Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


Los dos acusados por el asesinato de Borgione se culparon mutuamente

Fernando Roldán y Daniel Manna reconocieron que estuvieron en el auto del sacerdote y que les ofreció dinero para tener un encuentro sexual. Pero ambos dicen que lo mató el otro.

na18fo01.jpg (8439 bytes)

Daniel Manna, Fernando Roldán (de traje) y la defensora de este último, durante el juicio

Por Carlos Rodríguez

t.gif (67 bytes)  En una audiencia cargada de alusiones o referencias explícitas a la presunta homosexualidad de la víctima, los detenidos Fernando Damián Roldán (21) y Daniel Gustavo Manna (24) se acusaron mutuamente de ser los autores materiales del homicidio del sacerdote carismático Mario Borgione (38). Los dos reconocieron que estuvieron en el auto del cura la madrugada del crimen --ocurrido el 19 de agosto de 1996--, que Manna se ubicó en el asiento del acompañante y que Roldán iba en el asiento de atrás. Según los peritos, es "más probable" que el autor del disparo mortal haya sido el que iba sentado adelante (Manna), pero los expertos consideraron que el otro (Roldán) pudo haber participado en el hecho ayudando a evitar que la víctima pudiera salvar su vida bajándose del automóvil. El fiscal Agustín de Estrada pediría hoy la pena de 25 años de prisión para ambos, por considerarlos "coautores" de un hecho cuyo total esclarecimiento aparece como lejano, por las oscuras circunstancias que lo rodearon.

"Yo aclaré de entrada que me iba a dejar tirar la 'goma' y nada más". La gráfica expresión de Roldán fue repetida hasta el cansancio como si del supuesto límite a la relación homosexual dependiera su absolución. Roldán había dicho antes que "no quería saber nada" con el sexo entre hombres y que aceptó subir al Fiat 125 de Borgione sólo para que lo llevaran "hasta la casa de una amiga". Manna, aunque admitió que había una oferta de "50 pesos para cada uno" por un rato de sexo oral, sostuvo que él no iba a aceptar nada "porque tenía esposa y una hija".

Tanto fue el cántaro a la fuente que ambos terminaron por reconocer que esa noche fueron improvisados "taxi boys". Hasta el propio presidente de la Sala Uno de la Cámara del Crimen de San Martín, Carlos Hermelo, que se esforzó por mantener el decoro, terminó aludiendo a la fellatio con las mismas crudas palabras que utilizó Roldán. En una de las primeras filas destinadas al público, los padres del sacerdote católico asesinado, Aurelio Borgione y Celia Pérez, sufrían y negaban con movimientos de cabeza toda alusión a la sexualidad de la víctima (ver aparte).

Según Roldán, el crimen fue cometido por Manna, quien "conversaba (con Borgione) sobre la plata que iba a pagar y de repente empuñó un arma en su mano derecha, la apoyó sobre la cabeza del cura y disparó". El acusado dijo que él contempló la escena "sin atinar a hacer nada". Agregó que Manna le robó la billetera al sacerdote, que los dos salieron corriendo y que después su coimputado le dio "50 pesos" y le advirtió: "Si hablaba me iba a matar a mí, a mi familia".

Manna, por su parte, sostuvo que fue Roldán el que tomó a Borgione desde atrás, pasándole el brazo izquierdo por el cuello, y el que le disparó a quemarropa, sosteniendo el arma con la mano derecha. "No tuve tiempo de nada", aseguró Manna para explicar su falta de reacción para evitar el crimen. En cuanto al robo de la billetera, dijo que el culpable fue también Roldán, a quien él le "pidió prestados 50 pesos" porque "estaba muy apurado para pagar el alquiler".

Las dos versiones dejaron un sinfín de puntos oscuros. Mientras Roldán dijo que el crimen fue cometido por Manna con un revólver calibre 22 que le fue mostrado, dos testigos sostuvieron que el arma que llevaba Manna esa noche era una pistola del mismo calibre. Las dos armas fueron exhibidas por el tribunal y la diferencia es notoria a simple vista. El tribunal debe establecer la participación que tuvo Sergio Mormón, quien por pedido de Manna ocultó una de esas armas.

El médico legista de la Policía Bonaerense Jorge Casas opinó que el disparo mortal partió "del asiento ubicado al lado" del que ocupaba el cura Borgione. Sin embargo, aclaró que --sin descartar esa posibilidad-- "es menos probable que haya disparado el que iba en el asiento de atrás". Los expertos balísticos de La Plata, el comisario Héctor Marchi y el subcomisario Luis Olavarría, desarrollaron hipótesis idénticas a la de Casas y dijeron que "bien podría tratarse de una acción conjunta".

Jorge Siracusa, defensor de Roldán, opinó que su defendido "quedó eximido de toda culpa y debe ser absuelto". En tanto, se cree que la situación de Manna aparece como más complicada, aunque el fiscal mantendría la acusación conjunta.

 


Las dudas que aún quedan


* El sacerdote Mario Borgione, responsable de la Parroquia Nuestra Señora de Itatí, de Ituzaingó, y de la Fundación Hogar Don Bosco, de Moreno, fue asesinado en la madrugada del 19 de agosto de 1996.

* El primer acusado fue el sacerdote Omar Díaz, amigo de Borgione. En su poder hallaron la presunta arma asesina y un video pornográfico. Dos pericias balísticas confirmaron que era el arma usada, pero después la prueba se vino abajo. Todavía no está claro cuál fue el arma homicida.

* Los testigos Claudio Espace, Germán Hidalgo y Sergio Ríos, al declarar ayer, dijeron que Roldán y Manna subieron al auto de Borgione. Más allá de eso, no acercaron otras pruebas concretas.

* Hidalgo y Espace dijeron que Manna tenía un arma y que había hecho un disparo, antes de que llegara Borgione. Ríos dijo no recordar el episodio.

* Tras un careo con Espace, recordó que ese día estaba "muy borracho" y que había olvidado "muchos detalles". Todos, incluido los acusados, confesaron que la noche del crimen estaban ebrios.



"Fantasía"

"En este crimen hay instigadores y el móvil no es el robo ni ninguna cosa rara. Acá está metido el narcotráfico." Los padres del cura Mario Borgione, Celia y Aurelio, insistieron ayer en que, antes de morir, el religioso recibió "amenazas" de personas que "estaban molestos porque él se dedicaba a recuperar adictos y les arruinaba el negocio".

Con paciencia --y pena evidentes-- los padres rechazaron en buen tono las alusiones a la sexualidad de la víctima. "No me voy a creer esa fantasía infantil", dijo Celia al ser consultada sobre la versión expuesta ante los jueces por los dos acusados.

Un grupo de personas que acompañó a los padres acusó a la prensa de "buscar el escándalo". Recordaron que el sacerdote era "una persona muy querida y nunca nadie lo vio en cosas raras". Ellos reaccionaron como si la homosexualidad fuese un delito.


PRINCIPAL