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"La industria seguirá expulsando mano de obra"

Ernesto Kritz, ex asesor de la cartera de Trabajo, aseguró que se ha frenado la creación de empleo. Avanza la precarización.

El sector servicios concentra el 90 por ciento de los nuevos empleos en la actividad privada.
Según Kritz, es la única esperanza para los desocupados. La productividad acabó con el empleo industrial.

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Por Raúl Dellatorre

t.gif (67 bytes) Con singular crudeza, el especialista en temas laborales Ernesto Kritz, hasta hace pocas semanas asesor en la materia del gobierno nacional, aseguró ayer que "la industria manufacturera tiene tendencia en el largo plazo a seguir expulsando mano de obra". También definió que los sectores productores de bienes en general son expulsores netos de mano de obra, mientras que el sector servicios, en particular el financiero, es el que concentra el 90 por ciento de los nuevos empleos en la actividad privada. Dichas conclusiones fueron formuladas en un seminario en el que expuso las conclusiones de un estudio sobre empresas de Capital Federal y Gran Buenos Aires. "El crecimiento de las dotaciones de las empresas entre enero y julio fue cero", afirmó el especialista.

La pérdida de participación en el empleo de los sectores productores de bienes, refirió Kritz, "es común a todos los países donde el crecimiento industrial se hace en base a un aumento de la productividad, porque cada vez más las naciones industriales producen más con menos gente". Pero señaló que "Argentina va a seguir creando empleo en el sector de servicios", donde advirtió que "no todos los empleos son de baja calidad".

El dato curioso es que dichas afirmaciones fueron formuladas en un encuentro organizado por el estudio jurídico de Daniel Funes de Rioja, director del Departamento de Asuntos Laborales de la Unión Industrial Argentina. Funes de Rioja es el más firme impulsor de una mayor flexibilización, que les permitiría a las empresas industriales ajustar sus dotaciones de personal a muy bajo costo de indemnizaciones y extender la jornada hasta 12 horas cuando los requerimientos de mayor producción lo exijan. Puesto en la perspectiva planteada por Kritz, ello se traduciría en una aceleración del proceso de destrucción de empleo en la industria.

El expositor señaló que "todavía el 90 por ciento de las dotaciones de personal de las empresas están bajo contratos fijos (de duración indeterminada)", pero precisó que "en las incorporaciones, mes a mes, pesan más los contratos de duración determinada y el trabajo a prueba". Estimó que "es probable que muchas empresas busquen ese tipo de contratos como una forma alternativa de flexibilización". Dichas modalidades precarias son utilizadas principalmente en los empleos no calificados, refirió Kritz.

Pese a su posición próxima al pensamiento del Gobierno, las reflexiones de Kritz se acercan a las formuladas por el ex asesor de la administración de Bill Clinton en Estados Unidos Jeremy Rifkin. Autor del libro El fin del empleo, Rifkin fue duramente cuestionado por los economistas neoliberales argentinos cuando visitó el país, en 1997, para exponer sus puntos de vista. En su trabajo, el experto estadounidense anticipa la tendencia a la eliminación del empleo industrial en el mundo, como resultado del proceso de globalización, concentración y aumento de la productividad, y el reemplazo del hombre por nuevas tecnologías. En cuanto al sector servicios, señala que será afectado por los mismos fenómenos, y que la creación de empleos de elite en los sectores con tecnología de punta (informática, por ejemplo) será insuficiente para compensar la destrucción anterior.

El análisis de Kritz, en base a encuestas entre empresas, revela que entre los meses de enero de 1997 y 1998, la dotación de trabajadores en el sector privado aumentó en un 5,4 por ciento. Entre enero y julio de este año, en cambio, el nivel de empleo privado no varió. "La creación de puestos de trabajo en la Argentina entró en un amesetamiento", comentó.

 


 

CRITICAS A DUHALDE Y A LA REFORMA LABORAL
Desde el llano, Rodríguez la ve peor

t.gif (862 bytes) El ex viceministro de Economía Carlos Rodríguez pronostica en una flamante publicación del CEMA que la desocupación no bajará del 12 por ciento hacia fines de 1999. Su predicción no se explica por las consecuencias de la crisis asiática y rusa sobre la economía argentina, sino por la reforma laboral que el Gobierno quiere aprobar a toda costa, ya sea por decreto o por ley.

El que fuera hasta el 1º de agosto el número dos de Roque Fernández advierte, en referencia a las candidaturas presidenciales, que "(Eduardo) Duhalde representa por el momento las ideas y métodos del partido corporativo que llevó al país al caos décadas pasadas", en referencia al justicialismo. No fue más condescendiente con la Alianza: "La alternativa de un justicialismo corporativo y populista en la oposición, con los radicales en el gobierno, sería catastrófica".

Rodríguez, de vuelta en la vida académica como rector de la Universidad del CEMA (Centro de Estudios Macroeconómicos de la Argentina) presentó en sociedad el primer número de Análisis, una publicación bimestral que lo tiene como editor, y a través de la cual promete dar su polémica visión sobre la marcha de la economía.

En el número cero, el ex segundo de Roque alerta: "Cuidado con el divorcio de economía y política. La misión del FMI aún no aprobó las metas estructurales ya que no elevó el informe al Directorio. Si el Congreso insiste en su versión de la reforma laboral y en no pasar la tributaria, el Fondo podría no cerrar la revisión del acuerdo, y esto afectaría seriamente a los mercados locales", afirma.

Sobre la crisis, Rodríguez no cree que vaya a golpear a la economía argentina. Y asegura que el crecimiento de este año podría ser del 5,5 por ciento, en tanto que el próximo llegaría al 4,8 por ciento. Sin embargo, destaca que "aun cuando tenemos bien los fundamentals (indicadores económicos), la Bolsa argentina fue una de las más castigadas de Latinoamérica. Eso quiere decir que no nos creen hacia futuro o, en otros términos, que estamos bien pero vamos mal".

En este sentido, sostiene que la reforma laboral crea incertidumbre entre los inversores. Si el proyecto que está en el Congreso es aprobado, "los inversores rápidamente tomarán nota", advierte. En tanto, agrega que "peligra el empleo si la reforma laboral elimina los contratos promovidos y la reforma fiscal no reduce los aportes patronales".

 

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