El gobierno ruso cedió a las presiones de los mercados
financieros y, al borde de la cesación de pagos, dio vía libre a la devaluación del
rublo y decretó una moratoria para su deuda externa y otros pagos al exterior del sector
privado por 90 días. Una vuelta más de tuerca en la crisis iniciada en Asia, que varios
analistas globales empiezan a temer que sea incontenible. Por su carácter de mercado
emergente, lo de Rusia impacta más de cerca a los países latinoamericanos que, como en
el caso de Argentina, los inversores tienden a identificar con diagnósticos comunes. El
impacto sobre la economía de este último país se hará sentir por el encarecimiento del
crédito externo, mayores dificultades para exportar y caída en el precio de los
productos que se comercian. Si todos estos factores se juntan, los argentinos los verán
reflejados en una recesión para 1999.
La noticia de que Boris Yeltsin allanó el camino para una
devaluación del rublo, ampliando la banda de flotación de la moneda rusa frente al
dólar, impactó negativamente en los denominados mercados emergentes. Las acciones
argentinas que cotizan en Nueva York sufrieron caídas de entre el 0,8 y el 4,1 por
ciento, lo que ayuda a prever lo que sucederá este mediodía en la Bolsa cuando comiencen
las negociaciones. Los recintos de América latina terminaron hacia abajo, temerosos de
que la devaluación en Rusia sea el primer paso para un ataque especulativo sobre la
región. El Morgan Stanley, en tanto, advirtió que las economías latinoamericanas
podrían sufrir consecuencias.
El feriado en Buenos Aires no impidió que los ADRs locales se negocien
en Wall Street. Fueron todas caídas. YPF el 3 por ciento, el Banco Francés el 4;
Telefónica el 2,6; Telecom el 0,8 y el Banco Río el 3,5. Los títulos de deuda externa,
en tanto, bajaron entre 3 y 5 por ciento. El derrumbe de los bonos soberanos es lo que
más tensos pone a los financistas, ya que supone una elevación del llamado riesgo-país.
Si el riesgo sube, más costoso se hace el financiamiento externo, tanto público como
para las empresas. Y un aumento de las tasas de interés frena la economía.
En un día difícil como el de ayer, los que más sufren son los
mercados emergentes. Por su similitud con la economía rusa, Brasil fue el centro de las
miradas de los financistas internacionales. En San Pablo, las acciones cayeron en promedio
el 1,5 por ciento. Y el 1 por ciento en Río de Janeiro. Pedro Malán, ministro de
Hacienda brasileño, debió salir a tranquilizar a los mercados no bien se conoció la
novedad desde Moscú. "No hay motivo para que la decisión rusa tenga algún efecto
en Brasil", apuntó. Añadió que su país está mejor preparado para soportar las
presiones externas que en octubre del año pasado, cuando hubo una corrida contra el real,
y que está dispuesto a seguir bajando las tasas de interés. Por su parte, México
perdió 1,4 por ciento y Chile el 2.
"Brasil logrará convencer al mercado de que no es Rusia. Que
está más fuerte. De hecho, esto es así. Rusia vive como la Argentina del '89, con tasas
de interés del 150 por ciento anual, y en situación de default. Nada que ver con Brasil,
que bajó las tasas durante todo el año, a pesar de que ambos países convivan con una
deuda interna monstruosa", analizó ante Página/12 Ricardo Cobanera,
economista del ABN Amro Bank. A la luz de los acontecimientos, Brasil puede ser la última
barrera de contención para que la crisis no impacte de lleno en Argentina.
Sin embargo, un informe elaborado ayer por el banco de inversión
norteamericano Morgan Stanley Dean Witter precisó que las economías de Brasil,
Argentina, Chile y México serían los países más afectados por la decisión rusa de
devaluar su moneda. Pero no especificó en qué consistiría tal contagio.
No obstante, ante la consulta de este diario, analistas de la city se
mostraron más confiados. Según esa percepción, los mercados asumieron con anterioridad
la eventualidad de una devaluación en Rusia y no habría motivos para bajas más
profundas. Algo de eso sucedió en Europa, donde, en un primer momento, las acciones
registraron fuertes mermas pero se recuperaron hacia el final de las sesiones ante el
convencimiento de que la endeble situación rusa no se trasladará a otros países. Wall
Street, por su parte, se mostró ajena a las desdichas de Yeltsin. Más preocupada por la
declaración de Bill Clinton ante el Gran Jurado, la bolsa de Nueva York terminó 1,8 por
ciento arriba.
"Más que Rusia, debe seguir preocupándonos lo que suceda en
Japón y China. Y que la bolsa estadounidense no se desbarranque", añadió Cobanera.
