Para Gates que lo mira por PC
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Por Eduardo Febbro Desde París
Linux es, como Windows, un sistema operativo, es decir, el programa "íntimo" sin el cual los otros programas no podrían funcionar. Esa es la única similitud. El sistema operativo de Torvalds no pertenece a nadie, funciona con apenas una PC equipada con un microprocesador 386 y lo más interesante es que, al cargarlo en Internet, Linux es entregado en su forma "primordial", es decir, con el código original. Este código es para un programa lo mismo que una partitura para un tema musical. El éxito de Linux se debe en parte a esa apertura de su código. Esa política transparente hizo de Linux una "obra colectiva" en la que, a través de Internet, participaron miles de personas. Un dato basta para explicar la pasión que suscita el programa: Linus Torvalds escribió sólo unas 50 mil líneas del código original, mientras que Linux cuenta hoy con algo más de un millón. La regla es muy simple: todo el mundo puede completar el código original de Linux, o sea, agregar o poner notas en la partitura de la melodía, siempre y cuando no guarde el secreto. Es, un poco, como la divisa de los tres mosqueteros: "Todos para uno, uno para todos". Una vez realizada la contribución le toca el turno a un grupo informal de expertos que evalúan los aportes realizados y juzgan luego si se deben o no integrarlos en el conjunto. Este segundo eje de la política de apertura --la alianza abierta-- ha tenido resultados espectaculares y dio lugar al nacimiento de un concepto nuevo en materia de programas. La programación abierta de Linux nada tiene que ver con la "programación cerrada" y el secreto militar que rodea los códigos de Windows. El resultado es igualmente espectacular ya que, mientras Windows contiene miles de bugs (problemas), Linux se muestra perfectamente estable. Pero detrás del programa aparece otra filosofía que se inscribe en un marco radicalmente opuesto a la de la economía de mercado. La prensa norteamericana decía últimamente que Bill Gates "pertenece a la historia, la verdadera amenaza es Linus Torvalds" (San Francisco Cronicle). Torvalds, que vive entre la Silicon Valley y su Finlandia natal, donde lo encontró Página/12, cultiva también un estilo de vida muy distinto al de los boys de la informática. Hace un año que vive en California con su mujer, su hijo y sus dos gatos porque, explica, "aquí hay un espíritu muy propicio para la innovación. Además, el clima es óptimo. Nunca vine por el dinero". Torvalds ni siquiera aceptó trabajar para las empresas que se sirven de su invención: "No me gusta hacer eso, prefiero otra aventura, incluso si me pagan menos". El creador de Linux trabaja actualmente para la empresa Transmeta, que lo contrató para que conciba un nuevo chip destinado a las computadoras multimedia. Detalle importante: Paul Allen, cofundador de Microsoft junto a Bill Gates, invirtió dinero en la empresa Transmeta. Torvalds aún no entiende muy bien por qué es tan popular, ni menos aún que lo consideren como un dios. ¿Profeta? "Jamás", asegura. "Hago esto porque me gusta y ni siquiera pretendo que el software libre sea un modelo universal de desarrollo para los programas." Linux es una suerte de negativo de Windows, y Torvalds ve en Microsoft su mejor enemigo, tanto más cuanto que el programa vedette de Microsoft funciona, inobjetablemente, de manera inestable. A este respecto, Torvalds piensa que sería "mucho mejor si Windows se convirtiera, al igual que Linux, en un programa de acceso libre. Ganaría muchas cosas. Pero no creo que las autoridades norteamericanas obliguen a Microsoft a dar ese paso fundamental. Y es una pena: lo importante es que los usuarios no se vean constantemente confrontados a nuevas versiones, sino que tengan de una buena vez una versión del programa que funcione. Pero Microsoft no quiere, por eso nunca va a sacar los miles de bugs que están en Windows. Su único interés es vender siempre más". Torvalds es el único escudo que queda contra la telaraña Microsoft: Netscape ya
perdió ante Internet Explorer, Mac firmó un pacto con el diablo y los Network computer
tienen el horizonte tapado. La política del programa de libre acceso es casi la última
instancia contra el planeta Bill Gates. |