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SIN DOLARES Y CON UNA MONEDA DISUELTA, SERIA INMINENTE LA RENUNCIA DE YELTSIN
Boris Alfonsín dejaría el barco

El presidente ruso renunciaría a su cargo apenas el Parlamento confirme al primer ministro Chernomyrdin, que llevaría al país a elecciones anticipadas en tres meses. Este es el último episodio de la crisis del rublo, que liquidó las reservas y amenaza con la hiperinflación.

Yeltsin, en medio de la crisis, permanece recluido.
Proyecta renunciar, y ya se barajan presidenciables.

Desplome: Desde julio, el Banco Central compró rublos por 8800 millones de dólares. Entre el 14 y el 21 de agosto las reservas cayeron en 1700 millones.

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t.gif (67 bytes)  ¿A quién recuerda un presidente que se va antes de finalizar su mandato en medio del pánico económico? Los rumores de renuncia del mandatario ruso Boris Yeltsin se multiplican en la prensa local y ya se amplificó a todo el mundo a través de las cadenas de televisión norteamericanas. La Bolsa de Moscú cayó un 17 por ciento y la desconfianza en el rublo es tal que ya no quedan dólares en el mercado para vender, por lo que el Banco Central dispuso la suspensión por tercer día consecutivo de las operaciones de cambio. El vocero de Yeltsin, Serguei Yastrzhebmski, se reunió con dirigentes de la Duma (Parlamento ruso) para negociar una reforma constitucional que delegue parte de las funciones ejecutivas a los parlamentarios, y para acordar un programa de salvataje económico, que incluye medidas como la renacionalización temporal de algunos bancos, el control de precios y la emisión monetaria restringida.
Es frecuente que cuando una institución sale a desmentir una información la esté confirmando. Yastrzhebmski dijo que los rumores de la renuncia de Yeltsin son “invenciones inútiles que no tienen fundamento” y que ponen en peligro el éxito de la próxima visita del presidente norteamericano, Bill Clinton, que llegará el martes próximo a Rusia. Según la cadena norteamericana CBS –también lo había dicho anteayer la cadena Fox News–, el presidente está esperando que la Duma confirme el nombramiento de Viktor Chernomyrdin como nuevo premier para dar un paso al costado. Entonces asumiría Chernomyrdin como presidente, por un interinato de tres meses hasta la celebración de elecciones anticipadas. El arreglo estaría sido impulsado por la hija de Yeltsin, Tatiana. El presidente, a todo esto, permanecía ayer recluido en su dacha (casa de descanso) de Ruz, a 100 kilómetros de Moscú.
Las sospechas sobre los motivos del cambio de gabinete ocurrido el domingo pasado se consolidaron ayer con una entrevista al ex premier Serguei Kiriyenko publicada por The Moscow Times. Kiriyenko declaró que su salida del gobierno se debe a que intentó intimidar a los llamados “oligarcas rusos”. Boris Nemtsov, que renunció el lunes al cargo de vicejefe del gobierno, le había dicho al diario británico Financial Times que Kiriyenko estaba por iniciar procesos de insolvencia contra las empresas rusas más importantes, las del sector energético. El actual premier Chernomyrdin fue, precisamente, presidente de Gazprom, la empresa energética más importante del mundo, que formó un Estado dentro del Estado ruso. Las otras sospechas apuntan al financista Boris Berezovski, otro de los hombres fuertes en Rusia.
En medio de esta serie de intrigas palaciegas, las pocas casas de cambio que permanecen abiertas en las principales ciudades rusas venden los pocos dólares que quedan a 12 rublos, lo que significa una devaluación de casi un 100 por ciento en apenas 10 días. Luego de que la cotización del rublo se situara rápidamente en la apertura de ayer por encima del 9,5 establecido como tope por Kiriyenko, el Banco Central decidió suspender las operaciones con monedas extranjeras por tiempo indefinido. La entidad bancaria también anunció que, luego de haber perdido 22.000 millones de dólares en sólo una semana para tratar de sostener a la moneda, no intervendrá más en el mercado para no terminar de perder sus reservas. Entre julio y lo que va de agosto, el Banco Central compró rublos por un valor de 8.800 millones de dólares. Las reservas de oro y divisas se redujeron entre el 14 y el 21 de agosto en 1.700 millones de dólares.
“La situación en el país es complicada, pero se puede arreglar”, dijo ayer Chernomyrdin, y agregó que había tomado “varias decisiones importantes con los mejores expertos de Rusia”. El actual premier se reunió en Ucrania a última hora del miércoles con el director del FMI, Michel Camdessus, para analizar la situación, aunque según él “no hemos pedido ningún crédito”. Es que el gobierno ruso debe alcanzar las metas fiscales que se comprometió a cumplir con el organismo internacional para que en septiembre se le libre un tramo de un megacrédito por 4300 millones de dólares. Y por el momento, no parece probable que las cuentas cierren. “Los recursos del FMI suministrados a Rusia han sido malgastados”, dijo ayer el senador republicano Jim Saxton, presidente de la comisión económica del Congreso, lo cual anticipa una reacción negativa de Estados Unidos a cualquier préstamo próximo; el FMI, por otra parte, ya utilizó fondos de reserva para la liberación del crédito anterior. El arrastre de la caída de la Bolsa en Moscú hacia el resto de las bolsas mundiales –especialmente la de Frankfurt, que perdió el 3,26 por ciento de sus acciones– parece acelerar estas precauciones. “Sin las reformas no será posible movilizar dinero de organizaciones internacionales ni desde Alemania”, dijo el canciller alemán, Helmut Kohl.
Pero el tipo de reformas que se están barajando en Rusia no son las que pide Occidente. Alexander Shojin, jefe del partido Nuestra Casa Rusia (NCR) y brazo derecho de Chernomyrdin, dijo que la Duma estaba elaborando un documento para adoptar medidas como “un cierre temporal del mercado, con una cancelación de la conversión interna del rublo”. Yastrzhebmski se reunió con el líder comunista de la Duma, Guennadi Ziuganov, que pretende una renacionalización temporaria de bancos, un control de precios y la emisión regulada de moneda; y Ziuganov señaló tras la reunión que se produjeron avances en este sentido. Con estas noticias, el consejero de Seguridad Nacional estadounidense, Samuel Berger, se manifestó “preocupado” por la “dirección política” de Rusia, “pues si cambiara su rumbo sería una fuente de inquietud para nosotros”.
Shojin agregó que se presentará a Yeltsin un documento que contiene “ideas revolucionarias”, en las que se “recortan los poderes del presidente y amplían las facultades del Parlamento, en particular lo que se refiere a la formación del gobierno”. Por esto, a pesar de las desmentidas del Kremlin, los días de Yeltsin parecen estar contados.

