Por Esteban Pintos
La islandesa Björk
se hizo notar desde el mismo momento en que llegó a Buenos Aires para presentarse por
primera vez en Argentina con dos shows a lleno total, anoche en el Luna Park y hoy, en la
reinauguración del Teatro Opera. Apenas cumplió con sus trámites aduaneros, la pequeña
llamativa cantante se subió literalmente, eso sucedió a un carro para
transportar equipaje y a bordo de él, atravesó el hall del aeropuerto ante la mirada
atónita de los taxistas caza-pasajeros y de la gente en general. Entrada triunfal a un
mercado, si las hay. Horas más tarde, con el mismo humor y acompañada de un pequeño
radiograbador que emitía música que genéricamente podría denominarse tecno (así posó
para las fotos), contestó preguntas en su simpática adaptación islandesa del inglés,
siguió el tren de uno de esos cronistas-bromistas de la televisión actual (el de pelo
verde, en este caso) y se sumergió en largas lucubraciones sin final cierto a partir de
una pregunta concreta. Así parece ser ella. Con cuatro discos en su haber en los últimos
ocho años, Debut, Post, Telegram y Homogenic, esta cantante, compositora, intérprete y
productora, es a esta altura la figura más clásica de las modernas en el panorama de la
nueva música internacional.
Ante la consulta de Página/12 sobre su proyecto cinematográfico junto al director danés
Lars von Trier tentativamente titulado Dancer in the dark, elevó una pícara
mirada, suspiró y dijo está muy frágil hasta el momento. Es la clase de cosa que
si intento describir, quizás muera... Sé que será algo muy instintivo, algo que
definitivamente nunca hice antes. Después siguió hablando sobre el director danés
de Contra viento y marea (mi película favorita, dijo), de quien realizó una
extensa y curiosa descripción. Es una persona hermosa y el más obsesivo con la
integridad que conozco, uno de los casos más extremos de agarofobia que he visto. No ha
salido de su casa desde que nació, muchas veces lo han invitado a festivales y no ha
concurrido. Es más, durante muchos años la gente que trabaja con él le preparó una
casa rodante con todas sus cosas favoritas, intentando convencerlo de que fuese a otros
lugares. Pero no lo hace. Y no es una debilidad, eso es lo más extraño. Si trabajás con
él tenés que tener claridad y coraje, porque nunca habrá un momento de falsedad. Todo
es puro, aunque duela.
Así, dispersa pero dispuesta, dijo que cuando hace frío prefiere usar un vestido de
color rojo y que su misión como artista es hacer que un sueño se vuelva realidad.
Escucho desde niña una música en mi cabeza y es algo egoísta de alguna manera,
pero trato de hacerla salir hacia afuera. Tengo la cabeza llena de ella. Si no trabajase
en sacarla explotaría y me autodestruiría. Todavía no tuve éxito, pero si tengo
suerte, tengo 50 años más para seguir intentándolo. Sobre dos de sus más famosos
co-equipiers en composición, producción y grabaciones, Nelle Hooper y Tricky, contó que
se trata de gente que es verdaderamente original: Nelle Hooper, por ejemplo, es una
especie de personaje escapado de una película de James Bond. Con él elijo ser la chica
indefensa que compone y cantante. Con Tricky es bien diferente: es alguien que te
descoloca constantemente, su cualidad favorita es la impredecibilidad. Se puede arreglar
con él para estar en un estudio a las doce en punto y es capaz de llamarte una hora
después para contarte que está con un amigo suyo boxeador de Manchester y que te invita
para emborracharse juntos. Después, cuando nadie lo está esperando y ni siquiera hay un
ingeniero en el estudio, podes hacer con él 5 canciones en 10 minutos.
Sin embargo, Björk relativizó las especificidad de funciones en la tarea de crear
música en un estudio. Creo que las funciones de compositor, productor, escritor de
letras, no son tan ciertas en verdad. Me gusta entrar en una habitación con una persona
que te excite musicalmente y estar lista para ir a por eso. Si yo siento que hay un
ambiente creativo en la habitación, trato de no interferir y puedo dedicarme a hacer
café. Ysi tengo que contar chistes, también lo hago... Si tengo que tocar teclados, la
batería o hacer de ingeniero, también. Y en el final del trabajo, resulta difícil
discernir quién hizo tal cosa y quién hizo la otra, puedo cocinar la cena o producir.
Usualmente, cuando me decido a trabajar con alguien no sabemos antes quién va a hacer
qué cosa. Después, cuando volvés a la realidad y estás firmando contratos delante de
un abogado, ahí empezamos a pensar y decir vos lo produjiste, vos lo arreglaste....
De soporte, un tapado, Mike Paradinas
Por E. P.
Mike Paradinas es el
tapado que abre los shows de Björk con un aluvión de sonidos tecnológicos,
discriminables en estilos de nombres tan extraños como llamativos para el oído del
escucha rocker argentino medio todavía no acostumbrado a la nueva ola:
drumnbass, electrofunk, ambient, techno house y siguen las firmas, que él
simplifica con el término electrónica. Un personaje alto y flemático que de
tan normal puede convertirse en extraño, considerado por la prensa especializada del
primer mundo como una de las figuras clave del movimiento electrónico de la década, que
acredita una inusual cantidad de singles, EPs, álbumes y remixes (nada menos que
¡38!) editados en apenas cinco años y he aquí otra particularidad bajo
diferentes alias, nunca con su verdadero nombre. A saber: alternativamente, este hombre
nacido en 1971 en Wimbledon (en las afueras de Londres), ha firmado sus obras como Jake
Slazenger, Kid Spatulas, Gary Moscheles y u-Ziq (pronúnciese como meew-zeek o en una
simplificación brutal, muziq), el último de los cuales es su favorito, según concede.
No hay ninguna explicación muy extensa para los nombres y la cantidad de discos, se
trata de diferentes estilos musicales sólo los hago y las compañías quieren lanzarlos,
y como salen por diferentes compañías..., le dijo a Página/12, un rato antes de
subir al escenario para oficiar de número de apertura de la cantante islandesa.
Lo que en Estados Unidos se entiende como música electrónica no deja de ser rock.
Artistas como Prodigy o Chemical Brothers lo son, y no creo que representen una
revolución que matará al rock o algo por el estilo como algunos creen. Siempre habrá
chicos dispuestos a hacer rock con guitarras, bajo y batería, sostiene. Esa idea,
para él, se afirma en una estado circular de los momentos de cada estilo en cada década.
Revival infinito, define quién no hace música con computadoras y que no
está conectado a Internet (será una revolución, pero a mí me aburre,
comenta). Por eso cree que habrá grandes cambios con el fin del milenio, esperando que, y
lo dice con marcado tono irónico, una próxima moda inunde de country-folk a todo el
planeta. No quiero estar ahí, prefiero estar tocando mi música cuando todos estén
bailando a lo
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