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Ni loco devaluaría. Si no entramos en pánico, a partir de enero las cosas van a andar muy bien en nuestro país y en el Mercosur. El presidente Carlos Menem habló ayer intentando restablecer el equilibrio que no encuentran los mercados. El crac mundial mantiene sus alas desplegadas, disparado por la crítica situación en Rusia. Aunque ayer le dio un respiro a América Latina, volvieron a caer los mercados desarrollados, Europa y Estados Unidos, confirmando que se acabó la inmunidad en la debacle bursátil. En este marco, las palabras de Menem sonaron más a un mensaje de aliento que a una demostración de capacidad para ponerle el pecho al movimiento enloquecido de los mercados. En la city nadie cree que el alza del uno por ciento de ayer en el índice de acciones líderes MerVal refleje un cambio de tendencia. Más bien, los financistas privilegian la señal que dejó Wall Street que perdió el 1,4 por ciento y las caídas registradas en las principales bolsas europeas, de entre el 0,9 y el 2,2 por ciento. En la semana que pasó, los papeles empresarios sufrieron un derrape del 10,5 por ciento. En lo que va de agosto, la baja llega al 38,1 por ciento, cuando aún queda una rueda para terminar el mes. Que tanto Estados Unidos como Europa sufran por el malhumor de los inversores no hace más que añadirle incertidumbre a la crisis. Si, efectivamente, estas plazas dejan de ser testigos y se convierten en actores de la desvalorización de los activos, la incógnita ya no sólo remitirá al momento en que terminará el sacudón sino, además, a la magnitud de la caída de la economía mundial. Afectados Japón, Rusia y los tigres y tigrecitos asiáticos, Estados Unidos es quien por ahora garantiza el envión de las economías. Los economistas tratan de imaginar las salidas y evitar que el crac se expanda. Al respecto, Guillermo Calvo avizoró que si Wall Street se desbarranca, la Reserva Federal (banca central norteamericana) bajará las tasas de interés para normalizar la situación. La crisis se está globalizando y tal vez sea el principio de la solución del problema, porque ya no está en nuestras manos sino en las de la Reserva Federal, se esperanzó el especialista. Con el escenario actual, el economista de FIEL Ricardo López Murphy prevé que el PBI crecerá menos del 3 por ciento en el 99. Los operadores de la city encontraron ayer un aliciente en los bonos. Tras el derrumbe del jueves, los títulos Brady subieron entre 1,8 y 6,8 por ciento. Y los globales, entre 5,3 y 7 por ciento. Dicha recuperación parcial enfría el comportamiento de las tasas de interés, que durante toda la semana fueron escalando posiciones. Esa suba y la avalancha de productos asiáticos, tras las devaluaciones de sus respectivas monedas, preocupan especialmente a los empresarios. Para analizar posibles medidas antidumping que pongan freno al ingreso de productos de Oriente, se encontrarán pasado mañana funcionarios de Economía y de la Jefatura de Gabinete con los hombres de empresa.
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