 


 

LA SITUACION DESDE UNA PERSPECTIVA EUROPEA
Qué hacer para restaurar al rublo

t.gif (862 bytes) La escala del desastre económico y político que amenaza a Rusia es tan amplia que requiere un esfuerzo sin precedentes por parte de la comunidad internacional. Pueden estar en juego no sólo la estabilidad futura de Rusia sino la economía global misma, porque los efectos de un crash en Rusia difícilmente podrán limitarse a ella. Es cierto que Rusia no es técnicamente una parte crítica de la economía mundial. Pero, si otro gran segmento de la humanidad fuera a ingresar en las tinieblas económicas, la impresión de descontrol general alimentaría masivamente las movidas de pánico, que pueden tener un efecto tan devastador en la vida económica internacional. El hecho de que Rusia haya entrado en cesación de pagos vuelve más verosímil esta posibilidad.
Hay que librar una batalla decisiva contra esas fuerzas de pánico y temor, y el lugar para librarla –puede decirse– es Rusia. ¿Qué debe hacerse? ¿Las principales economías industrializadas deben respaldar el rublo a pleno, entregando todo el dinero necesario –que bien puede ser una cantidad enorme– para volver a hacer del rublo una moneda verdadera? Como contrapartida, y sin ninguna condición ni vuelta atrás, deben implementarse y aplicarse las reformas que los sucesivos gobiernos rusos han pospuesto constantemente, con la Duma obstruyendo los esfuerzos que sí se realizaron. Esto se aplica especialmente a los impuestos. Es verdad que ésta sería otra versión más de un acuerdo que ya ha fallado dos veces –se dice–, pero esta vez ambos lados realmente van a cumplir.
Es la crisis impositiva del gobierno ruso lo que llevó a la caída del rublo. El dinero ruso sería razonablemente saludable si no fuera por el hecho de que los prestamistas se dieron cuenta de que los ingresos del gobierno por vía de sus disminuidos recibos de impuestos eran insuficientes para pagar sus deudas. Eso desató una fuga de inversores, creando una atmósfera en que todo el mundo decidió que ya no se podía confiar en el rublo. La crisis impositiva es un producto de la contradicción política central en la Rusia de Yeltsin: el hecho de que el gobierno depende y está manipulado por los mismos grupos a que debe disciplinar para estabilizarse. La nueva clase corporativa y financiera rusa no gusta de pagar impuestos y sólo encuentra aceptables los esfuerzos reformistas si les dan nuevas maneras de hacer dinero. Su conducta priva al Estado de ingresos e instala un ejemplo desdichado para el resto, en lo que ya era una cultura de evasión de impuestos.
El regreso de Viktor Chernomyrdin como primer ministro lleva al poder a un hombre notoriamente opuesto en el pasado a desafiar a los irresponsables centros de poder económico en Rusia. De hecho, él era parte de ellos. Pero no es imposible que pueda liderar la conversión de esa clase a la perspectiva de que los intereses rusos deben tomar por un tiempo precedencia a los suyos propios, aunque más no sea porque un colapso general también es una amenaza para ella. En todo caso, ésta es la apuesta que muy posiblemente tengamos que hacer. Chernomyrdin también necesitaría crear –en los hechos, si no también en el nombre– un gobierno de unidad nacional que incorpore los principales partidos políticos, de modo que la Legislatura no vuelva a invalidar la política.
Llevó un largo tiempo convertir al rublo en un dinero de verdad. Pero –pese a todos los desastres, dificultades y saltos de la economía en los 90– gradualmente estaba ocurriendo. Los rusos estaban empezando a comprar, ahorrar e invertir en su propia moneda. De la noche a la mañana, el rublo ha sido demolido. Hay que restaurarlo. El peligro en un gran plan de rescate es que se gaste el dinero pero el rublo siga cayendo y las reformas sigan siendo abortadas. Lo que debe hacer la diferencia ahora es la determinación. Esto es en parte una función de lo seria que es la situación, y no debe haber ninguna duda, dentro o fuera de Rusia, de lo verdaderamente serio que es lo que está pasando.

