Por Raúl Dellatorre La Unión Industrial Argentina reclamó urgentes medidas de
apoyo a las exportaciones y la producción nacional, para revertir las repercusiones que
se esperan de la crisis asiática. El titular, Claudio Sebastiani, advirtió ayer que
"no queremos ir a una devaluación, pero si no se toman las medidas correctas, en muy
breve tiempo vamos a estar hablando de este tipo de cambio". El llamado de atención
sonó fuerte en un día en el que la tensión económica subió varios puntos por los
temblores en los mercados bursátiles de Venezuela, Argentina y Brasil. Anticipó,
además, que "la desocupación puede volver al 18 por ciento" como consecuencia
de la competencia de productos de países que ya devaluaron sus monedas.
En conferencia de prensa, y sin esperar preguntas, Sebastiani incluyó
en la agenda de discusión con el gobierno, para un futuro cercano, la modificación del
"uno a uno" en la paridad cambiaria con el dólar, y trazó un cuadro de
situación para la economía argentina diametralmente opuesto al que se describe desde el
Palacio de Hacienda. "Parece que en Economía no entienden el problema, están muy
sesgados a analizar la realidad exclusivamente desde el plano financiero, y la única
preocupación es dar señales a los mercados de que la estabilidad no se verá afectada y
que el sistema bancario está fuerte", disparó.
"También la economía real requiere que se tomen medidas",
reclamó, tras lo cual trazó un cuadro dramático del futuro de la industria. "La
desocupación puede volver al 18 por ciento", señaló, haciendo referencia al
ingreso de mercaderías importadas sin control de origen ni de valor. "Lo menos que
podemos decir es que la nuestra es una aduana fácil", dijo evitando calificar en
términos más duros a las deficiencias en los controles.
Sebastiani deploró tanto la gestión del organismo de control del
comercio exterior como a las tareas que le corresponden a la Secretaría de Industria y
Comercio. "Se dejaron de publicar los despachos de importación, que permitían tener
información y hacer un seguimiento sobre la mercadería ingresada, y dicen que es porque
no hay partidas para pagarlo; tampoco hay respuestas a los reclamos de salvaguarda
(mecanismo de defensa contra importaciones irregulares) y no hemos logrado que se resuelva
un sólo caso a favor", recordó el titular de la central empresaria. En cambio,
recordó, "cuando hubo que crear una red de seguridad para el sistema financiero, lo
resolvieron de inmediato".
Al describir la situación ante la crisis asiática, Sebastiani
ofreció un cuadro que refleja el nivel de las devaluaciones en siete países de esa
región y cómo aumentaron, en el año corriente, las importaciones provenientes de dicho
orígen. Los productos provenientes de Japón subieron, en el primer cuatrimestre de este
año, un 87 por ciento con respecto al mismo período del año pasado. El conjunto de ocho
países asiáticos de mayor intercambio con Argentina --que incluye a China, que no
devaluó aún-- vendió a este último país en dicho período un 38 por ciento más que
el año pasado, según cifras de la UIA. En términos reales --deflacionados--, la
devaluación en aquellos siete países varió en los últimos doce meses entre el 8
(Singapur) y el 58 por ciento (Indonesia).
Lo peor, sin embargo, aún está por ocurrir. "Todavía no
sufrimos el impacto pleno de los flujos de excedentes de producción en el mundo,
provocados por la caída de la demanda en el sudeste asiático", agregó Ignacio
Mendiguren, vicepresidente de la Unión, quien también participó de la reunión con la
prensa. "El tiempo de gestación de una operación en el comercio internacional es de
siete a ocho meses, la ola de productos de otros orígenes todavía está por llegar, y la
industria argentina está en un estado de total indefensión", apuntó.
Economistas sin brújula
"La visión sobre la economía real no es el fuerte de los
economistas en la Argentina. La mayoría juzgan más en base a la solidez del mercado
financiero que por lo que pasa con la producción. Esta misma visión es la que tiene el
Ministerio de Economía", se quejó ayer Claudio Sebastiani. El jefe de la central
empresaria aludió así a la incomprensión de los analistas a los reclamos del sector
manufacturero. "Siempre transmiten la sensación de que la crisis asiática no nos
afectará, que todo va mejorando, cuando en realidad la situación es cada vez más
turbia", apuntó. Página/12 le preguntó si José Luis Machinea, economista
de la Alianza y ex titular del Instituto de Desarrollo Industrial de la UIA, estaba
incluido en la caracterización que hizo para la mayoría de los analistas. "José
Luis, no se si por contagio de haber estado cinco años con nosotros, es diferente.
