repartiendo armas entre decenas de miles de personas" para defender a su gobierno y ordenó el arresto internacional por "alta traición" para 10 dirigentes políticos. Antes del inicio de la rebelión, ocurrida hace diez días, el gobierno de Francia contactó a varios dirigentes rebeldes para apoyarlos, según publicó ayer el semanario francés Le Canard Enchainé. Las oficinas de la presidencia y la cancillería francesas confirmaron la noticia, pero señalaron que esta colaboración se limita a lo diplomático. De acuerdo a la publicación, en los últimos nueve meses se estuvieron realizando varias reuniones entre funcionarios franceses de alto nivel y los actuales líderes rebeldes. El gobierno francés mantiene buenas relaciones con Arthur Z'Ahidi Ngoma, jefe político de la rebelión, desde 1996, cuando colaboró secretamente en el derrocamiento de Mobutu Sesse Seko. El presidente francés, Jacques Chirac, habría obtenido de Ngoma la promesa de que aumentar la influencia francesa en el país africano, neutralizada por Kabila, y el líder rebelde consiguió que Francia le diera asilo luego de la sentencia a prisión dictada por el actual presidente. Un diplomático cercano a estas negociaciones, citado por el semanario, opinó que Francia era un país mejor preparado que Estados Unidos para resolver una crisis en el continente. "Ellos (los norteamericanos) saben muy poco sobre Africa y recién ahora están descubriendo qué complicada es." Los banyamulengues iniciaron su rebelión en el este del país, en la zona fronteriza con Ruanda y Uganda, países a los que Kabila acusa de apoyar a los rebeldes. Durante nueve días, las tropas lideradas por Ondekane recorrieron 4000 kilómetros para cruzar todo el país y actualmente controlan el triángulo formado por Kitona, Moanda y Banana, en la desembocadura del río Congo. Según testigos de la ciudad de Moanda, las tropas están lideradas por "oficiales ruandeses" y en Kitona están descargando material militar desde la semana pasada "al ritmo de tres a cuatro aviones-cargos por día, en la base de Kitona". Los banyamulengues anunciaron la toma inminente de Matadi y el avance a la capital Kinshasa, que está a 400 kilómetros de esta ciudad. "Tan pronto entremos a Kinshasa pediremos a los políticos congoleños que (...) designen a un presidente interino. Luego organizaremos las elecciones", declaró ayer Ondekane. Los rebeldes también controlan gran parte del este del país. En Goma, una de las ciudades de esta región, diez líderes rebeldes se presentaron a la prensa como "la Alianza de Fuerzas Democráticas de Liberación (AFDL), el movimiento que sostuvo la revolución de Kabila y lo llevó al poder en 1997", según Dieudonné Kabika. "Sin embargo, cuando Kabila derrocó a Mobutu y entró a Kinshasa hizo como si nos hubiese olvidado", completó. Estas fuerzas ahora acusan a Kabila de corrupción, mala administración, violaciones de los derechos humanos y de concentrar el poder en manos de su familia y los miembros del clan balubakati. "El sistema que instauró (Kabila) no es diferente al de Mobutu", agregó Deo Balezi, otro de los presentes en esta suerte de conferencia de prensa. Patient Semuswa consideró que "el problema de Kabila es que sigue con las ideas que tenía cuando se alzó en armas en los años sesenta. Posee un muro de Berlín en la cabeza. Nosotros lo llamamos el paleo-lumumbista", en referencia a Patrick Lumumba, dirigente congoleño asesinado en 1961. Los nueve líderes presentes también negaron cualquier tipo de conexión con Ruanda y Uganda, como denuncia Kabila. Una comisión regional africana, compuesta por representantes de Zambia, Tanzania, Namibia y Zimbabwe, comenzó a trabajar ayer para determinar si estos dos países efectivamente están interviniendo en la ex Zaire.
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