 


 

CHERNOMYRDIN, ZIUGANOV, LUZhvOV, LEBED Y YAVLINSKY
Los cinco presidenciables de Rusia

Desde Moscú

t.gif (862 bytes) Incluso si Boris Yeltsin se decide a abandonar el Kremlin o se ve forzado a ello, Viktor Chernomyrdin tendría rivales de peso, en unas eventuales elecciones anticipadas o bien en las elecciones del 2000. Cuatro son, por el momento, los otros presidenciables importantes. Gennady Ziugánov, el líder comunista, es el principal rival, pero no sólo de Chernomyrdin, sino también de todos los otros candidatos no marxistas. Ziugánov, el único que tiene prácticamente asegurado su paso a la segunda ronda. En todas las encuestas de los últimos meses en las que se preguntaba a quién votaría uno si las elecciones fueran el domingo próximo, Ziugánov salía ganador. Los otros tres candidatos que competirán con Chernomyrdin para enfrentarse a Ziugánov en la segunda vuelta son el alcalde de Moscú, Yuri Luzhkov; el general retirado Alexandr Lébed, que hoy es gobernador de la enorme provincia siberiana de Krasnoyarsk; y Grigory Yavlinsky, el líder del movimiento Yábloko.
Yavlinsky, el político más consecuente de Rusia y el único que ahora se ha negado a negociar posibles ministerios con Chernomyr-din, representa la oposición democrática al actual régimen, pero no tiene posibilidades de ganar. Sin embargo, sus votos –en torno del 9 por ciento según los sondeos– pueden resultar decisivos si se decide a apoyar al candidato que se enfrente a Ziugánov. Lébed, como quedó demostrado en las elecciones a gobernador celebradas hace unos meses en Krasnoyarsk, es un candidato peligroso, que tiene posibilidades de pasar a la segunda vuelta. Todo dependerá de los apoyos que logre obtener y si la coalición con Chernomyrdin y el magnate Boris Berezovski se concreta o no. Estos tres políticos, más el líder de Tatarstán, Mintimer Shaimíyev, firmaron a fines de julio una carta abierta conjunta sobre las relaciones de Moscú con la rebelde Chechenia. El documento fue interpretado como una declaración de intenciones para formar una alianza política de cara a los próximos comicios. De plasmarse esta unión, la jefatura del Estado y del gobierno se repartirían entre Chernomyrdin y Lébed. El problema es que ambos tienen ambiciones presidenciales. “Lébed nunca más será nombrado; sólo elegido”, dijo recientemente sobre sí mismo el carismático general.
Luzhkov es el rival más peligroso para Chernomyrdin y Lébed. Excelente alcalde según opinión casi unánime de los moscovitas –sacó más del 80 por ciento de los votos en las elecciones de 1966–, ahora parece haber formado una paradójica alianza con Anatoly Chubáis, el ultraliberal al que tan duramente criticó por su programa de privatizaciones. Si el tándem Chernomyrdin-Lébed cuenta con el apoyo abierto del multimillonario Berezovski y, a la luz de los últimos acontecimientos, probablemente también del nuevo superbanco formado por Unexim, Menatep y Most, la alianza Luzhkov-Chubáis deberá apoyarse ante todo en la infraestructura financiera y comercial que el alcalde ha creado en Moscú. Con su discurso abiertamente nacionalista, Luzhkov puede quitarles numerosísimos votos a los comunistas –los comicios para alcalde los demostraron– y, según las encuestas, es el único que hoy podría ganar a Ziugánov en la segunda ronda.

 

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