Ayer, Tokio cayó un 2,2 por ciento y la mayoría de los recintos asiáticos terminaron
hacia abajo ante una nueva revaluación del dólar frente al yen.
Michel Camdessus, director gerente del FMI, intentó enviar un mensaje tranquilizador,
justificando las medidas en Rusia y reclamando la solidaridad internacional para lograr
impulsar las reformas económicas en ese país. Pero no sólo la salud del gobierno de
Yeltsin le preocupa al FMI: su prestigio está fuertemente cuestionado porque Rusia puede
convertirse en una nueva víctima de la crisis que siguió al pie de la letra los consejos
del organismo.
Soros ganó otra pulseada
"El gobierno ruso
actuó de manera oportuna y valerosa para detener el desmoronamiento del sistema
financiero", festejó ayer el financista George Soros tras anotarse una nueva
pulseada exitosa contra una moneda en apuros. La semana pasada el magnate
húngaro-estadounidense había instado al presidente Boris Yeltsin y a su primer ministro,
Serguei Kiriyenko, a través de una carta publicada por el Financial Times, a
depreciar entre un 15 y un 25 por ciento el rublo.
El financista, en su misiva pública, también sugirió a Rusia adoptar
un régimen de cambio que vincule la moneda al valor del dólar o del euro. En sus
declaraciones de ayer a la radio Ekho-Moskvy explicó que, ante la falta de apoyo de los
países occidentales, las autoridades rusas no tuvieron otra alternativa que anunciar las
medidas financieras y monetarias.
Sin embargo, y pese a que la ampliación de la banda cambiaria superó
sus propias expectativas, Soros se mostró escéptico sobre el futuro de la economía
rusa. "Sigue enfrentando una situación muy peligrosa, igual que antes",
aseguró. Al respecto, recordó que los bancos del ex coloso soviético sufrieron
importantes pérdidas en los mercados del país y que sus instituciones "no se
encuentran en buen estado".
Lo cierto es que Soros enriqueció la fama de "mago de las finanzas" que
arrastraba después de haberle doblado el brazo al Banco de Inglaterra --años atrás--
apostando contra la libra. Y se le adjudica alguna responsabilidad en la crisis de
Malasia. La jugada le permitió embolsarse una cuantiosa fortuna, una performance que
probablemente haya repetido nuevamente en esta oportunidad.
|
CLAUDIO SEBASTIANI, DE LA UIA
Sombras sobre la industria
En la Unión
Industrial Argentina siguen con preocupación la marcha cada vez más oscura de la crisis
financiera. "Esto no es el Tequila, es mucho más grave", alertó el presidente
del nucleamiento empresario, Claudio Sebastiani. La pérdida de competitividad de las
exportaciones argentinas ante la seguidilla de devaluaciones en Asia, que ahora podría
profundizarse como consecuencia de la ampliación de la banda de flotación del rublo
ruso, es lo que más inquieta a los industriales.
"Algo hay que hacer, porque de lo contrario será cada vez
más difícil colocar nuestros productos", reclamó Sebastiani. En diálogo con Página/12,
el dirigente fabril y diputado justicialista señaló que "si continúan las
devaluaciones en Asia y Rusia se agravará el problema del frente externo". Sin
embargo, indicó que la UIA no pedirá que se altere la relación cambiaria uno a uno con
el dólar.
"No queremos salir de la convertibilidad, sino que se tome otro tipo de medidas
para enfrentar el problema de la pérdida de competitividad", aseguró el dirigente.
"En primer lugar hay que combatir la evasión, para que se puedan bajar los impuestos
y reducir los aportes patronales", sugirió. En dos semanas, Carlos Menem concurrirá
a la sede de la UIA con motivo de la celebración del Día de la Industria. Sebastiani
planteará en ese marco los reclamos del sector, aunque no descartó que entre tanto se
mantengan conversaciones con el equipo económico para evaluar las consecuencias de la
crisis sobre la producción nacional. |
Devaluados
* Rusia, junto a China, son los dos mercados que los analistas seguían con mayor
atención para advertir si la crisis asiática corría riesgo de ampliarse.
* La devaluación del rublo indica que la especulación financiera
quebró la resistencia del gobierno de Yeltsin por evitarla.
* El apoyo del FMI, que hace tres semanas le concedió un préstamo por
11 mil millones de dólares, fue insuficiente para impedirlo.
* La debacle de Rusia, y la decisión de una moratoria por 90 días en
el pago de su deuda externa, generó una sensación de pánico en el sistema financiero
internacional.
