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Ingeniería para construir una mayoría electoral

Quienes ganen las presidenciales de 1999 deben tener en cuenta que los distritos con menos habitantes son los que eligen la mayor cantidad de legisladores. El desafío de la gobernabilidad.

La mayor parte de los votantes vive en Capital, Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba y Mendoza.
Pero son los otros distritos los que llevarán al Parlamento a la mayoría de los legisladores.

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Por Ernesto López *

t.gif (67 bytes) En un lapso no mayor de 18 meses se debe renovar senadores nacionales (17, este año) y la mitad de la Cámara de Diputados (en 1999), y se debe elegir asimismo un nuevo presidente (también en 1999). El éxito electoral de quienes compitan estará ligado a la mayor o menor recepción que encuentren las propuestas programáticas que formulen. Pero dependerá, también, del suceso que alcancen en la construcción de una mayoría electoral. Será ésta una obra de ingeniería política que deberá tener en cuenta dos problemáticas mayores: la distribución territorial de los electores y el dispositivo institucional dispuesto por la Constitución y las leyes respectivas.
Argentina, como se sabe, está dividida en 24 distritos electorales, constituidos por cada una de las provincias y la Capital Federal. Todos ellos sumaban 22.158.610 ciudadanos empadronados, según datos de 1995. Es posible agrupar esos distritos en dos conjuntos, que se diferencian por su distinto dinamismo poblacional, económico y aun electoral: los distritos más dinámicos: Buenos Aires, Capital Federal, Córdoba, Mendoza y Santa Fe; y los distritos menos dinámicos: Catamarca, Corrientes, Chaco. Chubut, Entre Ríos, Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Luis, Santa Cruz, Santiago del Estero, Tierra del Fuego y Tucumán.
Los distritos más dinámicos albergan a alrededor del 70 % de la población del país y producen casi el 80 % del PBI industrial. Los menos dinámicos acumulan, obviamente, los porcentajes restantes.
La distribución del padrón electoral se muestra, en el conjunto más dinámico, como sigue (siempre tomando como base el año 1995):

Buenos Aires    8.210.240    37,0%
Capital Federal    2.522.316    11,4%
Santa Fe    1.999.295    9,0%
Córdoba    1.983.035    8,9%
Mendoza    927.767    4,2%

Este grupo concentra el 70,3 % del padrón electoral del país, al tiempo que –merece destacarse– Buenos Aires y Capital Federal suman casi la mitad del mismo: el 48,4%. (El conjunto menos dinámico posee, obviamente, el 29,7% restante del mencionado padrón.)
Habida cuenta de la supresión del colegio electoral decidida por la reforma constitucional de 1994, es evidente la gran significación que tendrá el conjunto más dinámico en la elección presidencial de 1999, que será directa y prevé la posibilidad del ballottage. Sin embargo, debido a la naturaleza federal de nuestro régimen político y a la diferenciada forma de definir la cantidad de diputados nacionales que le corresponde a cada distrito, aquella significación se ve menguada para la elección parlamentaria y, por el contrario, se incrementa la de los distritos menos dinámicos. En efecto, los 5 distritos más dinámicos eligen sólo 15 de 72 senadores nacionales, y 144 diputados nacionales de 257. Puesto en términos gráficos, ello significa que el 70,3 % del padrón del país elige sólo el 28,8 % de los senadores y el 56 % de los diputados. Y a la inversa, los 19 distritos menos dinámicos eligen 57 senadores y 113 diputados nacionales. Vale decir, que el 29,7 % del padrón del país elige el 71,2 % de los senadores y el 46 % de los diputados.
Todo parece indicar que la llave del éxito en las elecciones presidenciales del año que viene estará en el primero de esos conjuntos. Aunque no se debe desconocer que si en éste las fuerzas quedan parejas, definirá el conjunto menos dinámico. De donde una selección equilibrada de los integrantes de las diversas fórmulas probablemente funcione comoconditio sine qua non de cualquier estrategia política que se pretenda exitosa en este plano.
Por el contrario, la próxima configuración parlamentaria –de importancia para lo que suele llamarse la gobernabilidad del país– dependerá mayormente del conjunto menos dinámico. En el Senado –donde de 17 cargos que se renuevan, 15 corresponden a los distritos menos dinámicos– no se esperan cambios notorios. Pero en Diputados la situación es distinta. En 1999 se renuevan por elección directa 131 representantes, de los cuales 71 son del PJ, 46 de la Alianza y 14 de los partidos de centro y/o provinciales. Identificados por su localización geográfica y su pertenencia partidaria, esos cargos se distribuyen de la siguiente manera:

    Distr.     Distr.     Totales
    más    menos
    dinámicos    dinámicos
PJ    35    36    71
Alianza    31    15    46
Resto    3    11    14

Totales    69    62    131
Los datos ofrecidos se prestan para un extenso análisis que no es del caso efectuar acá. No obstante, en una primera aproximación puede mencionarse que el Partido Justicialista y la Alianza deberán tomar debida nota de todo lo anterior para definir una ingeniería política capaz de seleccionar adecuadamente candidatos y de contruir mayoría electoral, tanto en el plano presidencial cuanto en el parlamentario. El PJ, por ejemplo, fue derrotado por la Alianza en los 5 distritos que componen el conjunto dinámico, en las elecciones de 1997. Por lo tanto, deberá mejorar notoriamente su performance en este ámbito (especialmente en Capital y Provincia de Buenos Aires) para mantener su chance en las próximas presidenciales. La Alianza, en cambio, deberá preguntarse si la fórmula Fernández Meijide-De la Rúa (obviamente en cualquier orden) es adecuada. Y precisa mejorar su actuación en los distritos menos dinámicos: cosecha sólo el 26 % de los cargos en juego en ellos (contra el 50 % del PJ). Puede llegar a ganar las presidenciales, pero quedar prisionera de una configuración parlamentaria adversa.

* Vicerrector de Posgrado - Universidad Nacional de Quilmes.

 

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