Por Cledis Candelaresi Un minucioso análisis del
peaje en las rutas nacionales realizado por diputados aliancistas demuestra que esas
concesiones son tan beneficiosas para las empresas como poco provechosas para el Estado y
los usuarios. El trabajo --elaborado con datos oficiales y de las propias adjudicatarias--
precisa que desde el comienzo de las concesiones la tarifa se incrementó por encima del
nivel general de precios y de sus propios costos. Y que la rentabilidad neta del conjunto
de estas explotaciones supera la de cualquier otro servicio privatizado, incluido el de
telecomunicaciones. Pero esta bonanza no fue suficiente, siquiera, para que las
prestadoras hagan sus deberes: a fines del año pasado registraban incumplimientos en su
plan de inversiones por 118 millones de pesos. Servicios Viales, del grupo Macri, descolla
como la que obtuvo mayores ganancias.
El estudio forma parte de un proyecto de dictamen impulsado por el
frepasista Rubén Giustiniani, miembro de la comisión especialmente creada en Diputados
para analizar el sistema. El detallado informe concluye con una recomendación al Gobierno
para que suspenda los ajustes tarifarios pendientes y no conceda una prórroga a las
concesiones. El texto tiene muchas posibilidades de conquistar el apoyo de los
oficialistas. Los siguientes son los puntos más importantes del informe.
* Tarifas. En mayo de 1998, la tarifa promedio del sistema se ubicó en
1,85 dólar cada 100 kilómetros, 70 por ciento por encima de la de abril de 1991, fecha
de la primera renegociación contractual. El costo de los tickets creció un 9 por ciento
más que la inflación, y un 44 por ciento por encima del de otros precios del sector
(como combustibles y vehículos).
* Incumplimientos en el plan de inversiones. Por contrato las empresas
gozan de una "franquicia" que les permite atrasar obras automáticamente hasta
un límite que se amplía a medida que pasa el tiempo. Fuera de esta prerrogativa, muchos
concesionarios tienen inversiones no iniciadas o sólo ejecutadas parcialmente por un
total de 118 millones.
* Penalidades. El ente regulador, dependencia de la Dirección Nacional
de Vialidad, aplicó multas por 28 millones de pesos a lo largo de toda la concesión. Sin
embargo, el grueso de esa pena no se aplicó, y forma parte de "expedientes en
trámite", paralizados por las quejas de las empresas.
* Inversión. En el período analizado, las concesionarias destinaron
en promedio el 54 por ciento de los ingresos obtenidos a la realización de obras. Esta
proporción resulta poco generosa, especialmente si se considera que la etapa en cuestión
es la que incluye las inversiones más importantes. Los consorcios que menos invirtieron
son Caminos del Oeste (Techint), Servicios Viales (Macri) y Semacar (Dycasa).
* Usuario. El proyecto de dictamen recoge estudios de los
transportistas y de la Universidad Nacional de Buenos Aires: ambos sostienen que el costo
de la tarifa está por encima del ahorro que obtienen los usuarios por transitar caminos
en mejor estado. Así se estaría violando un criterio impuesto por la Ley de Concesión
de Obra Pública, que obliga a sostener el equilibrio entre costos y ahorro.
* Ingresos. Hasta octubre de 1997, el conjunto de las empresas
recaudaron 1904 millones de pesos, 19 por ciento de esos ingresos producto del subsidio
que les paga el Estado.
* Utilidades. Hasta fines del año pasado, las concesionarias generaron
utilidades por 122 millones de pesos. Servicios Viales (rutas 9 y 11), por ejemplo,
acumuló el 53 por ciento de esas ganancias. La utilidad neta promedio del sistema es de
7,8 por ciento (en el caso de Servicios Viales sube al 24,7). La rentabilidad de la
inversión es del 28 por ciento promedio. Finalmente, el índice de rentabilidad neta de
las concesionarias es superior al de otras empresas privatizadas "también
monopólicas": 26,4 por ciento promedio contra el 12,2 de las gasíferas y 10,7 de
las telefónicas.
"La ganancia es
razonable"
"Nuestra rentabilidad es razonable, teniendo en cuenta el origen
del negocio: a fines de 1989 no había inversiones ni crédito y nosotros apostamos a un
negocio nuevo. Se corrió un riesgo", explicó Enrique Sergiotto, gerente de
Covicentro y directivo de la Cámara de Concesionarios Viales. "En inversiones, nos
tomamos las franquicias permitidas por contrato. Nada más. Y nuestros atrasos en obra
posiblemente no hubiesen existido si el Estado no se hubiera atrasado en el pago de la
subvención", precisó. Y agregó: "Eso disminuyó nuestros ingresos, por eso
suspendimos obras: para evitar mayores quebrantos (con variantes según el consorcio, el
subsidio estatal equivale sólo al 19 por ciento de los ingresos totales). Nuestros
aumentos de tarifas fueron menores al índice de precios. Además, incluyen la suba de la
alícuota del IVA del 16 al 21 por ciento, y el resto fueron ajustes acordados por
contrato. No es que se hayamos indexado".
El Estado pone y pone
Las concesiones costaron al Estado más de 770 millones de pesos. Desde
1991 hasta mayo de este año, Economía pagó al conjunto de concesionarios 401,41
millones de pesos en concepto de subvención, y en el mismo lapso dejó de cobrar 368,94
millones por canon. Gracias a una compleja fórmula de ajuste que las empresas acordaron
con el ex ministro de Obras Públicas, Roberto Dromi, a principios de 1991 las tarifas ya
habían llegado a los 2,5 dólares cada 100 kilómetros. Domingo Cavallo renegoció los
contratos y consiguió bajarlas a 1 dólar, pero tuvo que "compensar" a los
concesionarios por achicar su negocio, para evitar que el Tesoro enfrentara juicios
millonarios. Así, les perdonó el canon, otorgó el subsidio y fijó un cronograma de
ajuste de algunas tarifas, a pesar de la Convertibilidad. Además de ese ventajoso
mecanismo de ajuste tarifario, el pliego de licitación estableció las
"franquicias" que le permiten a las empresas atrasar sus obras y un régimen de
penalidades casi inaplicable. Después, hubo otras pruebas de debilidad oficial. Vale
mencionar que en 1993 Economía suspendió un ajuste argumentando que el tránsito rutero
había aumentado más de lo previsto y, por consiguiente, la rentabilidad empresaria.
Semanas después, lo habilitó. |
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