* La Argentina y Brasil se verán afectados en lo inmediato, por el
endurecimiento en el crédito externo y la pérdida de mercados para sus productos.
* El titular de la Unión Industrial Argentina señaló que la
situación "es grave, algo hay que hacer", ante las negras perspectivas.
|
LA ESPECULACION QUEBRO LA
RESISTENCIA DE YELTSIN
El dique no pudo resistir más
Colas
de ahorristas frente a los cajeros automáticos |
La especulación financiera rompió otro dique impuesto por un
gobierno: la cotización fijada por el Banco Central de Rusia a la paridad entre el rublo
(moneda local) y el dólar. La medida desató una ola de pánico en Moscú, donde ayer los
titulares de cuentas bancarias se lanzaron sobre los cajeros automáticos tratando de
cambiar sus rublos por dólares, para cubrirse de la inflación que se viene en los
artículos de consumo. Ayer mismo, algunos comercios de la capital rusa remarcaron sus
precios en hasta un 50 por ciento, equivalente a la revalorización esperada de las
divisas, según admitió el viceministro Nemtsov.
De acuerdo con los analistas, la quiebra se veía venir. Durante años,
el Estado ruso gastó más de lo que le ingresaba, financiándose con préstamos a corto
plazo. Sólo hasta fin de año, necesitaría 22 mil millones de dólares para cubrir los
vencimientos. Ahora resolvió cortar el circuito y renegociar los títulos de deuda
interna que vencen hasta el 31 de diciembre. Respecto de la deuda externa, declaró una
moratoria por 90 días que afecta exclusivamente a los compromisos privados, aseguraron
las fuentes oficiales.
Después de varias semanas de haber estado perdiendo hasta 1000
millones de dólares de reservas semanales para sostener el rublo, el Banco Central debió
ceder a las presiones contra su moneda y además suspender la venta de dólares para el
pago de compromisos financieros externos --deudas, seguros y garantías--. Pero no pudo
disipar el clima de desconfianza, sino todo lo contrario: el público formó largas colas
frente a los cajeros y las casas de cambio para conseguir dólares, que ayer llegaron a
venderse por arriba de los ocho rublos. La imagen rememoró aquellas de la época del
desabastecimiento previo a la caída del régimen soviético.
De poco sirvió el apoyo brindado por el Fondo Monetario Internacional,
que hace escasas tres semanas le otorgó al gobierno de Yeltsin una ayuda extraordinaria
de 11.200 millones de dólares --de los cuales ya desembolsó la mitad-- para sostener el
programa de reformas hacia el capitalismo de la cabeza del ex imperio soviético. Todavía
queda pendiente otro préstamo de 11.200 millones, sobre el cual el organismo deberá
resolver en setiembre.
El rebote de la crisis asiática y la especulación financiera pudieron
más. La mayor fuente de divisas del oso ruso es la exportación de petróleo, cuyos
precios fueron fuertemente golpeados por la caída en la demanda internacional. Por otra
parte, la apuesta de los mercados contra el rublo terminó torciéndole la muñeca al
apadrinado gobierno de Moscú.
A corto plazo, la devaluación provocará un encarecimiento de los
productos de consumo. El 50 por ciento de los alimentos de la población es de origen
importado, y la proporción es sensiblemente más alta en Moscú. También se espera un
alza en el costo de los insumos para la industria, lo cual fue interpretado como "un
freno al motor del crecimiento de la economía rusa". La población rusa pagará muy
caro el costo del ajuste, pero no se descarta que el país de Yeltsin se convierta, como
antes el sudeste asiático, en un imparable exportador de su propia crisis.
Numerosos bancos rusos, fuertemente comprometidos en divisas, corren
riesgo de caer en insolvencia. Ayer mismo, la agencia de evaluación financiera Fitch IBCA
le bajó la calificación de las deudas de corto y largo plazo a 14 entidades. Los
problemas de liquidez provocaron en las últimas semanas que muchos de ellos no pudieran
hacer frente a sus compromisos en el mercado interbancario.
El ex primer ministro Victor Chernomyrdin, considerado el candidato
oficial a suceder a Yeltsin en el 2000, afirmó ayer que "el país está al borde del
abismo", y recomendó que el gobierno haga todo lo posible por mantener un tipo de
cambio inferior a 7 rublos por dólar. El líder del Partido Comunista, Guennadi Ziuganov,
declaró que la crisis en los mercados financieros se debe "a la desconfianza hacia
Boris Yeltsin y su gobierno, que no controlan lo que ocurre en el país". Recalcó
que "hoy estamos frente a la quiebra definitiva de la política oficial". |
|