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Por Laura Isola desde Resistencia La apertura del Tercer Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura se desarrolló con asistencia perfecta por parte del público (1500 asistentes, cifra que duplica a la del año pasado) y una ausencia: Luis Sepúlveda, el escritor chileno, no pudo llegar a tiempo, aunque aquí aún no se descarta su aparición a último momento. Es el tercer año que la Universidad del Nordeste invita a escritores, periodistas, editores e investigadores a debatir durante tres jornadas temas relativos a la lectura, la relación problemática entre los medios audiovisuales y el libro, la enseñanza de la literatura en la escuela, las experiencias de los escritores con la lectura y el libro, y la importancia de su difusión. Una vez más, el discurso inaugural estuvo a cargo del escritor Mempo Giardinelli, que es miembro honorario de la universidad nordestina. Giardinelli, como en casa, puso de manifiesto su posición frente al embate que sufren los escritores e intelectuales ("los que pensamos y reflexionamos") por parte de la consagración relacionada con el éxito económico, y se propuso "hablar de utopías, pero que sirvan para pensar y reflexionar" para, de esa manera, "resistirse a la ignorancia". El escritor calificó al encuentro como "insólito", argumentando que no se propone debatir sobre temas económicos o políticos, ni proponer cambios sociales, pero que al no hacerlo y al hablar a su vez sobre los libros y la lectura plantean una manera de efectuar el cambio. A continuación, el rector de la UNNE, Adolfo Torres, dio la bienvenida a los presentes. La primera mesa debatió sobre el valor de la lectura y estuvo integrada por Ana María Shúa (escritora), Patricia Severín (escritora, de Santa Fe), Orlando van Bredam (escritor, de Formosa), Piedad Bonnet (poeta colombiana) y Eduardo Fracchia (escritor y filósofo, de Resistencia). Caben destacar las ponencias de Ana María Shúa y de Piedad Bonnet. Shúa analizó el hábito de la lectura desde una experiencia personal y la relación de amor que se establece entre el lector y las palabras. La lectura es, según la escritora, una experiencia solitaria y los lectores son "malos consumidores, porque mientras leen, están inmunizados contra el mundo exterior". Con una reflexión análoga comenzó su ponencia Piedad Bonnet, quien planteó la aberración que significa la lectura por deber sin desestimar la enseñanza de la literatura. Sobre este tema, resaltó la importancia de "oír la voz de los textos" y recomendó la lectura en voz alta, una práctica perdida en el ámbito escolar. La poeta colombiana cerró su reflexión enfatizando: "Es la literatura misma la que nos amplía el horizonte y nos hace más tolerantes, por lo tanto, no nos debe importar el contenido moral de los textos y menos, la ideología del autor". Los otros disertantes cayeron en los lugares comunes a la hora de hablar sobre los libros: demonizar la televisión; explicar que la carencia de lecturas responde más a los adultos que a los adolescentes, y apelar a un imaginario e inverosímil diálogo con Sarmiento (el prócer más citado de la jornada, que compartió el primer puesto con el Quijote) para explicar "los males del fin de milenio". Al finalizar la mesa hubo un recital de poesía a cargo de poetas correntinos y chaqueños. Para cerrar el primer día del encuentro, los invitados asistieron a una recepción en el mítico Fogón de los Arrieros, que fue fundado por los hermanos Boglietti en 1937. El lugar es una casa-museo donde se conservan --a modo de Hard Rock Café telúrico-- pertenencias de los antiguos amigos y visitantes: un mural de Demetrio de Urruchúa, pinturas de Juan Carlos Castagnino, Raúl Soldi, Julio Vanzo, la colección de grotescos de Juan de Dios Mena y esculturas de Carlos Páez Vilaró, José Alonso y Naum Knopp, sólo por mencionar algunas. La puerta del lugar está custodiada por el Monumento al Perro Fernando, uno de los personajes más importantes de Resistencia. Como se sabe, fue un famoso crítico de arte: el público se quedaba a escuchar a la orquesta sólo si el perro lo hacía, pero si Fernando se iba, en señal de desaprobación, todos los concurrentes obedecían al oído experto del perro.
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