Siempre en sus declaraciones hace algunas advertencias sobre la importancia de apoyar al
sector exportador", respondió. Sebastiani no disimuló, pese a su carácter de
diputado nacional por el justicialismo, mayores simpatías por la posición del referente
aliancista que por Roque Fernández.
Más lejos del gobierno
La Unión Industrial Argentina no quiere desmarcarse del plan de
convertibilidad, pero empieza a observar que su instrumentación no le da respuestas. La
alusión a discutir sobre una devaluación en el futuro inmediato, que ayer su titular,
Claudio Sebastiani, es casi una declaración de guerra al equipo económico, y un aviso de
ruptura de las buenas relaciones con el gobierno nacional. "La reforma laboral no
sirve para nada, y la impositiva directamente juega en contra de la producción",
dijo ayer sin retórica el titular de la central empresaria, golpeando en dos proyectos
más caros a los sentimientos oficiales. Como para irritar más aún al gobierno de Carlos
Menem, lo comparó con el de Fernando Henrique Cardoso. "En Brasil hay más
conciencia de la necesidad de defender a la industria. ¿Por qué allá no suben las
importaciones con la crisis, como acá? Porque ellos toman medidas para defenderse,
imponen condiciones a la entrada de mercaderías que actúan como una barrera arancelaria.
Acá, en cambio, nos quieren convencer que las reformas laboral y tributaria son una
respuesta a la crisis, cuando no tienen nada que ver", remarcó. El menú de medidas
reclamadas ayer por la UIA merecerán, seguramente, el rechazo del equipo económico.
Algunas, por convicción filosófica: financiamiento a tasa subsidiada de exportaciones,
desgravación de los reintegros a la exportación, establecer rangos de valor a las
importaciones, dar incentivos fiscales a los gastos en proyectos de exportación. Otras,
por incapacidad propia: reducción de cargas sociales financiada con baja de la evasión o
"hacer funcionar la Aduana". La visión que ofreció ayer la UIA sobre las
consecuencias de la crisis asiática es la contracara de la imagen que proyecta el
gobierno. La central empresaria teme por una invasión de excedentes producidos en
economías en crisis a precios de oferta, mientras desde la Secretaría de Industria se
sigue machacando que la producción manufacturera sigue creciendo sin descanso.
"Mientras el resto del mundo se defiende, acá eliminamos los controles en la
Aduana", se quejaron ayer los industriales.
"No habrá quien nos salve"
"Del Tequila nos sacó Brasil, pero en esta crisis, con caídas de
precios internacionales y sin boom de crecimiento en el país vecino, si no hacemos algo
desde acá no habrá quien nos salve." La descripción fue hecha ayer por Claudio
Sebastiani, al comparar cómo logro capear Argentina la crisis provocada por la
devaluación mexicana de diciembre de 1994 y las condiciones en que afrontará la actual
crisis asiática. La mirada es la opuesta a la que hace el gobierno sobre la situación
actual de la industria. El secretario del área, Alieto Guadagni, presentó un informe una
semana atrás titulado "las exportaciones reaccionan positivamente a la crisis
internacional". Allí se destaca el crecimiento de casi un 6 por ciento en la
producción industrial en los primeros siete meses del año (con respecto a 1997); el
aumento del consumo de energía por parte del sector; la concreción de 52 inauguraciones
y ampliaciones de planta, con inversiones por 1600 millones de pesos, entre enero y julio;
y el aumento del stock de crédito al sector privado del 11 por ciento desde el inicio de
la crisis. No sólo en el diagnóstico hay distancia entre Guadagni y la UIA. Los
dirigentes de la central empresaria dijeron ayer que, en los últimos meses, no hay quien
los escuche en el equipo económico. Antes, aunque no se ponían de acuerdo, por lo menos
los recibía Carlos Rodríguez, el renunciado viceministro. |
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