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NUEVOS RECORDS DE PRECARIZACION. LA JORNADA LABORAL ALCANZA A MAS DE 12 HORAS
El trabajo ahora es el primer hogar

El mercado laboral argentino se parece cada vez más a uno de explotación, como los que imperan en países asiáticos. Crece el empleo en negro y los que trabajan más de 62 horas semanales.

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El doble empleo ya es una práctica usual en el mercado para cubrir el presupuesto familiar.
Los que tienen trabajo demandan otro empleo a costa de convertirse en sobreexplotados.


Por Maximiliano Montenegro

t.gif (67 bytes) Los últimos datos del INdEC demuestran que el mercado laboral argentino está cada vez más cerca del modelo de explotación asiático, que alguna vez elogió el presidente Menem. Según las cifras de empleo de la encuesta permanente de hogares de mayo, a las que accedió Página/12, se batieron cuatro nuevos record de precariedad laboral. Uno: el de cantidad de ocupados que, insatisfechos con sus salarios, buscan otro empleo. Dos: el de los que trabajan más de 45 horas semanales, que en el INdEC denomina "sobreocupados". Tres: el de los que trabajan más de 62 horas semanales (cinco días laborales de más de 12 horas) que en la jerga de la calle significa que "laburan como chinos". Cuatro: el de mayor cantidad de ocupados sin aportes jubilatorios. En conclusión, sólo uno de cada cuatro de los nuevos empleados están conformes con los puestos que consiguieron en el último semestre.

De acuerdo con los datos oficiales, el 27,4 por ciento de los ocupados del área metropolitana (Capital y partidos del conurbano) buscan activamente otro empleo, descontentos con los ingresos que perciben. En mayo eran 1,3 millones de personas, 140 mil más que en octubre del año pasado y más del doble que en 1991. A comienzos de la Convertibilidad, sólo el 13 por ciento de los ocupados buscaban otro conchabo, lo que representaba sólo 550 mil personas.

El segundo record tiene que ver con el aumento de los sobreempleados. Los que trabajan más de 45 horas semanales superaron en mayo la barrera de los dos millones. Son 130 mil más que en octubre y representan el 42,6 por ciento del total de los ocupados.

La tercer marca histórica alcanzada en mayo se refiere a los que trabajan más de 62 horas semanales, bajo un régimen parecido al sistema de superexplotación malayo que deslumbró al presidente Menem cuando visitó el sudeste asiático. Hoy revistan en esta condición en el área metropolitana 710 mil personas, uno de cada seis ocupados en la región. Entre los hombres, en tanto, la proporción es todavía mayor: uno de cada cinco de los ocupados trabajan jornadas de más de 12 horas durante cinco días semanales.

El cuarto es el record del los que están en "negro" para la seguridad social. En mayo último, en Capital y los partidos del conurbano, a casi 1,3 millones de asalariados (el 36,9 por ciento del total) no se les efectuaban descuentos jubilatorios. En octubre del '94, la proporción era del 29 por ciento de los asalariados. De los 170 mil nuevos empleos a sueldo del último semestre, casi la mitad no realizan aportes al sistema previsional (ver gráfico). En rigor, en esta situación están tanto los empleados informales, con contratos en negro, como los que se desempeñan en actividades formales bajo el esquema de contratos promovidos o los planes de 200 pesos mensuales, para realizar tareas sencillas, del Ministerio de Trabajo y Eduardo Duhalde en la provincia de Buenos Aires.

De los 225 mil empleos creados en el último semestre, sólo el 26 por ciento corresponden a "ocupaciones plenas", que dejan conformes, por salario o tipo de tarea, a quienes las desempeñan. En cambio, el 22 por ciento trabajan menos de 35 horas semanales y desearían trabajar más. El resto son sobreocupados. Los que trabajan entre 45 y 62 horas semanales, acapararon otro 22 por ciento de los nuevos empleos. En tanto que los que pasaron a trabajar más de 62 horas a la semana fueron el factor más dinámico de creación de empleo: representan el 30 por ciento de los nuevos puestos.

Según los expertos, las estadísticas anteriores revelan distintas formas de precarización laboral. Para Ernesto Kritz, director del Centro de Estudios Laborales, "es probable que la gente que dice estar buscando otro empleo está en el segmento del mercado que denomino de baja calidad laboral. Es una parte de la población ocupada que está en trabajos intermitentes; rotan entre empleos pasando por intervalos frecuentes de desocupación". Luis Beccaria, ex director del INdEC, considera que el aumento de personas que buscan un empleo adicional "tiene que ver con que en algunos sectores se están pagando salarios muy bajos, y deben completar los ingresos con otra actividad".

Las distintas modalidades de sobreempleo, en tanto, no serían explicadas por la sobreexigencia que impone el capitalismo en las sociedades más avanzadas a los sectores medios y altos ávidos de progreso social. Kritz dice que "hoy apenas un 40 por ciento de la población activa tiene un trabajo asalariado en blanco y estable. Por lo tanto, para el resto del mercado no es sorprendente que haya una proporción elevada de personas que trabaja más de 45 horas semanales. Y lo más probable es que gane bastante poco", asegura.

 

Con subsidio es más fácil

La industria no destruyó sino que creó empleo en el último semestre: entre octubre y mayo pasado, se crearon unos 33 mil puestos de trabajo industrial en el área metropolitana. Otra fuente importante de empleo fue la construcción, que aumentó los empleos en poco más de 40 mil. En el área de transporte, almacenaje y comunicaciones había en mayo unos 17 mil empleos más.

Pero el sector que más ocupación generó fue el de servicios personales y comunales, en el que no sólo se incluyen peluquerías o actividades como venta de comidas a domicilio sino también los empleados públicos. Según los expertos, en este rubro se incluirían los planes de empleo financiados por el sector público, como ser los planes Trabajar o de subsidios que ofrece Eduardo Duhalde en la provincia de Buenos Aires. En este sector la ocupación aumentó en más de 126 mil. El sector que más empleo redujo fue el de electricidad, gas y agua, donde la ocupación cayó en casi 21 mil puestos de trabajo. En rigor, aquí se contabilizan también otras ramas de servicios que, por ser de poco monta en términos de empleo, no constituyen una categoría por sí solas.

Curiosamente, hubo una fuerte disminución de la ocupación registrada como servicio doméstico: en mayo había casi 16 mil empleos menos que en octubre pasado. ¿Será que los hogares de clase media y media alta ya están implementando la sugerencia de ajustar los gastos, que el economista Abel Viglione le sugirió ayer a su señora?


Más que ayudar, los libros pesan

Si fuera por los últimos datos de empleo del INdEC, no vale la pena estudiar para la clase de puestos de trabajos de baja calidad que se abren. Entre octubre del '97 y mayo último, según el INdEC, el empleo creció en el área metropolitana un 5 por ciento. Sin embargo, la categoría de empleos con estudios primarios incompletos duplicó esa tasa (ver cuadro). La ocupación entre quienes completaron el ciclo primario, en cambio, cayó. Un patrón similar se sigue entre quienes poseen estudios secundarios: para los que no completaron el ciclo el empleo creció a una tasa del 15 por ciento, triplicando el promedio de creación del empleo. Para quienes poseen un título de bachiller o perito comercial, en cambio, los puestos de trabajo se redujeron casi un 10 por ciento. Entre quienes cuentan con estudios universitarios, los que no lo completaron consiguieron más empleos que los graduados.

 

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