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Por Hilda Cabrera La historia del Hamlet de William Shakespeare tiene orígenes remotos y analogías (existe incluso un Ur Hamlet --Ur como primitivo--, representado en Londres en 1589), pero los estudiosos rescatan cuatro versiones del período en que Shakespeare vivía (murió en 1616). Estas son de 1603, 1605, y dos posteriores, una de ellas alemana. En el drama de Shakespeare, el rey de Dinamarca es asesinado por su hermano Claudio, que se apodera del trono y toma como mujer a Gertrudis, viuda de aquél. El espectro del padre se le aparece a Hamlet en la explanada del castillo de Elsinor, y pide venganza. Hamlet promete obedecerlo, pero no se resuelve a ejecutar al usurpador. Se finge loco para no levantar sospechas, y ordena a un grupo de cómicos representar delante de Claudio un drama que reproduce las circunstancias del crimen. Esto inquieta al rey, que termina enviándolo a Inglaterra. Tiempo después, unos piratas capturan a Hamlet y lo llevan a Dinamarca. Este es parte del nudo argumental de esta tragedia de escenas famosas, como aquella del monólogo que comienza con "Ser o no ser, he aquí el problema" (que recita Hamlet ante la calavera de Yorick, el bufón del rey), y la de los versos que dicen "Algo está podrido en el reino de Dinamarca" y "Aunque esto sea locura, hay sin embargo un método". La fascinación que producen estos textos y el "melancólico" carácter de Hamlet --representado a veces como un personaje con vida propia-- ha generado, se sabe, innumerables versiones. En este marco histórico el actor y director Pompeyo Audivert propone la suya. Lleva por título Hamlet. Lo mismo y lo otro, y la estrena el viernes 21 en el Callejón de los Deseos, junto al grupo de jóvenes actores que dirige. Una de las singularidades de esta puesta es que en ella confluyen diferentes voces idiomáticas. Los cómicos (los actores que cuentan el drama ante Claudio, por ejemplo) utilizan el español; Hamlet, la reina y Claudio, el alemán; Ofelia y Polonio, el italiano; Laertes, italiano y francés, y la Sombra (el Espectro) el inglés. Esta decisión no es arbitraria. Según Audivert, su intención es "aludir a la ruptura de la unidad, a la locura que, declarada en la naturaleza exterior, amenaza con fragmentar a la interior". --¿Esta opción no dificulta la comprensión de la obra? --Creemos que no. Hay dos momentos muy importantes en los que Hamlet se expresa en español, en "Ser o no ser...", y aquel en que explica a los cómicos la necesidad de representar la obra, porque lo que quiere es desenmascarar al tío. Con esto no pretendemos colocar barreras sino velos: tomar distancia y mostrar la profunda teatralidad que hay en los diferentes idiomas. --¿Por qué eligió Hamlet? --Porque creo que éste es un momento hamletiano, y que la obra me permite hablar de otros temas sin explicitarlos. Hablar por ejemplo de esta instancia del capitalismo, que es de catástrofe. Circunstancia de la que somos conscientes, pero que, en lugar de movilizarnos, nos paraliza. --¿Cree que lo político y lo económico dominan lo cultural? --El sistema capitalista es un tema cultural. Un ejemplo es que la gente cree que las relaciones personales sólo pueden ser representadas en el marco de este sistema. Por eso nadie piensa en un futuro solidario sino de competencia. Hasta hace veinte años, el marxismo producía niveles de esperanza. Después de la paliza escarmentadora de los 70, de la caída de la Unión Soviética --que era una deformación del socialismo--, no hay perspectivas de unidad. La gente no tiene herramientas ideológicas para imaginar un futuro mejor. --¿Quiere decir que no hay lugar para la resistencia? --No, creo que hay resistencia, y que debe mantenerse en todos los planos. Lo que pienso es que, en una situación como ésta, de gran desesperanza, hay que restablecer la unidad y repolitizar la discusión. Por eso en Lo mismo y lo otro hablamos de la unidad perdida, de la locura que, instalada en lo exterior, amenaza invadirnos. El mal es muy poderoso. Un tipo malo dentro de un grupo produce una devastación. El bien, en cambio, es más ingenuo, y hasta causa pudor practicarlo. Por eso hay que producir niveles de claridad. --¿Qué entiende por tratamiento ideológico en el teatro? --Cualquier tratamiento formal es ideológico, aunque hoy también decir esto cause pudor, en parte debido a la vigencia de esos comportamientos modernosos, esas expresiones decorativas de lo burgués joven y desconcertado. Lo ideológico es un componente indispensable en el arte. Esto no significa que tengamos que hablar de política sobre el escenario, sino que el artista debe estar atravesado por un comportamiento político, una acción encaminada al bien. De lo contrario el arte se empobrece, se vuelve pura decoración. El arte es siempre un grito desesperado acerca de algo, y ese algo se relaciona con lo ideológico en la manera de ver el mundo. No tiene necesariamente un nombre concreto, pero revela una manera de actuar y decir, que es diferente. Descubre que existe la posibilidad de una ruptura y de un pensamiento solidario.
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