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LOS BANCOS EMPIEZAN A SUFRIR EL RIGOR DE LA CRISIS. FUERTE CAIDA DE LOS BONOS
Por si faltara algo para correr

El impacto de la crisis financiera ya se hace sentir en el costo de los créditos. Suben las tasas de interés, arrastradas por la caída en el precio de los títulos públicos. Ayer la Bolsa sufrió un nuevo traspié.

La Bolsa volvió a operar en baja, con caídas tanto en títulos públicos como papeles privados.
Un nuevo descenso en la apertura de Japón preanunciaba, anoche, otra jornada difícil para hoy.

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t.gif (67 bytes)  Las acciones y los bonos profundizaron ayer el derrape de sus cotizaciones. Las dos jornadas anteriores, que terminaron con saldo positivo, fueron apenas un descanso para continuar la caída. Los papeles empresarios perdieron en promedio 2,7 por ciento. Y los títulos públicos entre el 1 y el 3 por ciento. El fuerte retroceso de los bonos, del 15 por ciento en lo que va del mes, ya se siente en la economía real: se encarecieron los créditos que toman las empresas y se elevaron las tasas de interés que los bancos ofrecen por los plazos fijos en pesos. Al mismo tiempo, ha comenzado un lento traslado de depósitos en pesos hacia los nominados en dólares. Anoche, en la apertura de la rueda, Japón caía el 2,8 por ciento hasta su nivel mínimo en el año, adelantando otra jornada bursátil complicada para hoy.

Los bancos fueron los más castigados en la rueda de ayer. El derrumbe de las paridades de los bonos afectarán negativamente los patrimonios de las entidades, que poseen una importante tenencia de bonos en sus activos. La caída en picada de los títulos, que se inició por el temor de los financistas a que otros países denominados emergentes declaren una moratoria de su deuda, tal como hizo Rusia, reciente los activos de los bancos.

En ese panorama, no sorprendió a los operadores que el Banco Galicia haya bajado ayer 9 por ciento. En Nueva York, ese papel perdió 10,5 por ciento. A su vez, Bansud declinó el 7,3 por ciento, el Río el 7,0 y el Francés el 3,9.

Como primera medida defensiva ante la crisis, los bancos empezaron a retocar hacia arriba la tasa de interés. Los préstamos en pesos a las empresas de primera línea, a treinta días, se encarecieron un 36 por ciento: pasaron del 8,4 al 11,4 por ciento anual. Para las líneas en dólares, el aumento fue del 21 por ciento: del 7,7 al 9,3 por ciento anual.

También subieron las tasas para retener a ahorristas. En la última semana, la tasa nominal anual saltó del 6,9 al 8,0 por ciento para las colocaciones en pesos a treinta días. Y del 5,9 al 6,0 en los depósitos en dólares. La tasa que se paga entre bancos, en tanto, describió un salto del 7,7 al 9,3 por ciento en pesos, y del 7,1 al 8,5 por ciento en dólares. Hace cinco semanas, antes de que estallara la economía rusa, la tasa interbancaria rondaba entre el 6 y el 6,5 por ciento.

En tanto, se ha empezado a verificar en el mercado una mayor preferencia de los ahorristas por los depósitos en moneda extranjera. Entre el 6 y el 18 de agosto, las colocaciones a plazo en pesos cayeron en 151 millones de pesos --el uno por ciento del total--, y se ubicaron en los 14.692 millones. Al mismo tiempo, los plazos fijos en dólares se elevaron en 157 millones --medio puntos del total--, al totalizar 32.903 millones. También en ese período hubo un traspaso de colocaciones en dólares de mediano y largo plazo hacia las de menos de sesenta días. Los plazos fijos en moneda extranjera a menos de dos meses aumentaron en 310 millones: la mitad se les restó a los depósitos en pesos y la otra mitad a las colocaciones en dólares a más de 59 días.

La crisis que empezó en Tailandia hace trece meses comenzó a sentirse en el sistema financiero. Ahora es la crisis rusa la que golpea sobre los emergentes latinoamericanos. Ayer hubo caídas en todas las bolsas de la región: San Pablo perdió el 3,9 por ciento; Chile, el 4,0 y México, el 3,4. Las plazas europeas, en especial la española porque muchas de sus empresas tienen importantes inversiones en América latina, también son castigadas. En este marco, los financistas temen que la economía estadounidense, la mayor del mundo, se contagie del virus de los emergentes. Mientras tanto, ante ese riesgo, se siguen desprendiendo de los activos de las que ahora para ellos son plazas despreciables.

