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 Roque Fernández
aguardó a que cerraran los mercados financieros para dar sus explicaciones sobre el
impacto que tendrá la crisis internacional en la Argentina. El equipo económico siguió
de cerca la marcha de la Bolsa y mantuvo contactos con el Banco Central para testear la
reacción de los ahorristas al día siguiente de la debacle rusa. Los indicadores llevaron
tranquilidad, aunque las cotizaciones accionarias registraron una previsible caída tras
el feriado del lunes. Distendido, el ministro de Economía sentenció que la repercusión
local de los problemas en Rusia será limitada, sin afectar la tasa de crecimiento de este
año, y que en el corto plazo quedará superado el nuevo pico de tensión."Esto es muy distinto al efecto Tequila. En el '95 sufrimos una crisis financiera doméstica, que disparó las tasas de interés y provocó una profunda desaceleración de la economía. Hoy, después de los acontecimientos en Rusia, los depósitos siguieron aumentando y no hubo traspaso de los ahorristas de pesos a dólares", destacó Fernández, flanqueado por el viceministro, Pablo Guidotti, y el jefe de Asesores, Miguel Kiguel. La presencia de las máximas autoridades de Economía en la conferencia de prensa reflejó la gravedad del momento, aunque el trío se esforzó por quitarle todo dramatismo. Aun así, Guidotti insistió con lo adelantado por Kiguel a Página/12 el último lunes. En el presupuesto del '99 se mantendrá el recorte del gasto público de 1000 millones de pesos dispuesto para el actual ejercicio. "El gasto primario será similar al de este año después de efectuados los recortes. Queremos tener un presupuesto muy controlado", afirmó el viceministro. Aunque Fernández señaló que no se tomarán medidas adicionales para enfrentar la actual coyuntura, el anuncio del control sobre el gasto es la primera señal concreta que envía el equipo económico a los inversores externos a fin de restablecer la confianza. También es un reconocimiento de que la crisis resentirá los ingresos fiscales el próximo año, debido a las menores ganancias que tendrán las empresas, en especial las exportadoras. Fernández admitió que la devaluación del rublo y la moratoria unilateral de la deuda decretada por el gobierno de Boris Yeltsin inquieta a los inversores por sus colocaciones en los mercados emergentes. Pero evaluó que "esta situación tendrá un impacto poco significativo sobre Argentina y no arrastrará a otros países, como los asiáticos". Agregó que la consecuencia más directa de este capítulo de la crisis es "un aumento de un punto en las tasas de interés para la colocación de títulos de deuda. Pero en poco tiempo volverán a bajar, y subirán cuando se produzca otro pico de tensión, no sabemos cuándo, porque esto no termina en Rusia". Mientras tanto, los Roque boys adelantaron que mantendrán contactos con inversores internacionales para explicitar las diferencias que existen entre la Argentina y otros mercados emergentes. Lo mismo hará el gobierno de Brasil, según dijeron los funcionarios, quienes se manifestaron "confiados" en que el país vecino también podrá capear el temporal. Más allá de llevar tranquilidad, Fernández aprovechó la tensión en los mercados para defender sus ideas frente al ala política del Gobierno y los legisladores. "Es muy importante que se apruebe la reforma tributaria con la generalización del IVA, para que podamos rebajar los aportes patronales y facilitar la creación de empleos", subrayó. Más énfasis puso en su oposición al proyecto de Susana Decibe sobre la creación de un fondo para financiar la educación. "No estamos en condiciones de garantizar con recursos de la Nación esa iniciativa. No se puede poner en riesgo la situación fiscal", enfatizó.
El acero está caliente
El secretario de Industria, Alieto Guadagni, admitió que también se registraron "presuntos casos de dumping" en compras a Brasil, pero por montos menores. Los principales usuarios de los laminados son la industria automotriz, la de electrodomésticos y la construcción. La producción de aceros planos terminados en frío cayó un 8,8 por ciento en julio, mientras que en las etapas anteriores del proceso se registraron descensos del 6,3 por ciento en hierro primario y 4,3 por ciento en acero crudo. La abrupta caída en julio cortó una racha positiva de la industria, que de todos modos en los primeros siete meses del año muestra índices de crecimiento con respecto a 1997 del 4,3 (acero crudo) al 11,9 por ciento (hierro primario).
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