|
Por Juan José Panno --La culpa la tiene Sessa. No se puede jugar sin arquero. --No, Cappa es el culpable. ¿Me querés decir por qué lo pone a Sessa? --Michelini tiene la culpa que se hizo echar y desarmó el medio. --¿Y Ubeda? ¿Y Diego Capria? Marcan menos que lapicera de bingo. Los hinchas de Racing bajan la cuesta cargando la cruz de la goleada, y las penas eternas. Tiran la bronca, patalean, disparan frases al aire para ver si aciertan en el blanco de una explicación. --Lo que pasa es que los equipos se arman de atrás para adelante --dice uno que ve mucha televisión. --Oh, la Academia/ es un sufrimiento/ no puedo parar --canta otro que debe ser amante del humor negro. Se van cabizbajos, sin digerir la frustración. No pueden creer cómo fue que se les arruinó la tarde que pintaba bárbara. ¿Cómo entender que ganaban 2 a 0 y terminaron perdiendo 5 a 3. ¿Cómo es eso de tener la delantera más goleadora y el arco más vencido del campeonato? --Atacamos como Holanda, marcamos en el medio como Nigeria y defendemos como Estados Unidos, Racing es Mundial --murmura uno que parece que estuvo en Francia. --Lo que pasa es que 2 a 0 es el peor resultado --agrega otro, que parece que escucha ciertos programas de radio, mientras camina por el cordón de la vereda y el borde del delirio. A las 3 y media de la tarde uno escuchó en las plateas que "Cappa es un capo"; que "Macri no es ningún gil y por eso Latorre no puede jugar contra Boca". Se dijo que Latorre tiene razón cuando dice que Racing está un escalón por arriba del resto y que hay que pagarles bien a los jugadores para que puedan seguir así. Se dijo que si éste no es el fútbol, el fútbol dónde está. A las 3 y media de la tarde, sin manejar la pelota como quiere el técnico, pero mostrando convicción y contundencia ofensiva, Racing estaba 2 a 0 arriba. Primero Latorre, después de una llegada por la izquierda en velocidad; después, Delgado en una pared que Latorre devolvió envuelta en moño, con la fantasía de un taco incluido. Por entonces Michelini cortaba en el medio, Morales agrandaba la cancha, Latorre y Delgado entraban y salían y Central amenazaba con el solitario Bustos Montoya y presentaba batalla en el medio con el inteligente y preciso Walter Gaitán. Cada vez que Racing pisaba el área rival, había sensación de gol; cada vez que la pelota se acercaba a Sessa había alguna inquietud, pero por entonces a los hinchas de Racing no les preocupaba demasiado y pensaban que cualquier equipo ofensivo asume riesgos. En los últimos minutos del primer tiempo y en el arranque del segundo pasó de todo: * Blooper de Ubeda-Sessa y gol de Bustos Montoya. Clave para entender el pánico que les entró a los albicelestes. * Expulsión de Michelini por doble amarilla. Clave para entender la falta de contención a partir de ahí. * Gol de Rivarola ante las miradas impotentes de los defensores locales. * Gol de Latorre, con caño a Buljubasich. * Gol de Flores Coronel. Pase del mejor de Central, Walter Gaitán, pase de torero de Sessa regalándole medio arco. * Penal de Lux, gol de Vespa. Cuatro a tres. Con uno menos, pero con más orgullo que nunca, Racing se jugó por el empate y quedó jugado atrás, expuesto al contraataque. Central le apretó las clavijas a Latorre, aguantó atrás, soportó la salida de Walter Gaitán, agotado, manejó la pelota con Flores Coronel y Vespa y sobre el final liquidó el partido. No hay nada que reprocharles a los rosarinos: aprovecharon los errores defensivos del rival, fueron al frente cuando las circunstancias lo permitían y no se entregaron cuando la mano les venía mal. Fue de Central y está bien. Fue un partidazo y eso está muy bien.
|