 

China está en el Roberts

El banco inglés HSBC, que controla el Banco Roberts, tiene un nuevo integrante entre sus cinco mayores accionistas: el gobierno de Hong Kong. Las autoridades de la ex colonia británica, ahora en manos chinas, intervinieron en el mercado bursátil para frenar la caída de ese papel. Con ese objetivo invirtieron cerca de 645 millones de dólares, y se quedaron con el 1 por ciento del holding inglés HSBC. Esa arriesgada jugada, que también la realizaron con otros papeles, muestra la importancia del grupo londinense para la economía de la ex colonia británica. El HSBC tiene una gravitación de casi el 30 por ciento en el Hang Seng, el principal índice accionario de esa plaza.


El FMI nunca se equivoca

"El FMI comprobó que Rusia no estaba en condiciones de cumplir con sus obligaciones y debió modificarlas unilateralmente, algo desafortunado y lamentable", gatilló ayer Stanley Fisher, vicedirector general del organismo. La crítica del funcionario, inusual por tratarse de un país miembro en graves dificultades, apuntó al plan de reconversión de la deuda rusa que contraría sus recomendaciones. Ocurre que, tal como publicó ayer Página/12, a Fisher le cuesta trasladar a otros la responsabilidad del fracasado salvataje del rublo, ahora en caída libre. Al tiempo que acusaba por esta situación al financista George Soros y a Helmut Kohl, canciller de Alemania, el último Boletín del FMI mostró que Fisher fue el impulsor en julio del megapréstamo por 11.200 millones de dólares. El Fondo no sólo auditó (o debió hacerlo) los números de la Federación, sino que además su propio director hizo públicos elogios de las medidas adoptadas por ese gobierno para resolver sus problemas financieros.

 


 

Convertibilidad también fiscal
El déficit con corsé

t.gif (862 bytes) Con la presencia de Roque Fernández, el Senado aprobó anoche en general el proyecto de ley de Convertibilidad Fiscal, logrando un acuerdo poco frecuente entre oficialistas y opositores. La iniciativa, que el justicialista cordobés José Manuel De la Sota presentó proyectando un audiovisual en el recinto, impide a Economía tener un déficit fiscal superior al 1 por ciento del Producto Bruto Interno y crea un Fondo Anticrisis, que debería nutrirse con los eventuales superávits.

La propuesta impulsada por De la Sota es casi un calco de la que hace un par de años elaboró la liberal Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) para sugerirle al gobierno contener el gasto público. El corazón del proyecto es la cláusula que impide tener un déficit fiscal por encima de lo que, a valores actuales del producto, equivale a unos 3400 millones de pesos, muy cerca del proyectado para este año. El segundo condicionamiento es que el gasto sólo podrá aumentar en la medida y proporción que aumente el PBI. Las únicas excepciones a esta regla son los "casos de catástrofe o emergencia interna", determinados por el Ejecutivo.

La iniciativa también plantea la necesidad de que este corsé sea aplicado por las provincias y por el resto de los países del Mercosur a sus propias cuentas. "La clave es el control de gestión para que los gobiernos no puedan gastar por encima de lo razonable", explicaba anoche ante este diario un asesor de De la Sota.

Finalmente, también prevé destinar los eventuales superávits a un Fondo Anticrisis que, además, estará alimentado con un aporte no inferior al "dos por ciento de todos los recursos del Tesoro Nacional" (monto cercano a los 900 millones de pesos cada año) y con el 30 por ciento de lo que se recaude por la venta de activos públicos o por el canon cobrado a las concesionarias de servicios privatizados.

"El proyecto está ampliamente consensuado", aseguraban ayer los oficialistas. Casi al unísono, el economista radical y ex secretario de Hacienda de la Comuna porteña, Adalberto Rodríguez Giavarini, lo avaló expresamente. "Es una señal excelente porque es necesario minimizar los costos de la crisis internacional que le pegan a la Argentina". Sin embargo, los reparos impuestos por algunos senadores de la bancada opositora a aspectos puntuales del texto postergaron para otra sesión su tratamiento en particular.

 

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