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Por Cledis Candelaresi El Grupo Plaza, operador de más de una docena de líneas de colectivos urbanos, principal accionista en Trenes de Buenos Aires y de los subtes porteños (Metrovías), está preparando su irrupción en la Bolsa con la asistencia de Merrill Lynch. El holding que comanda la familia Cirigliano prevé obtener de ese modo recursos para continuar su sorprendente expansión. Los hermanos Claudio y Mario reconocen facturar más de 600 millones, incluyendo la aseguradora LUA, ingresos a los que sumará los que obtenga por la operación del metro de Río de Janeiro, ventajosa concesión que los transformó desde marzo en otra trasnacional argentina. Transporte Automotor Plaza, punto de partida del grupo Cirigliano, es una de las últimas sorpresas del mercado. No sólo por la rápida diversificación y crecimiento que tuvo desde la convertibilidad, sino porque no deja de encontrar alternativas para multiplicar sus negocios, aun en áreas de las que otros se retiran. Un ejemplo es el de autotransporte, al que el holding defiende como "último bastión de empresarios nacionales". En este rubro, Plaza desarrolló lo que reconoce como la "estrategia del negocio global". Esta consiste en integrar las líneas de ómnibus urbanos que sean complementarias y abastezcan de pasajeros al ferrocarril que ellos explotan. "No nos gusta competir con otros operadores", confiesan los responsables de Plaza, destruyendo el mito de que cada medio puede mejorar estimulado por la competencia del otro. La apuesta consistió en aumentar de dos a catorce la cantidad de líneas metropolitanas, administrar una flota de 600 coches e incorporar minibuses. A través de Cometrans --grupo de colectiveros que lidera Plaza--, se transformó en explotador de los ferrocarriles Mitre y Sarmiento. Para hacer más fructífero ese negocio, sostenido íntegramente con subsidio del Estado, la familia Cirigliano maniobró en un doble sentido. Por un lado, aprovechó su buena llegada al Gobierno (Claudio Cirigliano integra las comitivas empresariales que acompañan a Carlos Menem en sus viajes al exterior) para que éste acceda a prorrogarle la concesión y a autorizarle un aumento tarifario superior al 70 por ciento. Por el otro, habría celebrado un acuerdo privado con la norteamericana Burlinghton, socia original en el consorcio TBA, que le habría permitido transformarse en única accionista, a pesar de que el grupo no podía cambiar su composición accionaria hasta cinco años después de la posesión. Pero tal vez su mayor acierto haya sido obtener en concesión el subte de Río por veinte años, con posibilidad de sumar otros tantos. Plaza, a través de Cometrans Brasil, ganó esta licitación como miembro de O Portrans, sociedad que integró con Oportunity, banco de inversión de Brasil. Esta entidad fue la que integró los 30 millones de dólares en títulos de deuda necesarios para acceder a lo que promete ser un negocio atractivo. Para gerenciar el metro, deben pagar un canon total de 230 millones de dólares a lo largo de la concesión. Pero no hay inversiones pendientes --es un subte nuevo-- y la caja de la compañía resulta interesante: a 94 centavos del cospel, en el primer lustro proyectan recaudar 130 millones de dólares por año. Ahora prevé concursar por el metro de San Pablo. Pero esa iniciativa es apenas un parte de los ambiciosos proyectos, que el grupo prevé encarar abriendo su capital en la Bolsa cuando mejoren las condiciones del mercado financiero internacional.
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