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Al menos, el coronel de García Márquez encontró quien lo filme

Arturo Ripstein está concluyendo el rodaje de "El coronel no tiene quien le escriba", una historia "de amor crepuscular, y de rencores".

Ripstein quería rodar este film desde que apareció la novela.
García Márquez tardó treinta años para darle su autorización.

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Por Mar Marín  desde Chacaltianguis, México

t.gif (67 bytes) El director de cine Arturo Ripstein cree que el film que está rodando en esta ciudad del estado mexicano de Veracruz, El coronel no tiene quien le escriba, pondrá el rostro definitivo al personaje surgido de la imaginación de Gabriel García Márquez, y que eso constituye una de sus grandes fantasías personales. "Creo que después de la película, el coronel no tendrá otra cara más que ésta. Será... como la cara de Red Buttler, después de Lo que el viento se llevó: ya no hay más que uno y es Clark Gable", aseguró. El cineasta mexicano ultima esta semana el rodaje de El coronel..., sobre una adaptación libre de Paz Alicia Garciadiego --su guionista y compañera--, que sitúa como personaje principal la figura de la esposa del militar, encarnada por la actriz española Marisa Paredes.

Ripstein esperó más de 30 años para que García Márquez lo autorizara a poner rostro a uno de los personajes más conocidos de la literatura universal, el coronel retirado que espera paciente una pensión que nunca llega mientras la miseria asuela su casa. Ya cuando el colombiano escribió la novela, Ripstein le pidió que le permitiera convertirla en película. "No me dejó entonces, porque pensó que era muy joven. Esperó todo este tiempo para decirme: ahora puedes", recuerda. La versión "mexicanizada" de la novela se rueda en Chacaltianguis, una pequeña localidad de Veracruz, en el golfo de México, con aire tropical y estética decadente. La película, cuenta Paz Alicia Garciadiego, muestra la desesperanza, denuncia la injusticia y, sobre todo, habla de una historia de amor en la madurez apenas esbozada en la novela.

El peso del film reposa en las espaldas de "la coronela" que, explicó la guionista, es el contrapunto activo de la pasividad del viejo militar: una mujer madura, de origen español, con porte mayestático, que combina la feminidad y el carácter práctico. "Es el realismo quien intenta que el coronel ponga los pies en el suelo". El guión refleja una "historia de amor crepuscular y de rencores. El rencor por la muerte del hijo, por la pensión que no llega y el rencor contra quienes se enriquecen a costa de otros". Además, cree, esta adaptación forma parte de la trilogía que define la relación Ripstein-Garciadiego, y que comenzó como "pareja incierta" con Mentiras piadosas, pasó a la "plena complicidad" en Profundo carmesí, y llega a El coronel... como un amor otoñal, "con la certeza de que vamos a terminar juntos. Tal cual como el coronel y la coronela, nuestra única lucha es ver quién se muere primero para ver quién traiciona antes al otro".

Ripstein dijo que el guión "no ha desfigurado la novela", pero admite que tampoco es una adaptación rigurosa y advierte que "soy fiel a la película, no a la novela". García Márquez, que no quiso ver el guión ni acudir al rodaje, únicamente puso dos condiciones: excluyó a un actor del reparto que no le agradaba y pidió que se rodase en blanco y negro. El director cumplió con los pedidos, pese a que "hay pocos que se pueden dar el lujo de filmar en blanco y negro". No obstante, aseguró que la película "es muy lineal y casi monocromática" y confía en que la decisión del escritor de mantenerse al margen se deba a una "prueba de confianza".

El director enfrenta una de las películas "más difíciles" de su vida, pero subrayó orgulloso que concreta el proyecto que quería porque está muy "apoyado por un buen equipo, un buen guión y magníficos actores". Ripstein está convencido de que su último trabajo, El Evangelio de las maravillas, cerró una fase de su vida profesional y piensa que El coronel... constituye una vuelta a sus orígenes. Cuando concluya el rodaje, se sumergerá en un proyecto ambicioso que pretende resumir la actual situación de México, denunciando la violencia urbana y la corrupción a todos los niveles. No será una película política. "Yo no opto por esta posición. No es mi vocación", afirmó, aunque reconoció que es necesario "hacer otro México" y que la falta de un cine político de denuncia "es una ausencia importante".

 

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