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Por Laura Vales y Raúl Kollmann La Gendarmería insiste: Carlos Menem Junior fue víctima de un atentado. Hoy será entregada al juez una nueva pericia de los restos del helicóptero que confirma que en el fuselaje de la máquina se encontraron fragmentos de proyectiles. El trabajo contiene una foto tomada por la Policía Aeronáutica después de la caída del aparato. En esa prueba la Gendarmería señala orificios en el fuselaje y por lo tanto sugiere que los disparos se hicieron cuando el helicóptero estaba en vuelo. Esta es, básicamente, la lectura que hace el equipo de asesores de Zulema Yoma. "Es la prueba definitiva del atentado" sostiene Franco Caviglia, abogado de la ex primera dama. En el juzgado federal a cargo de Carlos Villafuerte Ruzo quedan, sin embargo, muchas dudas. La impresión que tienen los investigadores del magistrado es que alguien disparó contra los restos del helicóptero muchos días después de su caída y con el objetivo de embarrar la cancha. La idea era hacer aparecer un accidente como atentado. El informe recalentó los ánimos en San Nicolás donde, desde hace unos días, rueda la versión de que dos de los peritos de Gendarmería realizan visitas secretas al bunker de Zulema. Los rumores fueron atribuidos a la interna entre los gendarmes y la Policía Federal, fuerza a la que pertenecen los custodios de Yoma (ver aparte). La pericia --a la que Página/12 accedió en forma exclusiva-- fue encargada a la Gendarmería por Villafuerte Ruzo, y las preguntas que formuló a los especialistas no dejan dudas de su profunda desconfianza sobre los resultados de los informes anteriores, justamente los que dieron sostén a la hipótesis del atentado. El juez pidió que se determinara si los restos analizados fueron efectivamente los de la máquina de Junior. El informe lo confirma e incluye una ratificación de la Bell Helicopter, la empresa fabricante de la máquina. En otro de sus párrafos principales, los técnicos dejaron en claro que por lo menos uno de los fragmentos de metal analizados contiene plomo y antimonio en proporciones similares a las del encamisado de un proyectil, como así también las estrías características de una vaina servida por una arma de fuego. Los peritos que trabajan para Zulema Yoma se habían opuesto a la realización de esta pericia desde el principio. "Era innecesaria --dijo a este diario el criminalista Jorge Locles--. El juez la pidió para destruir algunos puntos de la pericia anterior. Pero salió mal, porque los resultados convalidan la evidencia de que el aparato fue baleado".
Las sospechas Pero la polémica esta lejos de concluir. La duda central es, en realidad, cómo y en qué momento se produjeron los orificios que Zulema atribuye a los balazos. La primera pericia, dada a conocer en diciembre del año pasado, encontró cinco de estas perforaciones. El estudio se hizo sobre el 20 por ciento del aparato ya que la mayor parte se perdió al ser vendida como chatarra, tres días después de la muerte de Junior. Los restos periciados del helicóptero permanecieron durante mucho tiempo en un depósito, sin vigilancia, y esto alimentó la sospecha de que alguien pudo haber disparado sobre ellos para convencer a Zulema de que hubo un atentado. Por eso, Villafuerte Ruzo pidió a los peritos que precisen dos puntos centrales: "cuál sería el ángulo posible" de los disparos y "qué elementos debió sortear ese proyectil" para provocar los orificios. En última instancia, el juez desconfía de que los agujeros provengan de disparos hechos cuando el helicóptero estaba entero y en el aire. Es más, el magistrado piensa que se realizaron una vez que había sido desarmado y amontonados sus fragmentos en un galpón. La Gendarmería no da una respuesta definitiva: los peritos sostienen que, para contestar en forma categórica, deberían contar con la totalidad del helicóptero. Sin embargo, en la pericia que se entrega hoy, la Gendarmería parece inclinarse hacia el lado de Zulema. Sus técnicos incluyen en el estudio una foto que se considera clave para probar que los orificios se produjeron antes de que la máquina cayera a tierra. Se hace un breve análisis de esa toma en la ultima página del informe y allí los peritos de la Gendarmería ratifican que en ella se ve una de las perforaciones en cuestión. Se trata de un dato asombroso: en realidad la Gendarmería no puede establecer si una mancha en una foto es o no un orificio de proyectil --no se ocupa ni tiene tecnología para analizar fotografías--, pero se ve que los peritos están tan convencidos que señalan la toma "como un ejemplo" del lugar por el que pudo haber entrado el proyectil. Es decir, no dan una opinión legal sobre la foto porque no la pueden dar, pero hacen una apreciación que los reafirma nuevamente en la hipótesis del atentado. Con semejante diagnóstico en la mano, el abogado de Zulema, Franco Caviglia, insistirá esta misma semana en que la causa se recaratule como "doble homicidio calificado". El abogado aseguro a Página/12 que, si su pedido es rechazado, apelará a la Corte Suprema e incluso piensa llegar a la Corte Internacional de Derechos Humanos, "para que el caso se investigue sin presiones políticas".
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