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LA CASA-MUSEO DE PAUL MCCARTNEY
Un boleto para pasear

La casa en que el beatle vivió de niño fue comprada por el National Trust inglés, que le devolvió su fisonomía original y la abrió a visitantes de todo el mundo. Y todos felices, menos los vecinos.

McCartney celebró la idea, pero no asistió a la inauguración.
El músico escribió un texto para el catálogo de la casa-museo.

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Por Marcelo Justo  desde Londres

t.gif (862 bytes) El ex Beatle Paul McCartney dio un paso más en su status de clásico en vida. La organización privada más importante de Europa para la conservación del patrimonio cultural, el National Trust inglés, adquirió y restauró la casa donde el legendario compositor, bajista y cantante vivió de los 13 a los 22 años. En esa casa, el bajista de The Beatles compuso con John Lennon "Love me do", el primer single del dúo más célebre de la historia de la música --que alcanzó el primer puesto de los chartes en Estados Unidos e Inglaterra--, y encontró la fuente de inspiración para algunos de sus más grandes éxitos. "La casa representa un momento clave de la historia popular del siglo XX, y es una de las 200 propiedades que conservamos en el Reino Unido", indicó a Página/12 una portavoz del National Trust. "McCartney es a Liverpool lo que Shakespeare es a Stratford", definió con más apasionamiento Steve Mc Griskin, de la empresa Cavern City Tours, una agencia turística liverpooliana nacida de la mano de los Beatles y cuyo nombre remite al oscuro sótano donde el cuarteto ensayó su primer salto a la fama.

Construida en 1954, como parte de la política habitacional de la posguerra, la casa del 20 Forthlin Street de Liverpool tiene el aspecto de tantas otras propiedades de la clase trabajadora de la época. Allí se mudaron los McCartney, una modesta familia de provincia, en 1955, y allí vivieron hasta 1964, cuando la Beatlemanía estalló en Estados Unidos y ya no hubo manera de que la familia llevara una vida normal. Jim McCartney y su esposa ocupaban el cuarto matrimonial, un poco más amplio que las otras dos habitaciones de la planta superior. Los dos hermanos, Paul, el mayor, y Michael, tenían pequeños cuartos individuales que ahora exhiben la inmovilidad y nitidez de las piezas de museo.

El National Trust adquirió la propiedad en 1995 por 55 mil libras (80 mil dólares) y gastó 47 mil más (unos 75 mil dólares) en restaurarla. En 1964, la familia Jones había comprado la casa a los McCartney, que con la fortuna de su hijo dilecto estaban para complejos habitacionales más sofisticados que la modesta casa de barrio. En las tres décadas siguientes, los Jones se ocuparon de modernizar la vivienda borrando deliberadamente todo rastro de los años 50. La tarea del National Trust fue revertir este proceso: nada quedó en pie. El papel de las paredes, el modelo de las ventanas, el parquet se desvanecieron en el túnel de los decoradores. Con la ayuda de los hermanos McCartney y las fotos de la casa, los especialistas reconstruyeron el lugar y lograron devolverle su fisonomía original. En la sala aparecieron sillones de los años 50, una televisión en blanco y negro y una de esas radios gigantescas de la época. La espartana habitación donde McCartney imaginó sus primeras canciones tiene una mesa de luz impecable y anacrónica, un reloj y una lámpara de anticuario, una cama de hace más de tres décadas que parece recién hecha. "Está exactamente igual a cuando la compré con mi marido", declaró asombrada a la prensa la señora Jones.

El Beatle, de duelo por la muerte de su esposa Linda Eastman el pasado abril, no asistió a la inauguración de la casa, celebrada a fines de julio. Pero en el catálogo que se les entrega a los visitantes del museo hay un texto firmado por McCartney, en el que traza un vívido relato de su vida en aquella época previa al megaestrellato. "Vivía en esta casa cuando conocí a John Lennon, y aquí ensayamos muchas veces con los Beatles. En la sala de estar escribimos 'Love me do' y 'I saw her standing there'. Todavía vivía en esta casa cuando los Beatles se volvieron famosos en todo el mundo. De manera que mis recuerdos de la época están conectados con este lugar. Incluso después de mudarme, estos recuerdos fueron una de mis fuentes de inspiración. Penny Lane, por ejemplo, queda en el barrio, muy cerca de mi casa: la peluquería y los bomberos que menciono son lugares reales que inspiraron mis canciones. Creo que a mis padres les hubiera resultado muy difícil creer que la casa es ahora propiedad del National Trust. Pero les hubiera encantado. Tanto como me encanta a mí", escribe McCartney.

Los únicos que no parecen encantados son los vecinos de 20 Forthlin Street. "Esto se va a transformar en un circo de turistas. En los últimos días ya se ha vuelto imposible", se quejó a la prensa Ken Gledhill, que vive en el 22 de la misma calle. El National Trust puso un límite de 11 mil visitas anuales a la casa, y ha adoptado otra serie de medidas para reducir el impacto sobre el vecindario. La visita sólo se podrá hacer tomando autobuses especiales que saldrán cuatro días a la semana en verano, y los sábados en el resto del año. Pero los vecinos no parecen convencidos. "Si pudiera, no lo dudaría: me iría a vivir a otra parte", señaló Gledhill.

 

Un Magical Mystery Tour para turistas

La casa en 20 Forthlin Road no es la única variante que ofrece la Beatlemanía de Liverpool. En la ciudad se puede tomar diariamente un Beatles Magical Mystery Tour, que hace dos recorridos diarios en autobús por los lugares de peregrinaje de los fanáticos del grupo. Las casas de los cuatro Beatles, las escuelas y otros dos lugares de Liverpool que se transformaron en canciones --Penny Lane y Strawberry Fields-- constituyen las principales atracciones. "Penny Lane era una calle a mitad de camino entre la casa de Paul McCartney y John Lennon, donde se encontraban para tomar el colectivo. A pesar del título, Strawberry Fields es en realidad un hogar para chicos huérfanos cerca de la casa de John. Lennon solía treparse al muro que rodea al lugar", indicó a Página/12 una operadora de la Cavern City Tours. El evento anual conmemorativo que Liverpool ofrece a sus más famosos hijos es la "Beatles Convention" que toma lugar a fines de agosto: este año se celebra la decimoquinta Convención. El festival suele atraer más de 100 mil personas, y cuenta con la participación de unos 130 grupos. El punto apoteótico de la celebración y la nostalgia suele ser la fiesta que se celebra el último día en el jardín de Strawberry Fields.

 

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