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LA CURIOSA HISTORA DE MANGU, UN RAPPER LATINO DE NUEVA YORK
"Yo podría estar bien muerto"

"Jugaba béisbol, y creía que llegaría a ser profesional. Hasta que un día el entrenador del equipo me dijo: 'Eres una porquería, dedícate a cantar'. Y tenía razón", cuenta el dominicano de 23 años.

Barrio: "Mis amigos estaban metidos en el negocio de las drogas. Ahora me doy cuenta, viajando por el mundo, de que en todos los sitios hay una zona como el Bronx".

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El rapper Mangu no parece en persona el mismo que en su disco posa como un gangster latino a la vieja usanza
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"El inglés me resulta más fácil, pero el español me encanta. Son mis raíces y no quiero dejarlas de lado."


Por Pablo Plotkin

t.gif (67 bytes) La primera impresión que causa Mangu en persona es algo decepcionante. Un hombrecito enfundado en un equipo azul de gimnasia, con lentes sin armazón y aspecto de universitario aplicado. Contrasta con la foto de tapa de su único, y elogiado, disco, donde se lo ve con un sombrero de paja y mordisqueando un puro como un gangster latino. Se sabe que su verdadero nombre es Freddy García, que nació en República Dominicana hace 23 años y que se crió en el Bronx, hasta que su madre decidió abandonar el vértigo de las calles neoyorquinas para ir a probar suerte a la arena de Miami, cuando él tenía trece años. "Yo jugaba béisbol, y creía que llegaría a ser jugador profesional. Hasta que un día el entrenador del equipo me dijo: `Tú eres una porquería. Sigue cantando'", confiesa en su primera visita a la Argentina. Mangu escuchó el oportuno consejo del DT y se dedicó a la música, primero como bailarín en grupos de rap y después como compositor y cantante. En 1993 conoció a su productor actual Joe Galdo y grabó "La Playa", una cruza entre mambo y hip hop que forma parte de su bailable debut discográfico.

--¿Cómo se relaciona la imagen hollywoodense del Bronx con la realidad?

--Bueno, si bien es cierto que uno ahí ve de todo, yo ahora me doy cuenta, viajando por el mundo, de que en todos los sitios hay una zona como el Bronx. Está bien, Hollywood exagera un poco, pero las cosas sí son bastante difíciles. Hay mucho crimen, muchas cosas raras. Pero todo depende de cada uno. Mis amigos estaban metidos en el negocio de las drogas y demás. Yo podría estar bien muerto, o preso, como muchos de ellos. Y no tenía ganas. Además, tenía claro que la paliza que me iba a dar mi madre si se enteraba, era peor que cualquier paliza que me pudiera dar cualquier ganga (pandilla) o policía.

--¿Se vive la rivalidad entre latinos, negros, italianos?

--Donde yo vivía era un área básicamente de latinos. Muchos dominicanos, puertorriqueños. Pero cruzabas la calle y ahí mismo estaba el barrio de negros. Así que convivíamos sin problemas: rappeábamos en las calles, improvisábamos juntos. Hay muchos rapperos negros, como Puff Daddy, que cantan cosas en español. Ahora mismo se puede ver a un negro en una discoteca de salsa como a un latino en una discoteca de hip hop. No problem.

--¿Qué diferencias hay entre los músicos de la costa Este y los de la costa Oeste?

--Bueno, es cierto que son dos actitudes diferentes. En el rap siempre se habló de las diferencias entre el West Coast y el East Coast. Es una rivalidad de orígenes políticos, de años y años. Para mí eso no existe. Nosotros ahí decimos "it's not where you from, it's how you come" (no es de dónde vienes, sino cómo lo traes). Si hay una canción que está bien buenísima, pues qué me importa si es de Nueva York, Los Angeles o Kansas City.

--Y ahora que vive en Miami ¿cómo son las cosas allá?

--Miami es muy raro, hay mucho racismo, especialmente en el sur. En Miami o tú eres negro, o tú eres blanco, no hay nada en el medio. Los negros me dicen white boy y los blancos me dicen despectivamente cubano. Pero yo a los racistas no los atiendo.

--¿Qué clase de gente escucha su música?

--Es bien variado. Gente grande que le gusta canciones como "Calle sol, calle luna" y, por supuesto, gente joven. Muchos latinos pero también muchos estadounidenses a los que les gusta el rap o el reggae. Blancos, negros, jamaiquinos, toda clase de gente. Además, me gusta cantar en los dos idiomas. El inglés me resulta más fácil, pero el español me encanta. Son mis raíces y no quiero dejarlas de lado. La tapa del disco es algo superlatino, de la vieja escuela. Parece la tapa de una caja de habanos. Cuando lo abres dice: "15 canciones hechas a mano en Miami". Y las canciones tienen ese concepto: hechas de modo artesanal, con dedicación y tiempo, como los buenos cigarros.

 

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